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DE NUEVO QUEDO DESBORDADA LA JUSTICIA DE FALTAS
Las multas que traen cola

El regreso de las infracciones fotográficas produjo otra vez largas filas: sólo para llegar al juzgado hay que esperar dos horas y media. Nueva polémica entre el Gobierno y los jueces.

Más de 1200 personas se acercan cada día a los Tribunales de Faltas para hablar con un juez.

Por Eduardo Videla

Para un infractor a las normas de tránsito hay un castigo peor que la multa: hacer la cola para discutir la sanción ante un juez de Faltas porteño. El aluvión de infracciones que confeccionan las empresas concesionarias del sistema de multas fotográficas –más de 4000 por día– ha convertido a los infractores en rehenes de un sistema que ha entrado en colapso. Más de 1200 personas se acercan cada día a los Tribunales de Faltas para hablar con un juez y se ven obligadas a hacer colas –como comprobó ayer este diario– que van desde el 1º al 4º piso por las escaleras del ex Mercado del Plata: dos horas y media de espera sólo para que le sorteen un juzgado. La combinación puede ser explosiva, como ocurrió el lunes último, cuando se generaron incidentes. Los infractores, para colmo, están atrapados en medio de una disputa entre el Ejecutivo porteño y los jueces de Faltas, cuya solución no parece llegar en el corto plazo. Como paliativo, el Gobierno anunció ayer que se podrán pagar multas a través de Pago Fácil, aunque obviamente la medida no alcanzará a quienes quieran discutir su caso ante un juez.
Desde las primeras horas de la mañana, centenares de personas acuden al edificio de Carlos Pellegrini 211, la mayoría de ellos, empuñando la boleta (o más de una) con la fotografía de su auto en presunta infracción. Tras una primera cola les dan un número, el comienzo de la odisea. Luego deben hacer otra, que surca todo el hall del primer piso, sube como una espiral por la escalera hasta el cuarto y luego vuelve a descender un piso. Esa fila es para entrar al salón donde llamarán por número y sortearán uno de los 17 juzgados de Faltas. Luego viene la segunda parte: la espera frente al tribunal para que el juez convoque al acusado.
“Esto es humillante”, dice Oscar, que no se resigna a pagar la multa por exceso de velocidad: fue sorprendido a 111 kilómetros por hora en la Riccheri, donde la máxima es 100. “La tolerancia es del 10 por ciento, pero yo me pasé un kilómetro. No puedo ir mirando el velocímetro todo el tiempo”, argumenta. Marcelo lleva casi tres horas de espera para reclamar por una invasión de senda peatonal de 50 centímetros, a las 2 de la madrugada, en Avenida Parque. La multa es de 210 pesos.
Muchos infractores saben que esperar vale la pena: el propio presidente de la Cámara de Apelaciones de Faltas, César Loza, admitió que la mayoría de los jueces absuelven a los infractores con multas fotográficas.
Así se explica que de las 120.000 multas mensuales que envía la Dirección Administrativa de Infracciones, “sólo se acogen al pago voluntario un 25 por ciento”, según dijo a Página/12 el subsecretario de gobierno porteño, Agustín Zbar. Para las empresas, el porcentaje es menor. “En febrero cobramos 1800 multas sobre 60.000 que se confeccionaron”, dijo José Ibarzábal, de la empresa Meller. “Exhortamos a la Cámara a que imparta instrucciones a los jueces para hacer efectivas las multas. Hasta ahora, la Cámara tiene criterios muy demagógicos”, disparó Zbar.
La pérdida de tiempo para reclamar por una multa se asemeja a una sustancia explosiva. La chispa se encendió el lunes, poco después de las 16, cuando los empleados dejaron de asignar juzgados. Quienes esperaban desde hacía horas protestaron y, según fuentes de la Justicia de Faltas, hubo forcejeos y volaron sillas. Zbar desmintió los hechos de violencia, pero admitió que hubo reclamos y cargó nuevamente contra la Cámara: “Suspendieron el sistema que asigna por sorteo los juzgados”, afirmó.
Zbar también acusó a los jueces porque “en lugar de extender el horario de trabajo de los juzgados, lo acortó en dos horas”. Losa argumentó que esa medida fue para “preservar la salud de jueces y empleados”.
En rigor, la Justicia de Faltas porteña es un fuero en virtual extinción: la Constitución de la Ciudad dice que deberá cesar sus funciones y ser reemplazada por el fuero Contravencional y de Faltas, en formación. Para el Ejecutivo, los actuales funcionarios son jueces administrativos. Pero los jueces no se rinden: sostienen que sus cargosson inamovibles y han presentado recursos a la Justicia. Lo cierto es que la vieja Justicia de Faltas agoniza: de los 30 juzgados funcionan sólo 17. Y de los seis camaristas originales quedaron tres, dos de los cuales están con licencia médica. Según Losa, los empleados son insuficientes y el equipamiento técnico, nulo. El propio subsecretario de Gobierno admitió que el fuero, tal como está, “no tiene capacidad para atender la actual demanda”.

 


 

INSOLITO RAID DELICTIVO DE UNA BANDA EN CAPITAL
Seis al hilo en una mañana

El tour por varios barrios de la zona sur de la Capital, protagonizado por un grupo de jóvenes en la mañana de ayer, no tuvo fines turísticos. Los cuatro formaban una banda fuertemente armada que comenzó su periplo delictivo en una estación de servicio en San Telmo y, luego de recorrer Mataderos y Villa Lugano, terminaron a pocas cuadras del comienzo, donde dieron el golpe mayor: un asalto express a una sucursal del Banco Francés, que les dejó un botín más que suculento –30.000 pesos en apenas un minuto y 38 segundos–. El record establecido por los asaltantes fue de seis asaltos y en dos de ellos las víctimas fueron policías, a los que les quitaron sus ropas, chaleco antibalas y armas, que luego utilizaron para robar el banco.
Fuentes policiales confirmaron a Página/12 que la impresionante saga de delitos fue protagonizada en todos los casos por la misma banda integrada por jóvenes de entre 20 y 30 años. El raíd se inició en una estación de servicio en San Juan y Perú, en San Telmo, cuando los asaltantes ingresaron al minimercado y robaron 400 pesos de la recaudación. En ese momento llegó un taxista, al que le sacaron todo el dinero que llevaba encima.
El itinerario siguió en Mataderos, en la pizzería Punta Naón situada en Fragata la Argentina al 1400, donde estaba comiendo un agente uniformado, que fue golpeado por los ladrones y al que prácticamente lo dejaron sin ropa ya que se llevaron su vestimenta, además de la chapa identificatoria, el arma reglamentaria y el chaleco antibalas. Después se llevaron 1000 pesos de la caja de la pizzería, televisores y un centro musical. La recorrida los llevó hasta General Paz y Chilavert, Villa Lugano, donde sorprendieron a otro policía que estaba en el interior de una garita. Este también fue golpeado y despojado de sus pertenencias.
El broche de oro para la banda fue el asalto a la sucursal del Banco Francés ubicada en Paseo Colón y Venezuela. El hecho ocurrió apenas pasadas las 13, cuando los ladrones entraron al local, vestidos de policías. “Un minuto y 38 segundos” –precisó una fuente de la investigación– fue el tiempo que les llevó amenazar a los clientes y al personal del banco, reducir a los dos custodios, tomar 30.000 pesos de las cajas de atención al público y escapar por la misma puerta por la que entraron. La fuga la realizaron con una camioneta robada antes en la esquina de Independencia y Defensa, a pocas cuadras de la sucursal asaltada.

 

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