Por
Horacio Cecchi
Se
llama Reality Run, un juego de origen alemán ahora en la city porteña.
Una especie de búsqueda del tesoro, pero con personas como objeto.
Todo consiste en atrapar a una pareja desconocida y dispuesta a mantener
su anonimato, una cacería humana con pistas arrojadas a través
de las pantallas de Internet. El trofeo: 10 mil dólares para cada
integrante de la pareja el Gato y Lola, sus apodos que logre
eludir a sus perseguidores, cumpliendo con una serie de pruebas y misiones
en escenarios sumamente públicos durante 16 días. O 10 mil
dólares para aquel que los descubra siguiendo las pistas. La tarea
no es sencilla: no hay otras señas que sus edades, sexos, y signos
del zodíaco, perdidos entre la multitud sin rostro que deambula
por la ciudad en las horas pico. Ayer, en su primera jornada de persecuciones,
Reality Run ya cobró su primera víctima: corría Lola,
corría. Corrió apenas tres horas. Ahora es Natalia. La detectó
y sacó del anonimato un hasta entonces anónimo cazador de
recompensas cuyo sugestivo apellido es Carreras.
El juego lo inventó el alemán Alexander Skora. En Berlín,
a partir del 14 de agosto de 2000, un millón de personas se conectaron
diariamente al sitio oficial para perseguir a un tal Roger, holandés
y desconocido. Roger duró 8 días. Jelena Nikdic, periodista,
lo atrapó en una biblioteca pública.
Hola, Lola. Soy Gregorio escuchó Natalia a sus espaldas.
Después, un número de teléfono y un documento. Eran
las 11.15 pasadas. Acababa de colgar el teléfono público
de Estados Unidos 1708, casi esquina Solís, cumpliendo con su tercera
prueba del día, y se disponía a avanzar sobre su misión
especial, pero apenas si tuvo tiempo de colgar el auricular.
Se me vino el alma al piso, dijo a Página/12 Natalia
Manduca, de 28 años, soltera, diseñadora desocupada, cantante
de jazz y soul y ahora, además, ex Lola. Sabía que
podían agarrarme, pero nunca me imaginé que me pasara tan
pronto. Fue una terrible desilusión. Recién ahora me está
entrando en la cabeza.
Natalia ex Lola y el por ahora Gato surgieron de un casting de 1100 inscriptos,
todos interesados en seguir tal cual lo estaban hasta ese momento, es
decir, hundidos en el anonimato, pero aspirando a perderlo a cambio de
10 mil dólares. A través del sitio www.realityrun.com.ar
sólo se entregaron escasas señas particulares de ambos.
Lola, además de sus 28 años, es de Acuario. El Gato, además
de sus 27, es un libriano. Entre las 8.30 y las 19, durante 16 días,
los dos debían cumplir varias pruebas: una serie de llamadas telefónicas
desde lugares públicos; y una misión desconocida hasta unos
minutos antes. No tenían permitido utilizar transportes públicos,
y en ese horario debían estar expuestos permanentemente a las miradas
de sus ocasionales perseguidores. Fuera de ese horario, debían
permanecer ocultos en La Guarida, una vivienda más desconocida
que ellos, donde cinco cámaras seguían sus pasos. Las imágenes,
transmitidas al sitio de Internet, darían más pistas a sus
perseguidores, por lo que ambos debían mantener sus rostros ocultos
con máscaras.
A todo esto, un equipo de cuatro cazadores, Paola, Juliana, Rodrigo y
Christian, seleccionados también del casting, debían dedicarse
a ubicar a los prófugos siguiendo los datos de los colgados del
sitio que no pudieran lanzarse a la calle como caza-recompensas particulares.
Ex Lola había realizado su primera llamada exitosamente en Tacuarí
al 700. También cumplió su segundo objetivo, una llamada
en Barrio Norte. Desde allí se encaminó a Estados Unidos
y Solís, donde después de comunicarse con la producción
fue detectada por Gregorio Carreras. Era un tipo de unos 40 y pico
recordó ex Lola, vestido de sport, que me detectó,
se subió a un auto, y se fue. Era un equipo organizado, eran varios,
tenían handies y se comunicaban entre sí. Primero pensé
que era un chiste. El por ahora Gato libriano superó su primer
día con suerte. A las 8.30 comenzó a mover su adrenalina
cuando abandonó La Guarida. En el sitio de Reality la pista era
un mapa que indicaba el radio de 12 cuadras desde donde se realizaría
la llamada. Parque Nacional con el nombre de un río que baja
de Potosí hasta el Paraguay era la pista. A las 10, el Gato
colgó el teléfono de Formosa 102 y salió caminando
hacia el Abasto, su segunda posta. Desde allí siguió hasta
Salta al 900, más tarde cumplió la misión especial,
comprar un cd de Leonard Cohen en una disquería de Once, y por
último llamó desde un teléfono de Constitución
al 3000. Después regresó a La Guarida. Hoy, a las 8.30,
volverá a la calle buscando mantener su anonimato por 10 mil dólares.
Debate
a través del chat
El
20 de marzo, Omar abrió el chateo del Reality. Che, ¡¡pinta
piola esto!! exclamó. ¿Cómo es el
tema, se juega en equipos?. Un día después, Andy
le respondía: Si sos inteligente, jugás solo,
y si no te da la cabeza, hacés un grupo con amigos. El
chateo de la cacería comenzaba a tornarse tan emocionante como
la persecución misma. Comenzaron a llover propuestas para organizar
equipos. Muerte propuso la presión psicológica: hacer
sentir que se lo persigue, con lo que el primero que salga corriendo
es el corredor. Alguien preguntó cómo hacerlo
y Muerte respondió: Todos vestidos de negro, con anteojos
negros. Gustavo B., más procaz, propuso correr desnudos
a la corredora. Eso la va a poner en evidencia, sostuvo,
a lo que Muerte reflexionó acertadamente que creo que
la policía nos atraparía primero a nosotros. Parker,
más científico, propuso organizar alianzas, estrategias,
investigar detenidamente el perfil y los movimientos. ¡Noooooo!
titulaba Mica, ayer a las 12.11. ¿¿¿En
serio agarraron a Lola???. Yo la agarré,
respondió Gregorio Carrera a las 12.44. |
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