Por
Eduardo Tagliaferro
Hoy
no tenemos muchos puntos en común. Me parece que esto no tiene
retorno, aunque sea tratemos de no herirnos.
No buscamos la ruptura, esto puede solucionarse si ustedes sacan
a la fuerza del lugar de apoyo a (Domingo) Cavallo adonde la llevaron.
Es que no hay un Plan B.
El diálogo no ilustra un divorcio en todo caso no el fin
de un matrimonio, pero sí es el cruce entre dos referentes
de los grupos que hoy dividen la interna frepasista: por un lado, la conducción
partidaria y por otro los diputados denominados rebeldes.
Aunque ambos sectores dicen que quieren evitar la fractura, nadie puede
evaluar seriamente adonde los conducirá la dinámica de los
hechos. Los rebeldes afirman que la conducción frentista
los colocó virtualmente en la oposición al promover la incorporación
de Cavallo al gobierno aliancista. También reconocen que la realización
de un plenario abierto el próximo sábado 31 en la Facultad
de Ciencias Sociales puede ser una movida de la que difícilmente
puedan volver.
Seguimos siendo consecuentes con las razones y los orígenes
de nuestro espacio político, afirma el documento. La consigna
de los rebeldes es clara: Con este gobierno de Cavallo, definitivamente
no tenemos en absoluto nada que ver, dicen, a riesgo de cierta redundancia,
para evitar cualquier lectura equívoca.
No quiero ser el ala progresista del cavallismo, afirma el
diputado Eduardo Macaluse a Página/12. Aunque ratifica el próximo
plenario como un ámbito necesario para procesar las diferencias
y escuchar a la militancia, el legislador opina que el encuentro
está lejos de ser una iniciativa tendiente a la ruptura, hay
voluntad de las dos partes en tratar de mantener la unidad, concluye.
La fractura de los frentistas quedó en evidencia ayer en el recinto
de la Cámara de Diputados. Cuando llegó la hora de votar
los superpoderes para el ministro de Economía, doce de una bancada
de treinta y tres votaron por la negativa. Aunque las discusiones se centran
en la pregunta ¿qué hace Cavallo en el gobierno de la Alianza?,
las diferencias se remontan a los tiempos en los que Carlos Alvarez ocupaba
la vicepresidencia de la Nación y avaló el recorte al 12
por ciento de los salarios de los empleados estatales. Lo de Cavallo
es discutible, pero más que su figura lo importante es saber qué
política asumimos nosotros, decía a este diario un
dirigente que se enrola entre los rebeldes.
Desde el 6 de octubre (día de la renuncia de Chacho a la
vicepresidencia), nos quedamos sin estrategia, reconoció
a este diario uno de los colaboradores cercanos de Alvarez que también
da cuenta de la sumatoria de errores de la conducción partidaria.
No supimos cómo estar en el gobierno marcando a su vez un
nivel de diferenciación, continúa el dirigente cercano
a Chacho quien suma a las indefiniciones políticas las deficiencias
en la gestión pública: concretamente en los ministerios
de Desarrollo Social y de Trabajo.
El frepasista consultado por Página/12 repite los argumentos que
Alvarez le hiciera a su bloque la semana pasada. A Cavallo lo trae
la crisis. Chacho tan sólo planteó que si la gestión
de (José Luis) Machinea no lograba revertir la recesión,
la llegada de éste era inevitable, afirmó.
Bien mirado, el fracaso en el intento de sumar a Chacho al nuevo gabinete
tuvo una consecuencia positiva para el Frepaso: evitó, siquiera
por un tiempo, la fractura.
Mientras los rebeldes critican por izquierda, la conducción sigue
apostando a sumar más cuadros a la primera línea del Gabinete.
Algunos conservan expectativas de que el Gobierno considere la propuesta
de sumar a Darío Alessandro como jefe de Gabinete. Para la dirigencia
frentista la unidad partidaria es un objetivo a plazo fijo, la conformación
de las listas aliancistas para las elecciones de octubre. El Frepaso renueva
lasbanca obtenidas en 1997, el año en que tuvo el mejor desempeño
electoral. La única manera de conservar siquiera una parte de las
bancas es integrando las boletas de la Alianza. Los chachistas memoriosos
recuerdan una frase de Chacho, siendo aún vicepresidente, dirigida
a los rebeldes que le criticaban el ajuste a los sueldos estatales. Esperen
un poco, no se apresuren (para irse) les dijo. Si
tenemos que irnos, tal vez lo hagamos todos juntos, les acotó.
En un punto intermedio entre los rebeldes y la dirigencia partidaria,
el diputado Rafael Flores dijo a Página/12 que todavía
podemos evitar la fractura. Pero no hay mucho tiempo, es necesario que
aparezca Alvarez. La ausencia del líder abruma a los frentistas
que reconocen, en voz baja, que su prescindencia de la realidad
llevó a la fuerza al actual escenario en el que ninguno se
siente cómodo.
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