Por Laura Vales
Las cárceles federales
de Ezeiza y Marcos Paz abrieron un programa para los presos que quieran
terminar su secundario. El plan aspira a llegar a 1400 detenidos, y su
costado más novedoso es que quiere sentar frente al pizarrón
no sólo a los internos sino también a los guardiacárceles.
Como se sabe, el porcentaje de suboficiales del Servicio Penitenciario
que no completaron la escuela media es altísimo. De entre
el 35 y el 40 por ciento, precisó ante este diario un funcionario
del Ministerio de Justicia de la Nación. El programa no implica
que presos y carceleros vayan a compartir las mismas aulas, sino que facilitará
por separado a unos y otros la terminación de sus estudios.
Para los detenidos, la diferencia principal con el antiguo método
estará en que ahora serán reconocidos como alumnos regulares
del sistema educativo nacional. Hasta el año pasado, tenían
que rendir materias libres ante un tribunal de docentes que se trasladaba
a los penales.
Los nuevos servicios educativos tuvieron su presentación en sociedad
en la cárcel de hombres de Ezeiza. Hasta allí llegaron ayer
el ministro de Justicia Jorge de la Rúa, el de Educación
Andrés Delich y su par bonaerense, José Octavio Bordón.
Todos resaltaron el trabajo conjunto de Nación y provincia. Quiero
subrayar la profunda significación que tiene que en medio
de la problemática por la que atraviesa el país nos
hayamos encontrado para llevar adelante una propuesta de estas características,
apuntó el hermano del Presidente.
Cada una de las tres áreas tendrá funciones complementarias
para el desarrollo del programa:
La provincia de Buenos Aires
aporta los maestros, paga sus sueldos y hará los trabajos de seguimiento
y orientación pedagógica.
El Ministerio de Justicia de
la Nación cubrirá los gastos operativos de infraestructura
y administración.
El Ministerio de Educación
de la Nación hizo el diseño de los planes de estudio y se
encarga de proveer los materiales para las clases.
Las experiencias de educación dentro de las cárceles especialmente
el ingreso de la universidad han mostrado dejar, además de
la capacitación, otros beneficios secundarios. Los índices
de reincidencia en el delito de quienes cursaron la universidad, por ejemplo,
son bajísimos; la reincidencia es prácticamente inexistente,
detalló a este diario la secretaria de Política Criminal
Marta Laferriere. Otros técnicos apuntaron que lo mismo pasó
en Chubut con quienes se inscribieron en el programa para terminar el
ciclo de educación media.
Un de los cambios que llevará el nuevo sistema a las aulas de los
penales de Ezeiza y Marcos Paz es que los docentes ya no serán
personal del Servicio Penitenciario Nacional sino maestros comunes, es
decir sujetos a la política de la Dirección General de Escuelas
bonaerense. Los viejos docentes penitenciarios, se aseguraba ayer, no
serán despedidos, sino que se transformarán en tutores.
A diferencia de las otras escuelas, en el programa de estudios para las
cárceles no habrá turnos fijos de llamado a examen. A lo
largo de todo el año se ofrecerán distintas instancias para
rendir, y los alumnos elegirán el momento en que se sientan preparados
para hacerlo.
En lo formal, el acto sirvió también para dejar abierto
el ciclo lectivo 2001 en todas las cárceles del país. Es
importante que en un momento en que faltan recursos para todo en la Argentina,
nos hayamos dado cuenta de que vale la pena esta inversión de tiempo
y recursos, enfatizó José Bordón. Su par nacional
Andrés Delich estimó que en todo el país hay más
de 7000 reclusos en condiciones de cursar, aunque con diferentes realidades,
ya que algunos abandonaron en la escuela primaria. Las clases comenzarán
el lunes próximo. Durante esta semana los docentes están
evaluando e inscribiendo; a modo de anticipo, el jefe de Educación
de la Unidad 1 de Ezeiza, Carlos Grisuti, informó que allí
habrá unos 280 alumnos. Para saber la cantidad de agentes del Servicio
Penitenciario interesados en ponerse de nuevo el guardapolvo, habrá
que esperar.
HOMILIA
DE BERGOGLIO EN LA CATEDRAL
Educación es inversión
En la homilía de una
misa en la catedral metropolitana, el arzobispo de Buenos Aires, cardenal
Jorge Bergoglio, advirtió que no estamos dispuestos a claudicar,
no estamos dispuestos a olvidarnos de educar, no estamos dispuestos a
olvidar que la mejor inversión es educar y que estamos dispuestos
a cuidarnos unos a otros y a sembrar esperanza. La afirmación
fue hecha en el marco de un acto religioso que se organizó con
motivo del comienzo del ciclo lectivo, del que participó una multitud
de niños y jóvenes de colegios católicos y de escuelas
públicas de la Capital y al que asistieron también el jefe
de Gobierno, Aníbal Ibarra, el ministro de Educación, Andrés
Delich; la vicejefa de Gobierno, Cecilia Felgueras, y el secretario de
Educación porteño, Daniel Filmus.
En consonancia con los dichos de Bergoglio, el jefe de Gobierno porteño
sostuvo que en tiempo de dificultades, de crisis, de cambios vertiginosos
es fundamental que no perdamos el rumbo y las estrategias, subrayando
que los argentinos corremos el riesgo de olvidarnos de la importancia
de la educación en nuestra sociedad.
Las palabras del máximo jerarca de la Iglesia Católica de
Buenos Aires y de la autoridad política de la Capital reafirmando
su compromiso con la educación salen al cruce de los temores generados
en las últimas semanas respecto de recortes presupuestarios para
la educación. El Consejo Superior de Educación Católica
(Consudec), el organismo que representa a los colegios e instituciones
católicas a nivel nacional sostuvo en el editorial de su órgano
oficial, que comenzó a circular ayer, que al convertir la
educación en parámetro de ajuste financiero, el recorte
se convierte en suicidio colectivo.
Dirigiéndose a los docentes y directivos, Bergoglio les dijo que
a ustedes, que son los alfareros de la educación, les pido
que sean artesanos del hacerse cargo de los hijos y de cuidar. Crear la
civilización de cuidarnos mutuamente, de no dejar que la indiferencia
por el problema del que tengo al lado me paralice, agregó
el arzobispo.
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