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PEDIDO POR EL PRECIO DE LOS REMEDIOS DEL SIDA
Buscando un acuerdo global

La Sociedad Internacional de Sida convocó a los laboratorios a un acuerdo para bajar el precio de los cócteles. Lo hizo en Buenos Aires, sede de la próxima Conferencia de Sida, en julio.

Reunión preparatoria en Buenos Aires por la conferencia de la Sociedad Internacional de Sida.

Por Pedro Lipcovich

El secretario general de la Sociedad Internacional de Sida (IAS) demandó, desde Buenos Aires, que los laboratorios farmacéuticos se avengan a un acuerdo global para disminuir los precios de los remedios en los países más pobres y recordó que el 90 por ciento de los enfermos del mundo no tiene acceso a tratamiento. El reclamo se concretó en una reunión preparatoria de la Conferencia de la IAS que se efectuará en julio, por primera vez en la Argentina. Pedro Cahn, quien presidirá la conferencia, señaló que los pacientes argentinos padecen “un sistema darwiniano, donde sólo sobreviven los más aptos en la carrera de obstáculos para conseguir medicamentos”. De los 130.000 infectados de la Argentina, 25.000 están en tratamiento y otros 50.000 deberían estarlo pero ignoran que tienen el VIH.
El Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas convocó para este año a una asamblea especial, inédita, a fin de que los líderes del mundo enfrenten la realidad de la epidemia: “Es que el VIH, que en algunos países afecta al 30 por ciento de la población, es ya una amenaza a la estabilidad mundial”, señaló Lars Kallings, secretario general de la Sociedad Internacional de Sida. De las 60 millones de personas infectadas hasta ahora, 22 millones ya murieron, “la mayoría por no tener acceso a los tratamientos, como sucede con el 90 por ciento de los pacientes”. Por eso, Kallings aboga por “acuerdos internacionales con las compañías de medicamentos” y señala que “el juicio que un conjunto de laboratorios entabló contra el gobierno de Sudáfrica es un mal camino”.
Las empresas procuran detener a ese gobierno en su propósito de fabricar medicamentos “genéricos”, sin pagar patentes, que ya han concretado países como India y Brasil. Sus costos bajaron así “de 10.000 a 350 dólares por año y por paciente”, destaca Kallings, partidario de “una escala de precios diferencial, según el producto bruto interno de cada país”, aun admitiendo que “habría que controlar el riesgo de reexportación clandestina hacia los países más ricos”.
Por su parte, Julio González Montaner, el argentino que dirige el Centro de Excelencia para VIH/sida en Vancouver, Canadá, recordó la fórmula según la cual “el sida pone de relieve los problemas sociales” para observar que, en los países donde la epidemia es más grave, “la falta de programas y sistemas de salud elementales hace que la disponibilidad de medicamentos no pueda, por sí misma, resolver el problema”.
En la Argentina, “aunque, como Uruguay, Costa Rica y Brasil, ofrece en principio amplio acceso a los tratamientos, sin embargo rige un sistema ‘darwiniano’, donde sobreviven los más aptos: los que vencen en la permanente carrera de obstáculos para conseguir los remedios –graficó Pedro Cahn–. De las 130.000 personas que se estiman infectadas, 25.000 iniciaron tratamiento y unas 50.000 ya necesitarían iniciarlo pero no saben que tienen el VIH”.
Por fortuna –y por ahora– la resistencia a los antirretrovirales no creció en la Argentina: Horacio Salomón, director del Centro Nacional de Referencia en Sida de la UBA, señaló que “en personas que nunca recibieron tratamiento no se encontró resistencia significativa; en Estados Unidos y Canadá, la resistencia afecta al 15 por ciento de la población”.
Para enfrentar esas resistencias y para aumentar la efectividad de las terapias está en marcha una nueva generación de antivirales, que anunció ayer Dana Gabuzda, profesora de la Harvard Medical School. Funcionan así: “El virus tiene una envoltura que, para entrar en la célula del organismo humano, debe ‘pegarse’ a unos receptores que hay en la membrana celular, llamados CCR-5: se está ensayando, ya sobre seres humanos, una droga que, al inhibir estos receptores, cierra el ingreso al VIH”. La segunda nueva estrategia –ya en las últimas fases de investigación– es un fármaco llamado T-20, que opera en forma similar pero sobre el virus: “Al bloquear la envoltura del VIH le impide actuar sobre las células”.

 


 

TRES CASOS FATALES DE LEPTOSPIROSIS EN QUILMES
Las ratas que traen muerte

Tres personas murieron y al menos sesenta debieron recibir atención médica durante la última semana, en el partido bonaerense de Quilmes, a raíz de un brote de leptospirosis, una enfermedad infecciosa transmitida por ratas y perros vagabundos. Ayer, el intendente quilmeño Fernando Geronés anunció la formación de un comité de emergencia –integrado por varias secretarías del municipio, entre ellas las de Salud y Obras y Servicios Públicos– que tendrá a su cargo la coordinación de tareas en dos áreas principales: la atención de la salud de los habitantes del partido y el saneamiento del medio ambiente en las zonas afectadas.
“La leptospirosis es una enfermedad que compromete el estado general del organismo, porque ataca varios sistemas: el digestivo, el renal, el neurológico y el respiratorio”, señaló a Página/12 el doctor Horacio Guerrero, director de la Región Sanitaria VI, dependiente del Ministerio de Salud bonaerense. El problema de detección de la enfermedad radica en su sintomatología, que es muy similar a la de una gripe fuerte: fiebre alta, dolor muscular, cefaleas y náuseas. “Los pacientes que murieron tuvieron un diagnóstico tardío, demoraron en consultar pensando que era gripe”, indicó Daniel Agüero, secretario de Salud de Quilmes.
La primera muerte se produjo hace una semana: Luis Alfonso, un vecino del barrio Monte Matadero, en Quilmes Este, se contagió mientras festejaba el triunfo de su equipo de fútbol, metido en una zanja. “La enfermedad se transmite a través de la orina de ratas y de perros, que luego contamina el agua y el barro”, explicó Guerrero. El jueves murió Natalia del Moro, una joven que estaba internada en el Hospital Muñiz, que contrajo la enfermedad jugando al carnaval con agua y barro, en su casa de Bernal Oeste.
La tercera muerte se produjo ayer a la mañana, en el Hospital Iriarte de Quilmes, y habría una cuarta, pero aún no está confirmado el diagnóstico de leptospirosis. Del resto de las personas infectadas, sólo seis quedaron internadas. Los otros enfermos están bajo tratamiento con antibióticos y cada 24 horas son atendidos en los hospitales zonales. El diagnóstico se está realizando a través del Centro de Zoonosis de Azul, donde, además de las muestras de sangre de los pacientes, se están analizando las muestras tomadas a los perros callejeros.
El hecho de que los casos graves se hayan dado en distintas localidades del partido, facilitó el rápido despliegue de las acciones preventivas. “Formamos comisiones con los vecinos de cada barrio para difundir un plan que evite la propagación de la enfermedad”, comentó Agüero. La Secretaría de Obras y Servicios Públicos de Quilmes, por su parte, tendrá a su cargo las tareas de desratización, eliminación de basurales y desinfección de zanjas.

 

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