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BOCA GANO POR PRIMERA VEZ EN LA BOMBONERA
Salió del fondo

El 1-0 sobre Huracán, con gol de Riquelme de penal, le permitió a Boca abandonar el último lugar en la tabla del Clausura. Pero Bianchi y los jugadores no se engañaron con la victoria y reconocen que siguen teniendo problemas en la definición. A Barijho lo aplaudieron los hinchas del Globo...

Por Ariel Greco

Boca cortó la racha. Luego de cuatro partidos sin triunfos, el equipo dirigido por Carlos Bianchi ganó en la Bombonera por primera vez en lo que va del campeonato y abandonó el fondo de la tabla. La victoria 1-0 ante Huracán fue tan merecida como difícil, por lo que el desahogo del final fue más que previsible. Claro que, más allá de los tres puntos obtenidos, Boca sigue padeciendo sus ya crónicos problemas de definición y por esa razón debió sufrir hasta el último minuto en un encuentro que pudo haber definido antes. Incluso, la única manera que encontró para vulnerar a Martín Ríos fue a través de un penal, que convirtió con clase Juan Román Riquelme.
Con la necesidad de revertir el pobre presente en el torneo local, Boca salió decidido a llevarse por delante a su rival. Sin embargo, Huracán le plantó pelea en la mitad de la cancha y a partir de la presión que ejerció en el medio consiguió dividir la tenencia de la pelota. La claridad de Riquelme y la facilidad con que Delgado desbordó a Moner cada vez que se lo propuso dejaron a Boca con una ligera sensación de superioridad, aunque, como en los últimos tiempos, la falta de profundidad le impidió cristalizarlo en el marcador. Apenas una media vuelta mordida de Barijho y un preciso tiro libre de Riquelme para Delgado, que lo conectó de primera, fueron las dos aproximaciones más claras que tuvo el equipo local.
Pero, más allá del dominio que ejercía Boca, Huracán generó la situación más clara de la primera etapa. Matellán se equivocó en el fondo y permitió que Gabrich llegara a atorarlo. Luego de un rebote, la pelota derivó para Soto, pero el paraguayo remató desviado casi desde el borde del área chica. Tal vez fue la mejor manera que encontró Soto para agradecer la bandera que colgaron en su honor los hinchas de Boca, que no se olvidaron del gol que le marcó a River y que les permitió festejar el título en el Apertura.
La actitud más decidida con la que Boca afrontó la segunda mitad pronto comenzó a rendir sus frutos. Si bien no tuvo la precisión habitual, Riquelme se cargó el equipo sobre sus hombros y encabezó cada uno de los ataques. Así, más allá de algunos pases equivocados, el conductor tuvo mucho protagonismo, lo que obviamente benefició a las aspiraciones del conjunto de Bianchi. Ahora sí Boca comenzó a llegar y convirtió a Ríos en figura. Siempre habilitados por el pie derecho de Riquelme, tanto Barijho como Omar Pérez, Pinto y Matellán, con un cabezazo en el palo, desperdiciaron ocasiones propicias. El ingreso de Gaitán también sirvió para consolidar el dominio. Claro que el gol no llegaba y el recuerdo de Palermo cada vez aparecía con más fuerza.
Ante ese panorama, la ventaja apareció por el único camino posible. A Gaitán lo bajaron cuando ingresaba al área, y Riquelme marcó el penal, pese a la gran estirada de Ríos. A partir de ese momento, Boca vivió una situación inédita en el Clausura: ir ganando en su cancha. En los 340 minutos anteriores que habían jugado como local, los de Bianchi nunca habían estado al frente del marcador. Por eso, Boca se tranquilizó y manejó el trámite. Y si no liquidó el juego simplemente se debió a una razón obvia –léase falta de definición–.
A esa altura, Huracán pagaba demasiado caro el desgaste que había llevado a cabo en la primera parte, donde jugó de igual a igual e incluso pudo ponerse en ventaja. Las respuestas anímicas y futbolísticas que necesitaba el conjunto de Carlos Babington para revertir el desarrollo nunca aparecieron. Si bien el ingreso del juvenil Padra amagó con levantar al equipo, su aporte se limitó a una buena habilitación que Luis González remató por arriba. De esa manera, el triunfo de Boca nunca corrió peligro, salvo, claro está, que por los antecedentes inmediatos, el modelo 2001 no garantiza nada. Por eso el sufrimiento, los nervios y el desahogo del final. Pero lo cierto es que Boca ganó de local, y eso sí que es noticia.


LOS PROBLEMAS DE DEFINICION DE BOCA
Con sal, pero sin pimienta

Por F. M.

El Boca bueno, ése de la Copa que ahora puso un pie en el torneo Clausura y ayer derrotó a Huracán, tiene un problema estructural: pierde en los últimos metros de la cancha aquello que consigue generar en la zona de volantes, con cierta dificultad y siempre gracias a Riquelme, y en la búsqueda colectiva del gol termina desgastándose en todas sus líneas. Y en este sentido, el partido de ayer no fue la excepción, porque si bien Boca obtuvo su primera victoria de local en el certamen, desperdició muchas oportunidades y hasta llegó a desprotegerse con el envío masivo de jugadores al campo rival.
Sucede que el equipo de Bianchi no encuentra entre sus posibles delanteros aquella seguridad de los últimos torneos, donde las cuentas de gol estaban al día e incluso daban superávit. Ahora pareciera que todo el equipo tiene que poner algo extra para compensar esa debilidad. Porque todos, casi todos los jugadores suelen mandarse a la carga barraca hacia las cercanías del arco rival para ayudar en la definición y eso termina descompensando las funciones específicas de cada línea.
“Estoy ansioso por que se concreten al menos la mitad de las situaciones de gol que creamos. Estamos concretando un muy bajo porcentaje de las oportunidades, lo que hace que uno tenga que vivir un poco con cuatro ojos, porque no tiene derecho a equivocarse en nada”, comentó ayer el entrenador, quien agregó: “Nos pasó eso el martes pasado contra Cobreloa y ahora con Huracán. Al no haber convertido otro gol, que nos dé cierta tranquilidad, tenemos ese pequeño temor de que nos puedan empatar”.
Aunque quizás lo más significativo de los argumentos de Bianchi fue que reconoció la necesidad de redoblamiento del esfuerzo de sus dirigidos. “Tenemos que manejar mejor la pelota, tener mucha más personalidad, y una actitud mucho más protagonista”, comentó.
Pandolfi no encuentra su lugar en esta estructura y el juvenil Herrera parece estar verde todavía, y Antonio Barijho, que volvió ayer a ser titular, tras estar lesionado, no hizo prácticamente nada. Y sobre este último Bianchi reconoció: “escuché silbidos, pero también aplausos. Es lógico que le dé minutos, dado que es uno de los número nueve que tengo y el haber estado parado tres semanas le quita vivacidad en los movimientos”.
No caben dudas de que Boca está obligado a compensar el déficit de gol, aunque la pregunta es cómo: ¿exigiendo más a todos los jugadores o consiguiendo un refuerzo de categoría? La respuesta la tienen el técnico y los dirigentes. El costo, está a la vista.

 

 

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