Por
Mariano Blejman
El
nombre ¿A qué jugamos? no es una idea de Carlos
Avila sino del dramaturgo Carlos Gorostiza, quien le prestó la
frase a Diego Bonadeo para titular su emisión, que ahora ocupa
la medianoche de la AM de Radio Nacional, los miércoles, jueves
y viernes, de 0 a 1. Es que jugamos como vivimos, y vivimos bastante
mal, explica Bonadeo a Página/12. El ex conductor de los
polémicos programas televisivos Fútbol Prohibido
y ABL opina que si hablamos y cuestionamos todo el tiempo
todo y después nos vamos a casa, el asunto queda en una anécdota.
Tenemos que hacer algo. Bonadeo, que tiene una larga trayectoria
como periodista deportivo y fue elegido como concejal del Frepaso por
Vicente López, en las últimas elecciones admite que está
decepcionado por la realidad política nacional. En la Alianza
hay muchos que han corrido el plato de lugar, recuerda.
Usted es de los que creen que los medios pueden convencer...
Es que es verdad. Si yo dijera que no trato de que los oyentes me
den bola, sería un farsante. Lo que quiero es que haya ida y vuelta.
Que discutamos todos los temas y no nos quedemos en el tratamiento formal
de lo establecido. Por eso intento invitar gente piola.
¿Tienen en común sus entrevistados?
Que son gente con la que se puede hablar. Yo no puedo traer a un
programa a Bilardo ni a Menem, porque estoy harto de ellos. Lo hice durante
demasiado tiempo. Sé que da más rating el estilo de Mauro
o alguna obscenidad parecida, pero trato de encontrar gente con la que
discutir desde la buena leche. Aunque piensen de modo diferente.
¿Bilardo y Menem son mala leche?
No le quepa la menor duda. Pero Menem es mucho más peligroso
porque Bilardo está totalmente chapita. Como bien dice Jorge Valdano,
Bilardo no es Hitler, es Chaplin haciendo de Hitler en El gran dictador.
Es un patético clown. Entonces dejó de ser enemigo, pero,
¿para qué sirve? Yo puedo hablar con Marcelo Bielsa, porque
él es un loco de verdad, a pesar de tener un montón de cosas
con las que no coincido. Pero tiene buena leche.
Usted participó de la transmisión del partido entre
Argentina y Polonia, el 24 de marzo de 1976, ¿qué recuerda?
Recuerdo que estaba Fernando Niembro como enviado del canal en Polonia
y por línea privada me preguntó qué pasaba. Yo le
conté lo que podía, pero no había forma de hablar
sin que escucharan porque estaba todo intervenido. Del equipo de deportes
donde estaba Enrique Macaya Márquez, Marcelo Araujo y Mauro Viale.
Ese día sólo le prohibieron la entrada a Oscar Gañete
Blasco. Era un clima de absoluta incertidumbre.
¿Cómo fue vivir esa época dentro de la televisión?
Nosotros estábamos en deportes y no nos molestaron demasiado.
Recuerdo que los milicos tenían una oficina de acción psicológica
y nos pedían, entre otras cosas, que tratáramos de evitar
cuestionar a los árbitros. Porque cuestionarlos era cuestionar
a la autoridad, que eran ellos.
Existe una idea de Galeano que le atribuye a Fernando Birri y Birri
atribuye a Galeano, que es que la utopía sirve para caminar.
Caminar, mirando dónde. Perdón, pero yo no me banco
la amnesia. No puede ser que no recordemos que Cavallo estatizó
la deuda privada cuando estuvo en el Banco Central durante la dictadura.
Cavallo decía tener un plan en la campaña. Sí. Es
éste. ¿Nos olvidamos del Cavallo desencajado que denunciaba
a los partisanos del Frepaso que metían los dedos para robarle
una elección que había perdido con Ibarra? Entonces, reitero
¿a qué jugamos?
¿Y usted a qué juega?
Yo intento jugar con buen toque, una gambeta y nunca pegándole
de punta para arriba. Porque creo absolutamente que se juega como se vive,
se toca, se vive, se hace periodismo y hasta se hace el amor como se vive.
Por eso digo que los tacticistas del fútbol tienen un grave problema:
hacen el amor con la luz apagada.
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