Por Eduardo Tagliaferro
Volvió una noche, no
fue a la Casa Rosada sino al Hotel Savoy. Con signos evidentes de cansancio,
el titular del Frepaso, Carlos Chacho Alvarez, dijo, antes
de participar de un acto de relanzamiento de la Fundación Carlos
Auyero, que las medidas anunciadas por (Domingo) Cavallo están
en línea con la Carta de los Argentinos. Además de
reivindicar la propuesta económica del ex ministro de Carlos Menem,
el ex vicepresidente aprovechó el encuentro con la prensa para
relativizar el plenario que un grupo de opositores realizará el
próximo sábado en la Facultad de Ciencias Sociales. Nadie
en esta fuerza discute la pertenencia a la Alianza, dijo para marcar
el límite de las disidencias internas.
El ex vicepresidente había sido marginado de la primera ronda de
conversaciones impulsadas por el presidente Fernando de la Rúa.
Presuroso, luego de que la prensa destacara el olvido presidencial, desde
el Gobierno se buscó reparar el hecho (ver pág. 5). El convite
al diálogo se formalizó para hoy a la tarde porque precisamente
la presentación académica de las actividades anuales de
la Fundación Auyero fueron un obstáculo en la agenda de
los ex compañeros de la fórmula aliancista.
Alvarez anunció que le planteará al Presidente que el déficit
fiscal debe resolverse con una política que aliente el crecimiento
económico. Recreando una vieja propuesta de la CTA que venía
reclamando un seguro de desempleo, Chacho propondrá
a De la Rúa la implementación de un salario de inclusión
social para todos los argentinos que están sufriendo la exclusión,
la desocupación y la pobreza. Anteayer, un grupo de diputados
del Frepaso había adelantado la propuesta al Presidente.
El líder frepasista se preocupó en despegar a su fuerza
política de la disputa por los cargos. Imagen que quedó
instalada luego de los últimos cambios de gabinete, cuando el Frepaso
descartó hacerse cargo de los ministerios de Desarrollo Social
y de Interior porque reclamaba la conducción de la Jefatura de
Gabinete precisamente para Alvarez. Por el contrario, el ex vice insistió
en ubicar a su agrupación en el terreno de las propuestas
programáticas.
A la hora de definir el perfil partidario, el frentista sostuvo que el
Frepaso debe contribuir a recrear las expectativas. Aunque
no las explicitó, se desprende que cuando Chacho habla de las expectativas
se refiere a las encuestas que dan cuenta de cierta aprobación
social por el ingreso de Cavallo al Gobierno.
Alvarez planteó que al apuntar al crecimiento productivo
el Gobierno produjo un cambio de enfoque acorde con las posiciones
que venía proponiendo su fuerza. De esta manera justificó
el impuesto a las transacciones financieras. Antes de estas medidas,
para resolver el déficit fiscal simplemente se recurría
a un ajuste. Esta medida se inscribe en una política que privilegia
el crecimiento y la productividad, dijo.
A la hora de las justificaciones, el ex vice minimizó la concesión
de poderes especiales, por la crisis económica. Aunque
se ocupó de aclarar que las medidas de Cavallo están
planteando una salida de la crisis. Su solidaridad con el ex ministro
de Carlos Menem lo llevó a recomendar a quienes lo cuestionan no
aferrarse a la imagen del Cavallo de los años 90. Incluso
no cuestionó el virtual respaldo que el ministro de Economía
le brindó a los senadores peronistas investigados por los presuntos
sobornos en el Senado. Hay que dejar actuar al juez (Gabriel) Cavallo,
fue la única frase esgrimida por Alvarez ante los periodistas que
le pedían una opinión sobre la embestida del Mingo
a la última bandera chachista.
La interna frepasista también ocupó un lugar en el parlamento
de Alvarez. No deslegitimó a quienes le cuestionan sus últimas
movidas políticas, entre ellas la incorporación de Cavallo
al gabinete, pero puso un límite. Nadie en esta fuerza cuestiona
la pertenencia del Frepaso a la Alianza, dijo acotando el disenso
partidario.
Graciela, desplazada
Por E.T.
El primer efecto que produjo la convocatoria realizada por
un grupo de legisladores disidentes a un plenario abierto
de la militancia fue la movilización de la conducción
partidaria. El líder frentista Carlos Alvarez se reunirá
hoy con los legisladores de la provincia de Buenos Aires para acordar
lineamientos políticos y consensuar el nombre de quien reemplace
a Graciela Fernández Meijide en la presidencia del partido.
Además de esta movida, los principales referentes frentistas
se encargaron de tomar el teléfono para intentar disuadir
a los convocantes. El jefe de Gobierno porteño, Aníbal
Ibarra, el diputado José Vitar y el propio Alvarez se comunicaron
con algunos de los diputados convocantes al plenario. Entre los
receptores de los llamados estuvieron el diputado e integrante del
Consejo de la Magistratura Pablo Fernández, la diputada María
América González y el diputado Alfredo Villalba.
La movilización que produjo la convocatoria es de tal magnitud
que las autoridades del Frepaso bonaerense otorgaron a sus afiliados
libertad de acción. Algo parecido ocurrió
en otras provincias. No por nada los diputados convocantes representan
a distintos grupos internos. El debate es una necesidad que
atraviesa transversalmente a todos los grupos, reconoció
a este diario uno de los disidentes. Ayer, un grupo de militantes
del Frente Grande porteño discutía su probable participación
en el plenario que se realizará en la Facultad de Ciencias
Sociales.
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OPINION
Por Gustavo Cardesa*
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Contra la nueva alianza
El Frepaso fue la posibilidad de unificar, en discurso y acción,
la diáspora sufrida al interior de muchas fuerzas políticas
y sociales desgastadas por errores propios y por la arrolladora
vertiente del neoliberalismo encarnada durante los 90 en referencias
indiscutiblemente populares.
El Frepaso, un instrumento cargado con lo bueno y lo malo, con imperfecciones
y mezquindades fue, a pesar de todo, capaz de despertar ganas. Se
atrevió con acierto a señalar el camino: superar un
modelo agotado, de inequidad y exclusión. En poco tiempo
su mensaje se escuchó masivamente generando en la sociedad
voluntad de cambio.
Pero también nacía de su propia entraña la
contradicción: crecer en cantidad, doblar apuestas, ganar.
Estas actividades fueron sustituyendo la construcción de
definiciones precisas, de consensos estables, erosionando el sentido
transformador, desdibujándose los límites. Conceptos
como marketing, imagen, lo mediático, encuestas, fueron contaminando
en nombre de la gente un espacio cada vez más
pragmático, donde sus artífices curiosamente se iban
alejando de ella. En 1997 se conformó la Alianza, no para
ganar una elección sino para terminar con un modelo de exclusión
iniciado el 24 de marzo de 1976 y profundizado durante los diez
años que gobernó Menem. Sin embargo, el proceso desatado
a partir de la renuncia de Machinea, la designación de López
Murphy y luego de Cavallo configuraron el escenario de una nueva
Alianza conservadora entre el delarruismo, el cavallismo y el menemismo
con la bendición del mercado. Ante ello fue inmediata la
respuesta de radicales y frepasistas que, desde todos los rincones
del país, se están oponiendo a la consolidación
y profundización del modelo.
Aceptar masivamente la nueva alianza gobernante sería abandonar
a los compatriotas con los que construimos un camino conjunto y
hoy se sienten defraudados. De la dolorosa experiencia habrá
que ver y aprender. Buscando dignidades y mejorando las reglas de
juego. La verdadera construcción política necesita
tiempo, respeto por lo diverso y democratización en la toma
de decisiones. Necesariamente debemos avanzar junto a otros emergentes
políticos y sociales (ARI, Polo Social, etc.) en el diseño
de una nueva herramienta política.
* Diputado nacional Frepaso. Presidente Partido Intransigente.
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