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�La vida privada de la historia�

Norma Morandini explica la lógica del especial sobre el golpe militar que concretó para Canal 7, que lo pondrá al aire esta noche, a las 21.

Postura: �La historia que queda escrita se ocupa sólo de lo sucedido en las esferas de poder. Este programa reconstruye la historia desde la gente que la sufrió�.

“Todos necesitamos evocar para comprender”, dice Morandini.
El programa busca “reconstruir”
las historias que hacen la Historia.

Por Emanuel Respighi

“La historia necesita recordar para enseñar, y las personas necesitamos evocar para comprender.” Esta definición presidió la realización de un especial sobre el golpe de 1976, que esta noche pondrá al aire, desde las 21, Canal 7. La periodista y conductora Norma Morandini destaca que concretó el programa a partir de los escasos recursos y la innumerable cantidad de obstáculos que definen hoy la lógica del canal estatal, pero cree que el esfuerzo valió la pena. La idea central es que el programa reconstruya las sensaciones y vivencias de la gente aquel triste 24 de marzo de hace un cuarto de siglo. “La pretensión es reconstruir la historia pequeña que está en minúsculas y que no es la que queda para la posteridad. Cuando los argentinos pensamos en el golpe, hablamos desde el dolor que nos dejó la dictadura. Por eso quiero transmitir cómo fue aquel 24 de marzo a través de material de archivo, diarios y testimonios de famosos y gente común”, cuenta Morandini al explicar la lógica de “Operación Aries: la vida privada de la historia”.
–¿Por qué se presenta el especial como “la vida privada de la historia”?
–La razón es que la historia que siempre queda escrita se ocupa sólo de lo sucedido en las esferas de poder, lo que puede generar que los ojos de análisis actuales interpreten el pasado desde una visión subjetiva, acotada. Por eso evité realizar el programa con opiniones de los protagonistas de la época o gente que participó directamente del golpe como víctima o sustentándolo políticamente. Preferí hacer una reconstrucción desde otro lado, desde la gente que también lo sufrió. Como Antonio Gasalla (que ese día estrenaba un espectáculo, que fue censurado), algunos exiliados, los jueces de aquel entones y un puñado de gente común.
–¿Qué la llevó a recrear sólo el día del golpe?
–Es que el 24 de marzo de 1976 es un día que marcó y dividió nuestra historia contemporánea para siempre. Creo que tener la posibilidad de ver imágenes de archivo de lo que se decía y hacía en aquel entonces será muy aleccionador para los argentinos. Siempre es bueno que uno pueda mirarse en el pasado. El especial intenta contar los hechos, y no interpretarlos, con el objetivo de que la gente haga su propia interpretación.
–¿Qué sintió al volver a vivir aquel día?
–Sentí que la gente de mi generación, que en aquella época rondábamos los 20 años, al evocar esos años se emociona. Esto me hace pensar, un cuarto de siglo después, que esa emoción que se desprende de los testimonios se debe al haber sobrevivido. Entonces, el recordar el 24 no tiene sólo un sentido trágico, si no que se puede pensar aquella fecha desde la sobrevivencia de una generación.
–¿Cómo evalúa el accionar de la sociedad de entonces?
–Somos una sociedad que históricamente no se hizo cargo de sus responsabilidades, debido seguramente a que siempre estuvimos dominados por el poder y el autoritarismo, que canceló la dinámica que tiene toda sociedad en libertad. Y, entonces, siempre le echamos la culpa al poder y nunca hacemos un poco de mea culpa. Fue una sociedad que apañó el golpe. Aunque, es cierto, en las dictaduras el margen de acción disminuye por la acción del miedo, que amordaza y maniata a la sociedad.
–¿Piensa que la sociedad tomó conciencia de todo lo que cambió en el país a partir de aquel día?
–Considero que sí. Hoy ya nadie puede decir en nuestro país que no pasó lo que en realidad pasó, como se escuchaba hasta hace no muchos años. Pero hay algo que me preocupa con el proceso de institucionalización de la memoria de hoy en día: el riesgo de que los jóvenes, ante la falta de prestigio y credibilidad de las instituciones, duden de la verdad histórica. Por eso creo que el único anticuerpo para evitar caer en errores pasados, es crear y consolidar una cultura democrática.

 

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