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DE LA RUA CERRO CON CHACHO LA RONDA DEL DIALOGO POLITICO
Otra foto para el álbum presidencial

Los ex compañeros de fórmula evitaron hablar de cargos para que el Frepaso regrese al Gobierno. Alvarez reiteró la necesidad de agilizar la creación de la Agencia Social y el salario para desocupados. Con esta reunión, De la Rúa cerró una seguidilla que lo mostró casi tan activo como Cavallo. Antes se había reunido con gobernadores de la Alianza y el PJ, por separado. Unos y otros plantearon sus dudas sobre la eliminación de algunos impuestos según lo había anunciado el ministro.

Chacho y De la Rúa volvieron a verse. Ocultaron su mutua desconfianza tras la formalidad.

Por José Natanson

Siempre dicen que no debería ser así, pero a esta altura ya parece inevitable: cada encuentro termina revestido del protocolo y la pomposidad de una visita de Estado. Ayer, Fernando de la Rúa conversó con Carlos “Chacho” Alvarez en la Rosada: aunque se saltearon las cuestiones conflictivas –como la reintegración del Frepaso al Gabinete–, hablaron sobre el cambio de clima generado por la llegada de Domingo Cavallo, el respaldo del Frepaso a las últimas medidas y la necesidad de crear un salario para los jefes de hogar desocupados. Fue la última de una seguidilla de reuniones encabezadas por De la Rúa en el marco del diálogo político: un recurso difuso con el que el Presidente confía en remontar los tropezones de los últimos tiempos y, de paso, disputarle un poco de protagonismo a su omnipresente ministro de Economía.
Chacho llegó en subte, unos minutos antes de las cuatro de la tarde y acompañado sólo por un vocero, y rápidamente fue conducido al despacho presidencial. Según fuentes cercanas a los dos ex compañeros de fórmula, el tono de la conversación fue distendido, aunque ninguno logró romper la desconfianza –disfrazada de formalidad– que prevalece cada vez que se reúnen a solas.
Uno de los temas que podría haber levantado el voltaje es la reincorporación del Frepaso a las primeras líneas del Gobierno. Un par de semanas atrás, en medio de la crisis, Alvarez aprovechó la convocatoria a la unidad nacional y se autopostuló para la jefatura de Gabinete. De la Rúa descartó el ofrecimiento y contraofertó un par de ministerios, que fueron rechazados. Al final, el socio menor de la Alianza terminó quedando afuera del nuevo esquema. Aunque nadie descarta avances más adelante, lo cierto es que ayer ninguno mencionó el asunto. “Lo charlamos más adelante, cuando se terminen de encarrilar las cosas”, coincidieron.
En otro momento de la charla, De la Rúa contó las reuniones que había mantenido el jueves con Raúl Alfonsín y Carlos Menem y los encuentros de ayer con los gobernadores de la Alianza y del PJ (ver páginas 4 y 5). Agradeció a Chacho –al que sólo se decidió a invitar a último momento– por su presencia en la Rosada y por el respaldo del Frepaso durante la crisis. “Han hecho un esfuerzo importante en el Congreso”, dijo De la Rúa. Alvarez, que siempre se ufanó de su capacidad para medir el clima social, le dijo a De la Rúa que percibía un cambio en las expectativas de la gente. “Hay otro estado de ánimo”, explicó. Pero después, quizá recordando el blindaje financiero, sostuvo que el Gobierno no debería dejar pasar la oportunidad.
El comentario le sirvió de excusa para introducir uno de los temas que quería tratar sí o sí en la reunión: la creación de un salario de inclusión social. Los diputados frepasistas ya habían conversado el asunto con De la Rúa y ayer el Gobierno anunció un subsidio que alcanzará a 200 mil jefes de familia desocupados. Ayer, Chacho insistió en las ventajas de ampliar el proyecto: según dijo, los recursos derivados de la unificación de los planes sociales alcanzarían para crear un salario mínimo para todos los desocupados. Si bien admitió que su puesta en marcha es difícil, aseguró que podría acelerarse a partir de la Ley de Competitividad que habilita al Ejecutivo a modificar ministerios y estructuras sin pasar por el Congreso. “Ahora es más fácil vencer las resistencias burocráticas”, explicó.
Sobre el final de la reunión, De la Rúa y Alvarez coincidieron en que, ahora que no hay ningún frepasista de peso en el Gabinete, sería conveniente establecer algún canal de comunicación más fluido: quedaron en que Chrystian Colombo (que ayer pasó a saludar y se quedó unos minutos) será el encargado de dialogar cotidianamente con Alessandro.
Concluida la charla, el ex vice tuvo que enfrentar solo a los periodistas. Aseguró que coincidió con De la Rúa en reafirmar la importancia de la Alianza “como herramienta” y justificó su respaldo a Cavallo. “La sociedad responde favorablemente porque se siente convocadapor una política que sale de la visión esquemática de poner como eje el tema fiscal e instala la producción, el crecimiento, la defensa del mercado y la competitividad”, señaló Chacho. Dijo que “este optimismo tiene que ver no con un nombre o un ministro de Economía, sino con haber planteado un enfoque de salida a la crisis”. Y terminó pidiendo “no quedarnos en la discusión del Cavallo de 1990”.
En el Gobierno se mostraban conformes con el resultado de la reunión, la última de una larga serie por el diálogo político. Aunque admitían que –con la excepción del levantamiento del paro– no hubo avances concretos, los funcionarios aseguraban que el desfile de dirigentes por la Rosada sirvió para mostrar a un De la Rúa al frente de su gestión a pesar de la crisis. “Era necesario alguna iniciativa para remontar los papelones de los últimos días”, explicaba un hombre muy cercano al Presidente. Y agregaba: “Esto sirvió para mostrarnos activos y dinámicos y no desorientados como durante las semanas anteriores”.
Pero hay otro argumento. Según explicaba un importante funcionario, en el círculo más cercano al Presidente ya empieza a instalarse cierta preocupación por la omnipresencia de Cavallo. “Lo de ayer fue una forma de demostrar que no estamos dispuestos a regalarle todo”, explicaba. Pero agregaba que, por ahora, no hay margen para iniciar una pelea con el poderoso superministro de Economía. “Hasta octubre tenemos que dejarle las manos libres para que De la Rúa capitalice los logros económicos”.
–¿Y después? –le preguntó Página/12.
–Vamos a ver... Menem, por ejemplo, lo dejó hacer hasta que acomodó las cosas y después empezó a disputarle espacios y a diferenciarse.

 


 

De la Rúa quiere a algún peronista

Fernando de la Rúa admitió ayer la necesidad de que haya “una mayor participación” del Frepaso en el Gobierno, pero por primera vez admitió abiertamente la posibilidad de sumar a “alguna personalidad del justicialismo o independiente” a su gestión. “Eso está siempre abierto”, declaró.
Al término de la ronda de diálogo político también dijo:
“Aprecio la presencia de (Domingo) Cavallo, que ha salido con mucha fuerza y empuje a sembrar optimismo y a plantear políticas activas para la competitividad”.
“El (por Cavallo) es el ministro y yo soy el Presidente de la República; cada uno tiene su misión y responsabilidad”.
“Vamos a seguir adelante con el programa de la Alianza y las medidas anunciadas van en el sentido de la reactivación económica, de contar con políticas para los distintos sectores”.
Las medidas económicas “apuntan a resguardar la solvencia fiscal, cumplir las metas acordadas, las obligaciones internas y externas del país y promover la competitividad para reactivar la producción”.
“La confianza de la gente, el optimismo que percibo en la sociedad, es lo que hace ver que vamos por el buen camino”.
El ingreso de Domingo Cavallo al Gobierno fue tomado “con una gran comprensión de los sectores de la Alianza”.
“No hay nombres y no hay ofrecimientos” para cubrir el Ministerio de Desarrollo Social; “sigue el interinato del ministro de Salud”.
La ronda de diálogo con los distintos sectores políticos “ha sido de un valioso carácter constructivo y positivo en el compromiso para ayudar a superar las dificultades económicas del país”.

 


 

Los gobernadores del PJ, con dudas
sobre los impuestos de Cavallo

Por Fernando Almirón

“Por lo menos a nosotros esta vez nos dieron de comer”, bromeó uno de los gobernadores justicialistas que ayer almorzó con el presidente Fernando de la Rúa, quien minutos antes había terminado un encuentro con los mandatarios de la Alianza que apenas recibieron una vuelta de café. Los representantes provinciales del PJ llegaron a la Casa Rosada con el traje reservado para los gestos de apoyo político, pero con la ropa interior debidamente recubierta de amianto. “Estamos dispuestos a apoyar una vez más al Ejecutivo nacional, pero queremos que nos expliquen el alcance de las nuevas medidas económicas y cómo nos compensarán la eliminación de algunos impuestos considerados distorsivos por la nueva conducción económica”, explicó un gobernador norteño que, al igual que sus pares, evitó toda referencia a Domingo Cavallo. El único que se animó a expresarle su respaldo fue el santafesino Carlos Reutemann, quien no dudó en afirmar que el nuevo ministro de Economía cuenta “con todo el apoyo de la gente”.
“Le pedimos al Presidente reglas claras”, sintetizó el bonaerense Carlos Ruckauf al abandonar prematuramente la mesa en la que fue reemplazado por su vicegobernador, Felipe Solá.
Las otras sillas dispuestas en el Salón Sur de la Casa de Gobierno fueron ocupadas por los gobernadores José Manuel de la Sota, de Córdoba; Reutemann, de Santa Fe; Rubén Marín, de La Pampa; Néstor Kirchner de Santa Cruz; Adolfo Rodríguez Saá, de San Luis; Gildo Insfrán, de Formosa; Angel Maza, de La Rioja; Eduardo Fellner, de Jujuy; Carlos Juárez de Santiago del Estero; Carlos Manfredotti, de Tierra del Fuego; y la vicegobernadora de Misiones, Mercedes Oviedo.
De la Rúa llegó acompañado por el jefe de Gabinete, Chrystian Colombo, y los ministros de Interior, Ramón Mestre; de Trabajo, Patricia Bullrich; y de Salud, Héctor Lombardo.
“Ya sabíamos que Cavallo no estaba en la lista de funcionarios invitados, la escena era para De la Rúa. Pero creo que de todos modos vamos a tener que hablar con el Mingo”, comentó uno de los mandatarios peronistas después del encuentro que, en su opinión, “sirvió para hablar con algunos ministros temas pendientes, asegurarnos el compromiso del gobierno de no debilitar aún más nuestras cajas, y nada más”.
La preocupación de los mandatarios no es menor. Ocurre que los impuestos considerados distorsivos que se quieren eliminar en realidad constituyen buena parte de la recaudación propia de los estados provinciales, tal como los gravámenes por ingresos brutos y sellados. Los gobernadores temen que el gobierno nacional les meta una vez más la manos en sus bolsillos, y quieren asegurarse de que parte de la recaudación que se obtenga por el nuevo impuesto a los débitos y créditos bancarios sea girada a las provincias para compensar lo que dejarán de percibir en sus cajas.
En este sentido Chrystian Colombo se vio obligado a dar mayores explicaciones sobre cómo se pondrá en marcha ese mecanismo compensador, y ofrecer garantías de cumplimiento. Promesas que no tranquilizaron los nervios de los mandatarios que intentaron dejar en claro que su asistencia en la reunión de ayer “de ninguna manera significa que nos sumemos al plan de emergencia de la Alianza, ni que compartamos su responsabilidad de gobernar”, aclaró uno de los representantes provinciales que, al igual que la mayoría de sus pares, evitó hacer declaraciones al abandonar la Rosada. El hermetismo indica que el cónclave dejó zonas oscuras en el panorama de los gobernadores quienes ayer, apenas llegaron desde Plaza de Mayo a sus alojamientos en Buenos Aires, iniciaron una intensa secuencia de contactos telefónicos entre ellos con el objeto de definir una postura en común, tal como lo vienen haciendo en los últimos tiempos, y tomar distancia del apoyo político que Carlos Menem, como presidente del justicialismo, le ofrendó al Gobierno el jueves pasado.

 


 

IGUAL PREOCUPACION ENTRE LOS GOBERNADORES ALIANCISTAS
Gravámenes y compensaciones

Los gobernadores de la Alianza también desfilaron ayer por la Casa Rosada y se sacaron la foto con Fernando de la Rúa. Así mostraron su compromiso con el gobierno de unidad al que convocó el Presidente y su respaldo a las nuevas medidas económicas, aunque también advirtieron que la eliminación de impuestos “distorsivos” anunciada por Domingo Cavallo debe ser compensada con recursos coparticipables para no desfinanciar a las provincias. Ante esa inquietud, De la Rúa les garantizó que la Nación destinará parte de la recaudación obtenida con el nuevo gravamen a los débitos y créditos bancarios al desarrollo de “políticas activas para expandir las economías regionales”.
De la Rúa recibió a los gobernadores aliancistas a la mañana, antes que a los peronistas. El ministro del Interior, Ramón Mestre, fue uno de los funcionarios que participó de la reunión con los mandatarios y explicó que la intención del Ejecutivo es que exista “una definida participación de los gobiernos provinciales en la gestión de unidad nacional” a la que convocó el Presidente.
La visita de los gobernadores de la Alianza a De la Rúa tuvo precisamente el objetivo de demostrar su apoyo a esa convocatoria. En la Casa Rosada estuvieron los gobernadores de Chaco, Angel Rozas; Río Negro, Pablo Verani; Chubut, Luis Lizurume; Mendoza, Roberto Iglesias; Catamarca, Oscar Castillo; Entre Ríos, Sergio Montiel; y San Juan, Alfredo Avelín; además del jefe de gobierno porteño, Aníbal Ibarra; y el interventor de Corrientes, Oscar Aguad. Al Presidente lo acompañaron Mestre; el ministro de Salud, Héctor Lombardo; y el secretario general de la Presidencia, Nicolás Gallo.
Rozas celebró, tras la reunión, que “por primera vez en 40 meses no estuvo marcada por la búsqueda de un ajuste, nacional y provincial, sino que se puso el acento en la reactivación económica”, pero dejó en claro por dónde pasa la preocupación de los gobernadores: “La Nación –dijo también el chaqueño– debe garantizar la financiación a las provincias porque cualquier distorsión afectaría la paz social para gobernar”.
La inquietud viene a cuento de que Cavallo mencionó Ingresos Brutos entre los impuestos “distorsivos” que se propone eliminar. Ese es un gravamen que cobran directamente las provincias y constituye una de sus principales fuentes de financiamiento. La Ciudad de Buenos Aires, por ejemplo, recauda por esa vía el 65 por ciento de sus recursos.
Los gobernadores coincidieron en la necesidad de eliminar los impuestos distorsivos pero también le plantearon esa situación a De la Rúa, quien los tranquilizó con que parte de lo recaudado por el impuesto al cheque se dedicará a la promoción de las economías regionales. En la reunión, de todos modos, el tema no pasó de ahí y los gobernadores deberán continuar directamente con Economía las negociaciones en ese sentido.
Lizurume destacó que en la reunión se hubiera empezado a analizar “la unificación de los planes sociales, con el aporte de la Nación y las provincias”, porque en tanto no empiece la reactivación económica “también se va a atender a los que no tienen nada”.
Verani también rescató que en la reunión “no se habló de ajuste sino de reactivación” y que esta vez “no nos dijeron, como antes, que el mercado proveerá”.
“La reunión estuvo bien y fue políticamente oportuna”, opinó Ibarra.

 


 

Otro round Menem-Ruckauf

Carlos Menem y Carlos Ruckauf sostuvieron ayer un nuevo y duro combate en el que está en juego la corona del justicialismo. El mandatario bonaerense lanzó el primer golpe al asegurar que “Menem representa a los bancos, mientras que yo soy el peronismo”. “Debería ocuparse más de su provincia”, respondió Menem. “Creo que por razones biológicas está perdiendo la memoria, porque el que se ha olvidado que Cavallo era el enemigo público de la Argentina es Menem”, atacó el gobernador. “Creo que (Ruckauf) no va a poder olvidar que fue embajador de mi gobierno en Italia, que fue mi ministro del Interior, no va a poder olvidar, por último, que fue mi vicepresidente”, respondió Menem. “El tiene capturada la conducción del PJ por mecanismos judiciales, que llame a internas, pobre Menem”, desafió Ruckauf. “Vamos a demostrar cuando llegue el momento que el justicialismo y su presidente tienen una vigencia que no está en los cálculos de algunos hombres de la política argentina”, contraatacó el ex jefe de Estado en otro tramo de un combate que continúa y se prolongará hasta que se defina quién se queda con el control del justicialismo y la candidatura presidencial del peronismo en el 2003.

 

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