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El futuro de Caseros incluye un
centro cultural, torres y un parque

El proyecto del gobierno porteño será aprobado por la Legislatura el 5 de abril. De la cárcel vieja se conservaría sólo una cuarta parte por su valor histórico. Aún no se sabe cómo se demolerá.

La vieja cárcel de Caseros: quieren preservar una parte por su valor histórico.

Por E. V.

La cárcel de Caseros, ese fantasma de cemento que aflige a los vecinos de Parque de los Patricios, todavía sigue en pie. Pese a eso, la Legislatura autorizará la construcción, en ese predio, de torres residenciales de no más de ocho pisos. Como suponen que la venta del predio –una hectárea– generará un ingreso importante para el Estado nacional, los legisladores reclaman la cesión de 4500 metros cuadrados para la construcción de una escuela, un centro cultural y un parque de uso público. De la cárcel vieja –construida a fines del siglo XIX–, ubicada sobre la avenida Caseros, se conservará sólo una cuarta parte, como preservación de su valor histórico. El resto desaparecerá.
El proyecto, que ya tiene el visto bueno de la Comisión de Planeamiento, será aprobado en la sesión del 5 de abril, según adelantó a Página/12 el titular de la comisión, Marcelo Vensentini (Alianza). Se trata de una iniciativa presentada por el secretario de Planeamiento Urbano, Enrique García Espil, a partir de las propuestas elevadas por los vecinos de Parque de los Patricios, a través del Centro de Gestión y Participación Nº 4.
La aprobación de la norma sería una buena noticia para la gente del barrio, si no fuera porque la anunciada demolición de la “cárcel nueva” aún está demorada y porque el Ministerio de Justicia –que administró las cárceles hasta su desactivación– tiene otros planes para el sector “viejo”: la creación de un centro de capacitación para el Servicio Penitenciario Federal. Sin embargo, el predio fue transferido al Ministerio de Economía, por lo que será Domingo Cavallo quien decida sobre su futuro.
La posibilidad de demoler los 19 pisos por el método de implosión –al estilo de Fuerte Apache– está siendo debatida por los sectores involucrados: los médicos de los hospitales Garrahan, Udaondo y Muñiz quieren saber si el estallido afectará a los equipos o a los pacientes internados; también temen por el efecto nocivo del polvillo producido por la demolición; la mayoría de los vecinos, en cambio, está a favor de la implosión.
El proyecto para Caseros que sancionará la Legislatura comprende las dos manzanas delimitas por Pichincha, Caseros, Pasco y 15 de Noviembre de 1889, donde hasta fines de 2000 funcionaron las unidades 1 y 16. La norma dispondrá la apertura de la calle Rondeau, hoy cortada por los edificios deshabitados, con lo cual, el predio quedará dividido en dos.
Al primero, ubicado entre Rondeau y 15 de Noviembre, donde está la “cárcel nueva”, se lo zonificó como distrito residencial, donde las construcciones “no podrán superar una altura máxima de 24 metros”. En el otro sector, entre Caseros y Rondeau, se prevé el reciclaje de la ex U 16, donde “deberán preservarse los muros exteriores, almenas superiores y tortea de esquina en una proporción no mayor al 25 por ciento de su desarrollo actual”.
La norma establece que el Estado nacional “deberá ceder una parcela no inferior a 2000 metros cuadrados”, en esta manzana, y construir allí una escuela pública. Y otros 2500 metros cuadrados, “con destino a la construcción de un centro cultural, cívico, vecinal y espacio parquizado de uso público”. Ambas cesiones deberán ser refrendadas mediante un convenio entre la Nación y la Ciudad.
–Una ley de la ciudad no puede obligar a la nación a ceder una propiedad –observó Página/12.
–No. Pero si la Nación quiere vender ese predio para construir viviendas, necesita de una ley de la ciudad. Es lógico que la ciudad reciba, a cambio, un beneficio –argumentó Vensentini.

 


 

VIOLENTO ASALTO EN TELEFONICA
Un custodio acribillado

Un custodio privado fue asesinado de cuatro disparos y un suboficial de la Policía Federal recibió varios golpes en la cabeza durante un asalto a una oficina comercial de la empresa Telefónica de Argentina, ubicada en el barrio porteño de Floresta. Tras un intenso tiroteo, los ladrones huyeron llevándose la recaudación total de la sucursal. Aunque los empleados sólo vieron a dos hombres, los investigadores sospechan que habría, por lo menos, otros dos delincuentes: es la única explicación para que hayan podido escapar tan rápido, y esfumarse.
Los asaltantes ingresaron a la sucursal, ubicada en el cruce de Alvarez Jonte y Sanabria, por el sector destinado a los empleados de limpieza y mantenimiento del local. El robo se produjo poco después de las 17, cuando la oficina ya había cerrado sus puertas al público. Tras amenazar a los empleados con armas de fuego, los dos hombres exigieron que les entregaran el dinero de las cajas: cerca de seis mil pesos.
Carlos Díaz, un vigilador de 30 años que trabajaba para la empresa de seguridad Servin, intentó frustrar el asalto, apoyado por un suboficial de la comisaría 43ª que también custodiaba la oficina. En ese momento se inició un tiroteo tan violento como breve: en apenas unos minutos, Díaz recibió cuatro disparos. El policía fue golpeado en la cara y en la cabeza, con la culata de un arma. Los ladrones huyeron minutos antes de que llegaran los patrulleros y la ambulancia.
El custodio murió mientras era atendido en el lugar por un equipo de emergencias. El policía corrió con mejor suerte: fue trasladado al Hospital Churruca, donde permanece internado, aunque fuentes médicas indicaron que se encuentra fuera de peligro. Los investigadores aún no han podido determinar de qué modo escaparon los ladrones, pero suponen que fuera del edificio había, por lo menos, dos cómplices, que luego facilitaron la fuga. Fuentes de la comisaría 43ª señalaron que se busca determinar si se trata de la misma banda que cometió varios asaltos durante la mañana y las primeras horas de la tarde de ayer, en los barrios de San Telmo, Mataderos y Villa Lugano.

 

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