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Sólo el cavallismo es unánime a la hora de votar en el recinto

Los radicales no pueden contener a Carrió. Los frepasistas rebeldes son 14. Ruckauf no garantiza el voto bonaerense ni De la Sota el cordobés. Una nueva Alianza en Diputados.

Por F. Y.

Una nueva alianza, bien heterodoxa. Compuesta por radicales (muchos pero no todos), frepasistas, cavallistas (ellos sí, unánimes), menemistas, un puñadito de ruckaufistas y algunos díscolos duhaldistas. Ese curioso conjunto fue el que consiguió aprobar a media mañana de ayer tras toda una noche de debate e insomnio, largos discursos, infinidad de cafés y de chicanas, la Ley de Competitividad. Así consiguieron 153 votos afirmativos contra 81 rechazos. La oradora más fogosa fue, otra vez, la radical Elisa Carrió, quien insistió en rogar a sus colegas que rechazaran el proyecto del Ejecutivo.
El radicalismo logró disciplinar a su tropa y, más allá de las fuertes diferencias internas, tuvo sólo dos deserciones: el porteño Fernando Cantero y la chaqueña Elisa Carrió, quien durante su discurso dijo, a voz en cuello, “se los pido por sus hijos, se los pido por la República, no voten esta ley” para luego, a Dios rogando y con el mazo dando, anunciar que iniciaría una demanda contra los legisladores por considerarlos .infames traidores a la patria”. Nadie cambió el voto, pero algunos se preocuparon. Fue el caso del peronista porteño Daniel Scioli quien corrió presuroso a consultar a su compañero Dámaso Larraburu que integra la comisión de Legislación Penal. “¿Es cierto que nos pueden mandar presos a todos”. “El vasco” Larruburu, por toda respuesta, lanzó una carcajada.
Otros justicialistas y varios radicales se permitían repetir una broma: “justo ahora que se derogó el 2 x 1 Lilita nos quiere mandar en cana”.
La Alianza cosechó 99 votos, que incluyó a los bloquistas sanjuaninos y los renovadores de Salta. El interbloque de partidos provinciales aportó catorce voluntades, el peronismo 28 y Acción por la República, fiel a su conductor, tuvo asistencia perfecta y colaboró con sus 12 diputados.
La distribución de los 28 votos del PJ es una radiografía casi perfecta de lo que ocurre en el partido. Casi la totalidad del menenismo apoyó la iniciativa oficialista, cristalizando así la nueva alianza que se había formado el viernes pasado cuando la Cámara baja dio media sanción a la primera parte de la ley que presentó Cavallo al Congreso donde solicita los superpoderes.
Los bonaerenses no fueron muy fieles al apoyo público que dio Carlos Ruckauf el viernes pasado al super Ministro de Economía (ver página 8). Hilda González de Duhalde votó en contra, tras hablar por teléfono con su esposo, el ex gobernador, y eso desató una sucesión de rebeldías.
Los seguidores del gobernador cordobés, José Manuel De la Sota, votaron divididos, tres a favor, dos en contra. Los cuatro diputados del PJ de Santa Fe fueron más verticalistas, acataron incondicionalmente la orden del gobernador Carlos Reutemann: votaron en contra.
En el Frepaso prácticamente no hubo novedades, los 14 rebeldes que habían anunciado su rechazo, cumplieron. A éstos se le sumaron los tres legisladores que tiene el Socialismo Popular. En tanto los Socialistas Democráticos, donde militan Jorge Rivas, Héctor Polino, Oscar González y Alfredo Bravo. Entre los provinciales que acompañaron esta posición estuvieron el demócrata mendocino, Gustavo Gutiérrez, el justicialista disidente Juan Domingo Zacarías y el fueguino Ernesto Löffler.


EL GOBIERNO QUIERE OTRA MESA DE DIALOGO
Invitando a Menem y Alfonsín

En el año y meses que lleva Fernando de la Rúa de presidente convocó a varias mesas de diálogo, todas de duración efímera y resultado incierto. Sin embargo, no piensa ceder así nomás. Ayer, el Gobierno anunció la convocatoria a una nueva ronda de encuentros con partidos políticos, que el Presidente piensa inaugurar con su nuevo aliado, el ex presidente Carlos Menem, y con el jefe de la UCR, Raúl Alfonsín. En paralelo, la ministra de Trabajo, Patricia Bullrich, anticipó la posibilidad de llamar a un encuentro para conversar con sindicalistas y empresarios. Con Domingo Cavallo de viaje por Europa, el Gobierno quiso demostrar que mantiene la iniciativa política aunque, por el momento, sus propuestas no vayan más allá de reunir gente en un salón.
Supuestamente, las nuevas rondas de diálogo deberían concretarse esta semana porque la próxima el Presidente viajará a Roma a encontrarse con el papa Juan Pablo II. El vocero presidencial Ricardo Ostuni adelantó que, “como gesto”, De la Rúa quiere ver a Menem, con quien mantuvo una charla el viernes pasado en la reunión de la America Society en el Hotel Alvear. Desde la asunción de Cavallo, Menem respaldó la gestión del Gobierno y los legisladores que le responden se mostraron en el Congreso más oficialistas que varios hombres de la Alianza. Otro de los invitados iniciales será Alfonsín, a quien De la Rúa no ve desde la designación de Cavallo. Con el encumbramiento de su enemigo al frente de la conducción económica, Alfonsín convocó a la mesa nacional de la UCR, que redactó un frío apoyo al Gobierno en medio de muchas voces críticas.
En la convocatoria, también entraría el líder del Frepaso, Carlos “Chacho” Alvarez, quien ya anunció que no colocaría hombres de su partido en cargos de primer nivel del Gobierno. Alvarez buscó ser jefe de Gabinete, pero De la Rúa respondió ofreciendo los ministerios del Interior y de Desarrollo Social para su fuerza. Ahora, Interior está ocupado pero el Gobierno no pierde esperanzas de que Desarrollo Social –actualmente en manos del ministro de Salud, Héctor Lombardo, en forma interina– sea encabezado por un frepasista.
Lo que no termina de quedar en claro es el objetivo final de la nueva ronda dialoguista. Ostuni se limitó a informar de que la Rosada quiere “materializar en reuniones” la convocatoria a la “unidad nacional” detrás de la que De la Rúa trató de relanzar su gestión a partir de los últimos cambios de gabinete. Aunque, finalmente, no hubo tal gabinete de unidad e, incluso, su conformación dejó profundas grietas dentro de la Alianza. Desde ya que de las reuniones tampoco van a quedar afuera los gobernadores del PJ, algunos de los cuales también vienen funcionando como activos apoyos del Presidente en su pelea por los superpoderes en el Congreso.
La otra pata dialoguista la adelantó Bullrich, quien se mostró entusiasmada por retomar la mesa de diálogo social. En su inaugural y única convocatoria, la mesa que agrupó a funcionarios, gremialistas y empresarios le sirvió al Gobierno para que la CGT levantara un paro de 36 horas. La ministra explicó que tanto en la Ley de Competitividad como en la de los poderes especiales “no hay delegación de facultades en los temas laborales” –como pedían los sindicalistas–, por lo que “esta es la gran oportunidad para volver a llamar a la mesa del diálogo social” que, hasta ahora, se mantuvo sólo “en un paréntesis”.

 

 

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