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EL PRESIDENTE ABRIO EL DIALOGO POLITICO CON ALFONSIN Y MENEM
Un día de actividad de De la Rúa

Alfonsín repitió el mensaje
de apoyo crítico de la UCR.

Menem fue expansivo y luego
paseó largo rato por la Rosada.

Por José Natanson

En una nueva edición del diálogo político, Fernando de la Rúa conversó ayer a solas con Raúl Alfonsín, quien le ratificó el apoyo con reservas del radicalismo. Más tarde charló con Carlos Menem, quien le ofreció un respaldo más explícito y aprovechó para pasearse por la Rosada como si aún fuera presidente. Por la tarde llegó el turno de la CGT oficial y los empresarios. Aunque admitían que el resultado de este tipo de reuniones es difuso, en el Gobierno aseguraban que de todos modos De la Rúa logró su objetivo: mostrarse dinámico y activo y ubicarse en el centro de un escenario monopolizado por Domingo Cavallo. Hoy tiene previsto insistir: recibirá a los gobernadores de la Alianza y del PJ y después a Carlos “Chacho” Alvarez, a quien –mal que le pese– no podía dejar afuera de esta ronda de consultas.
La seguidilla de reuniones comenzó poco antes de las diez de la mañana, cuando Alfonsín llegó a la Rosada, donde lo esperaban De la Rúa y Chrystian Colombo. El cónclave duró apenas 40 minutos y, aunque cordial, estuvo marcado por el tono entre formal y desconfiado que suele predominar cada vez que se encuentran.
Según comentaban fuentes cercanas a los dos dirigentes, De la Rúa abrió la reunión agradeciendo el apoyo del partido y de los legisladores radicales a la Ley de Competitividad. Con cuidado, Alfonsín repitió el mensaje que ya le había transmitido la semana pasada y que se convirtió en la posición oficial del radicalismo: apoyo al Presidente (siempre y cuando no se aparte demasiado del camino trazado en la campaña) y un pedido de mayor integración de la Alianza. Este fue el sentido de la breve exposición de Alfonsín, que ayer decidió introducir un par de matices.
Insistió con la necesidad de tener en cuenta al Frepaso y, sin nombrar a Cavallo, agregó: “Parece que las cosas andan bastante mejor”.
Finalizada la reunión, Alfonsín se sorprendió cuando se enteró de que debía enfrentar solo a los periodistas. “Nadie me avisó”, se quejó después ante sus colaboradores. Pero igual habló (ver aparte).
Algunas horas después, cuando los cables de noticias y los entusiasmados voceros del Gobierno hablaban de un respaldo explícito a Cavallo, Alfonsín salió a aclarar su posición. “La UCR no respaldó ni propuso ninguna designación. Estas fueron hechas por el Presidente de la Nación”, sostuvo el jefe del radicalismo. Y dijo que su partido “continuará apoyando al señor Presidente de la Nación”, aunque no para cualquier cosa sino para “llevar adelante las políticas contenidas en la Carta a los Argentinos”.
Para ese entonces ya había concluido el encuentro entre De la Rúa y Menem. Los dos habían hablado mucho en los últimos días, personalmente y a través de Alberto Kohan y Carlos Corach. Según fuentes cercanas al riojano, en las conversaciones previas De la Rúa le habría pedido que hiciera una gestión para sumar a algún justicialista de peso al Gobierno.
Menem habría evadido una respuesta con el argumento de que antes debía consultar al Consejo Nacional de su partido.
Sin embargo, todos coincidían ayer en que durante la reunión no hubo ninguna mención al tema. Menem llegó a la Rosada a las 11.45, acompañado sólo por Ramón Hernández. Se lo veía distendido y de buen humor. Una vez en el despacho presidencial, repasó con el Presidente algunos temas económicos y del Mercosur.
De la Rúa le agradeció su respaldo de los últimos días, cristalizado por el okay de los diputados menemistas a la Ley de Competitividad. Por su parte, Menem emitió dos gestos que el Gobierno festejó más tarde: no mencionó la dolarización, que podría haber sumado confusión al panorama económico. Y en la conferencia de prensa posterior ratificó sin matices su apoyo al Gobierno.
Tanto amor es comprensible. En primer lugar, porque Menem necesita desesperadamente que De la Rúa concluya su mandato: según dicen en su entorno, el riojano sabe que hoy no tendría chances como candidato y precisa un tiempo para recuperarse. Además, con la cumbre de ayer (la segunda pública y a solas desde diciembre de 1999), De la Rúa ubicó a su antecesor en el mismo nivel que los poderosos gobernadores del PJ. Quizás por eso, Menem vivió casi como un triunfo personal la invitación. Es más: cuando terminó se quedó un rato largo dando vueltas por la Rosada, saludando a todo el que se le cruzara (ver aparte).
Como si con Alfonsín y Menem no alcanzara, De la Rúa se reunió más tarde con sindicalistas y empresarios. “Estamos contentos. Sabemos que no hay ganancias concretas, pero creemos que este tipo de encuentros sirve para ablandar las cosas y crear un marco político diferente”, explicaba ayer un funcionario de acceso cotidiano al despacho presidencial. Y ofrecía los datos de la agenda de hoy: De la Rúa se reunirá temprano con los gobernadores de la Alianza, después con el arzobispo de Buenos Aires, Jorge Bergoglio, más tarde con los gobernadores del PJ y finalmente con Chacho Alvarez. Aunque el miércoles, cuando inició las primeras gestiones, no tenía planeado encontrarse con su ex vice, finalmente se convenció de que no tenía forma de justificar su exclusión de la ronda de consultas.

 

Apoyo estilo Alfonsín

“La UCR no respaldó ninguna designación, sino que fueran hechas por el Presidente en ejercicio de sus atribuciones.”
“No existe una nueva Alianza” a partir del ingreso de Cavallo.
“A la Alianza deberían sumarse sectores de la izquierda, para defender los intereses del proletariado argentino, y otros que involucren a la burguesía nacional.”
“Los militantes del radicalismo sienten cierta desorientación por la llegada de Cavallo. La UCR hizo un gran esfuerzo por la situación que vive el país y el Presidente lo ha reconocido.”
“Los poderes especiales son una muestra de confianza al Presidente.”

 

Ruckauf, pasado y futuro

El gobernador Carlos Ruckauf dio su irónica opinión sobre la ronda del diálogo que ayer inauguró el presidente Fernando de la Rúa. “Es natural que los dirigentes del pasado político se reúnan”, respondió. Ruckauf participará hoy del diálogo pero apenas como uno más entre los gobernadores peronistas mientras que el ex presidente Carlos Menem ayer protagonizó un encuentro a solas. “Menem, si bien es el presidente formal del partido, se representa a sí mismo porque creo que cada uno de nosotros no representamos al conjunto”, sostuvo el gobernador. Y remarcó que sólo quedará un representante del PJ cuando se convoque a una elección interna. “Habrá que esperar que él (por Menem) tenga ganas”, dijo Ruckauf.

 

MENEM, EN SU REGRESO A LA ROSADA, HABLO DE CAVALLO
“Es parte de la herencia”

Por Fernando Almirón

Carlos Menem abandonó ayer la Rosada con la bolsa llena y rodeado por una hinchada bochinchera que alentó la picardía desplegada por el visitante en cada declaración. Después de reunirse brevemente con Fernando de la Rúa, el ex mandatario apeló a la ironía cuando aseguró que Domingo Cavallo también “es parte de la herencia que recibió” la Alianza de su gestión. “Al Presidente lo vi firme”; “no hace falta que el justicialismo se incorpore al gobierno porque ya les dimos suficiente apoyo en el Congreso”; “Carlos Alvarez le hizo mucho daño a la Argentina”, “Cavallo fue el que se desbarrancó cuando renunció a mi gabinete”, fueron algunas de las perlas que Menem desgranó después de ser reconocido como interlocutor de la oposición mientras repartía besos y autógrafos en el salón de los bustos, que todavía no expone entre los de los ex mandatarios su propia imagen en bronce.
Menem supo colocar la suela de sus zapatos sobre la baldosa más importante por las que caminó ayer durante su visita a la Rosada, que no es de las que revisten el piso del despacho presidencial sino el mosaico que más le agrada: el del centro de la escena. Hacia allí fue cuando asistió a la mesa de diálogo a la que fue invitado por el Gobierno. Con el que en rigor no tenía nada nuevo que hablar. Sólo cobrar un reconocimiento por su apoyo durante la crisis. Y el voto de sus diputados en el Congreso.
La ausencia de grandes novedades fue anticipada con su llegada, cerca del mediodía, cuando sólo se detectó la compañía de la figura de su secretario personal, Ramón Hernández. No fue de la partida el estado mayor menemista, que integran entre otros Alberto Kohan y Carlos Corach, habituales interlocutores del gobierno aliancista.
“Nos reímos con el Presidente de algunas declaraciones que yo hice cuando hablando de Cavallo dije que era para la Alianza parte de la herencia recibida”, fue el primer comentario de Menem a la salida.
Cuando le preguntaron si su administración había declinado con la salida de Cavallo, respondió: “El que se desbarrancó fue él, quien no se fue de mi gobierno con un portazo ni mucho menos, se fue”. Pese a las diferencias, Menem respaldó las facultades especiales que el Parlamento le otorgó al flamante jefe de Hacienda ya que “así está previsto por el artículo 76 de nuestra Constitución”, y “son necesarias para salir de esta situación”.
Mientras un coro de simpatizantes canturreaba improvisados estribillos que entonaban “Carlos ídolo”, y “Carlos volvé que te perdonamos”, Menem consideró que De la Rúa es “un hombre equilibrado que se puede manejar perfectamente en una crisis”. Y que, por lo tanto, “no resulta necesario que un peronista integre el gabinete nacional”, con lo que descartó poner a uno de sus hombres en el Ejecutivo. “Al menos hasta que no nos ofrezcan un ministerio”, agregó un allegado al jefe del PJ.
Menem también apuntó a Chacho Alvarez. Dijo que su renuncia a la vicepresidencia fue “un error grave” que “le hizo mucho daño a la Argentina provocando una crisis que paralizó la economía”. Y que la retirada del Frepaso no anuncia una nueva alianza, aunque “hay nuevos frentes, una especie de nuevos acuerdos que todavía no son alianza”.
El entorno menemista levantó las copas. “Carlos necesita que De la Rúa llegue al final de su mandato si quiere volver a la Presidencia”, dicen cuando explican el respaldo a Cavallo, “que es el único que puede asegurar la continuidad”. Y agregan los menemistas: “El valor agregado es la mano que nos dan para subirle el precio al Presidente”, por Menem, claro.

 

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