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LOS ZAPATISTAS PERMANECEN EN MEXICO D.F. Y HABLARAN ANTE EL CONGRESO
Cuando la montaña va al Parlamento

Después de una verdadera prueba de fuerzas, el Subcomandante Marcos aceptó permanecer con sus huestes en la capital mexicana y la semana próxima los zapatistas podrán entrar al Parlamento para defender la ley indígena, mientras el presidente Vicente Fox avanzaba en el cumplimiento de las demandas insurgentes.

Por Juan Jesús Aznarez *
Desde México D.F.

La Cámara de Diputados del Congreso de México había aprobado en la noche del jueves, en una sesión histórica –en el último minuto y por 218 votos a favor 210 en contra, siete abstenciones y con 63 ausentes–, ceder la tribuna principal de oradores al Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) para que pueda defender un proyecto de ley que abre el paso al reconocimiento constitucional y amplia autonomía de los 10 millones de indígenas. “Parece que se está abriendo la puerta del diálogo. En consecuencia, el EZLN ha decidido posponer su salida del Distrito Federal”, respondió ayer el Subcomandante Marcos a la invitación del Congreso. Fernando Yáñez, “el Comandante Germán”, el único sin pasamontañas, se reunió ayer con los diputados para armar el formato de la presencia zapatista en el Congreso, que podría ocurrir el martes próximo. A su llegada de la California norteamericana, el presidente mexicano Vicente Fox anunció el desmantelamiento de otro cuartel militar en Chiapas y la liberación de cinco presos zapatistas más. Los medios destacaron la decisión del Parlamento como un triunfo del EZLN.
La votación en el Congreso coincidió con la llegada a las inmediaciones del Palacio del Legislativo del líder político del EZLN y otros 23 jefes insurrectos, y de los miles de simpatizantes que ocuparon todos los accesos con pancartas y vítores. Mientras los diputados mexicanos procedían a sufragar y observaban, expectantes, el escrutinio reflejado en una pantalla electrónica, la delegación del grupo alzado en armas en Chiapas desde 1994 y sus incondicionales coreaban slogans en el exterior, y reclamaban ser escuchados por el pleno de las dos Cámaras.
Marcos pronunciaba un discurso, paralelamente a los gritos de ¡México, México! coreados en el hemiciclo por los diputados de los partidos de la izquierda favorables a su entrada en la sede legislativa.
El partido gubernamental, el Partido Acción Nacional (PAN) votó en contra de la entrega de la tribuna de oradores, aunque registrándose diferencias entre los diputados obedientes a la dirección del partido y aquellos que secundaron la convocatoria de Fox, favorable a abrirle las puertas del Parlamento a Marcos. Los partidos dieron libertad de voto a sus diputados, pero el portavoz del Partido Revolucionario Institucional (PRI) pidió a su grupo aceptar el ingreso del EZLN. Varios de sus escaños, no obstante, votaron con el PAN y contra la aprobación de la resolución propuesta por la mesa directiva. El Partido de la Revolución Democrática (PRD), centro izquierda, y el Partido del Trabajo (PT) votaron en bloque a favor. El PAN tiene 207 escaños, el PRI, 210, el PRD, 56, el PT, ocho, y otras formaciones menores completan los 500 asientos
La resolución revistió un formato de compromiso para poder ser aprobada: se cedió el salón de plenos al EZLN, y la tribuna de oradores, pero los legisladores no asistirán a una sesión plenaria de las dos Cámaras del Congreso: diputados y senadores; la reunión en el salón de plenos será, de hecho, una sesión de las comisiones de Asuntos Indígenas, Estudios Legislativos y Puntos Constitucionales, a la que podrán asistir todos los diputados y los 128 senadores del Congreso que lo deseen, esto es los 618 legisladores.
Felipe Calderón Hinojosa fue el portavoz del partido gubernamental, y subrayó, en un discurso de 20 minutos, que el Congreso no puede someterse a la presión de un grupo sublevado en armas, que no es democrático y trata de imponer sus posiciones a los representantes de la sociedad mexicana. “Ni Marcos, ni Fox mandan en esta Cámara de Diputados –dijo–. Estamos aquí por una razón fundamental, y no menor, estamos aquí por los votos de millones de mexicanos que en una república representantiva se representa por el Congreso –agregó Calderón–. Estamos aquí porque hemos enfrentadola prueba de las urnas y porque hemos apostado por la democracia, y porque tenemos legitimidad democrática.” Calderón Hinojosa pidió al EZLN que asumiera la democracia representativa de México, “que acuda a las urnas como todos hemos ido”.
El presidente de México, de viaje en California, había efectuado gestiones en su partido para evitar que la delegación zapatista volviese a Chiapas denunciando haber sido ignorada por el Congreso. No obstante, los sectores duros de su partido, principalmente aquellos liderados por el coordinador del grupo parlamentario en el Senado, Diego Fernández de Cavallos, rechazaron, como una claudicación, la tolerancia presidencial con los encapuchados. En las afueras del Congreso, los simpatizantes zapatistas quemaron un monigote representando a Fernández de Cevallos.
La defensa de la entrega de la tribuna de oradores correspondió al diputado del Partido de la Revolución Democrática (PRD), Martí Batres, quien subrayó la potestad de la Cámara de Diputados para establecer situaciones de excepcionalidad, como la planteada con la llegada a Ciudad de México de la expedición zapatista. “Por supuesto que hay que defender al Parlamento –dijo–. Pero lo que no podemos hacer es proteger al Parlamento del propio pueblo (...) Sería absurdo contraponer a los representantes con sus representados. Esta es la casa del pueblo, la casa de la representación popular, y tenemos un pueblo al que hay que escuchar, porque tenemos que tomar decisiones y legislar en función de lo que ese pueblo nos diga.” Bartres dijo que el Congreso ha escuchado a otros ciudadanos mexicanos cuando consideró que había que escucharlos, y mencionó el foro de mujeres desarrollado en el hemiciclo el 8 de marzo de 2000.
El diputado definió al EZLN, citando la ley que dio origen a la Comisión de Concordia y Pacificación (Cocopa), encargada de pacificar Chiapas, como “el grupo de personas que se identifica como una organización de ciudadanos mexicanos, mayoritariamente indígenas, que se inconformó por diversas causas, y se involucró en el conflicto”.
Los zapatistas, de aceptar el formato de comparecencia, aprobado por la Cámara de Diputados, defenderán en la tribuna el proyecto de ley redactado en 1996 por la Cocopa, cuya traducción constitucional afectaría a las 57 etnias nacionales, que agrupan el 10 por ciento de los 100 millones de habitantes de México.

* De El País de Madrid. Especial para Página/12.

 

Claves

Los zapatistas aceptaron la oferta de la Cámara de Diputados mexicana de hablar en la tribuna principal del Congreso para abogar por la aprobación de la ley indígena, cuyo borrador data de 1996.
Por lo tanto, el EZLN pospuso su partida hacia Chiapas, prevista para ayer. La presencia zapatista en el Parlamento podría darse el martes.
Sin embargo, la relación de fuerzas en el Congreso no es favorable a las demandas del EZLN. Los huesos duros de roer son el oficialista Partido Acción Nacional (PAN), que se enfrenta al propio presidente Vicente Fox, y un sector del opositor Partido Revolucionario Institucional (PRI).

 

EL PARTIDO OFICIAL VOTO CONTRA LOS CONSEJOS DE FOX
Un presidente en la cuerda floja

Por J. J. A.
Desde México, D.F.

Las votaciones de la Cámara de Diputados de México que permitirán el acceso del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) al salón de plenos y a la tribuna de oradores, evitaron su hostil regreso a Chiapas, pero demostraron también que el presidente, Vicente Fox, no dispone de un partido que secundará fácilmente las iniciativas de gobierno. El oficialista Partido de Acción Nacional (PAN) ignoró la esencia de las recomendaciones presidenciales sobre Chiapas, y votó en las dos Cámaras contra la entrega de la tribuna a los insurrectos.
Cuando todavía debe definirse el día en que el Subcomandante Marcos hará uso de la principal tribuna del país para defender el proyecto de ley indigenista redactado en 1996, el conservador PAN rechazó casi en bloque la propuesta de entregársela. La negativa llegó precedida por ácidas discrepancias entre los diputados fieles a la dirección del partido y aquellos que deben su escaño al tirón demostrado por el jefe de gobierno en las elecciones generales del pasado dos de julio. Un total de 18 diputados no acudieron el hemiciclo y determinaron así la derrota del partido gubernamental: 220 votaron en favor de la entrada de la guerrilla en el Parlamento, 210 en contra y siete se abstuvieron. El PAN había ganado antes en la Cámara de Senadores: 52 votaron en contra, y 47 a favor.
“Hoy por hoy, Vicente Fox pareciera ser el primer presidente mexicano desde Porfirio Díaz (1830-1915) que no tiene partido –opina el analista e historiador Lorenzo Meyer–. Por un lado le da una gran libertad de acción, y sus posiciones pueden ir de la derecha al centro e incluso a la izquierda, pero por el otro lo deja sin un instrumento indispensable en su labor legislativa en particular y de gobierno en general.” Si bien esto se maquilla como una saludable manifestación de la independencia de los poderes del Estado, los efectos prácticos pueden complicar el mandato de Fox, necesitado de mayorías parlamentarias para aprobar reformas políticas y económicas en preparación.
La plural composición de las Cámaras obligará a la presidencia a un difícil trabajo de equilibrio. El PAN controla 207 de los 500 diputados de la Cámara baja, el Partido Revolucionario Institucional (PRI), que el pasado año perdió su hegemonía de 71 años, cuenta con 210, el Partido de la Revolución Democrática (PRD), centroizquierda, 52, el Partido de Trabajo, izquierda, ocho; otras formaciones menores completan los escaños. El PRI tiene 60 de los 128 asientos del Senado, el PAN, 46, el PRD, 16, y el partido Verde Ecologista, cinco. “Respeto a Marcos, a Guillén o cómo se llame”, declaró Felipe Calderón Hinojosa, jefe de bancada del PAN en el hemiciclo, durante su discurso ante el histórico pleno de la tarde del miércoles. “También respeto y aprecio al presidente, pero, señores, con todo y ese respeto a ambos, no puedo ser parte de un Congreso que sea rehén de ninguno”.
EL PAN es rehén de su pasado, y la historia y la evolución política y social de México explican la precaria convivencia del presidente con sus flancos más conservadores del partido. Franquista, pío y plutócrata en sus orígenes, Acción Nacional nació a principios del siglo XX para oponerse al PRI, fundado por caudillos revolucionarios, y registró a partir de 1982 una pugna entre los dogmas, y la irrupción del liberalismo y de las nuevas formas de hacer política. El fallecido Manuel Cluthier, primero, y Vicente Fox, en la década del 90, lideraron ese asalto, pero hombres como Diego Fernández de Cevallos, coordinador de senadores, ocupan todavía espacios fundamentales en el partido, y no parecen dispuestos a facilitar todos los requerimientos del iconoclasta ranchero. Desde luego, estas actitudes no se limitan a los congresistas, sino que tienen raíces muy profundas en los sectores más concentrados del empresariado. “Se están humillando el gobierno y el presidente, pero yo creo que eso lo hace crecer porque está haciendo lo indecible para solucionar un problema que atañe a todos los mexicanos”, fue la ambigua declaración del presidente saliente de la Confederación de Cámaras Industriales de México, Alejandro Martínez, ante la carta que envió Fox a Marcos para restablecer el diálogo.

 

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