Expectativas
Estos son tiempos de perplejidades y desasosiegos. También,
de hastío popular. La supuesta recreación de
expectativas, de la que tanto se habla en los discursos políticos
de estos días, es una consecuencia directa de la movilización
social que les dobló la muñeca a los fieles del mercado
que encabezó López M. durante un par de semanas. Las
huelgas, las ocupaciones de facultades universitarias, el descontento
general, crearon una situación muy difícil,
reconoció el ex presidente Carlos Menem en la noche del jueves
pasado, pocas horas después de entrevistarse con su sucesor,
Fernando de la Rúa. A las opciones económicas
disponibles, hubo que agregarle un dato esencial: la sociedad dijo
basta, acotó el mismo día Miguel Angel Broda,
consultor favorito de grandes empresas. En efecto: la huelga del
miércoles 21, la multitudinaria marcha del sábado
24, en el vigésimo quinto aniversario del golpe de Estado
de 1976, más la agitación de las comunidades universitarias
y educativas, confirman esas apreciaciones. Por primera vez, en
mucho tiempo, los políticos de mayor caudal electoral le
temieron más a la desobediencia civil que a los mercados,
incluido el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Desde ese punto de vista, el regreso de Domingo Cavallo al Gobierno
es un efecto, no la causa, de los cambios ocurridos en el paisaje
nacional. El objetivo prioritario de su gestión consistirá,
por lo tanto, en desmovilizar la protesta y, en la medida de lo
posible, reducirla a su mínima expresión, para que
nada cambie, en definitiva. Dado que el ministro de Economía
es un viejo conocido de los argentinos, sobre todo de casi el 20
por ciento de los desempleados que perdieron el trabajo durante
su anterior gestión y de los trabajadores que fueron sometidos
a los contratos basura en el mismo período, construyó
un discurso que pretende iluminar la imagen sombría de buena
parte de la década pasada (fue ministro siete de los diez
años de Menem). Ahora es keynesiano, o sea partidario
del Estado de bienestar que terminó de desmantelar el menemismo,
con sensibilidad social, que se pelea con los banqueros y desdeña
al FMI.
Menem recordó que en su década también Cavallo
había desafiado al FMI, pero después tuvimos
que volver. Un íntimo amigo del ministro, el economista
neoliberal Juan Carlos De Pablo, advirtió ya que un
día de éstos, Mingo anunciará malas noticias.
El editorial del matutino La Nación, más pomposo pero
del mismo palo, el mismo que calificó al paro del día
21 un acto de barbarie, ayer puso las cosas en su lugar:
La formación del actual ministro de Economía
está más allá de toda duda [...] Así
como debe reconocerse que la recomposición del poder es condición
necesaria y que el camino elegido por el ministro seguramente es
en estos momentos el único, cabe la pregunta: ¿Qué
rumbo adoptará el país cuando se haya podido superar
la actual emergencia? ¿Habrá ortodoxia o habrá
heterodoxia? En algún momento será necesario, seguramente,
consolidar la ortodoxia.
Dado que lo siguen considerando tropa propia, los conservadores
confían en que las mudanzas de Cavallo sean nada más
que un desvío ocasional, una condición necesaria
de la emergencia, es decir transitoria. En cambio, los jefes de
la Alianza celebran la coyuntura con aires ufanos, como si fuera
el resultado de su astuta premeditación, un atajo planificado
para regresar a los compromisos que abandonó la coalición
luego de ganar las elecciones de 1999. En lugar de pensar
que nos vamos hacia el centroderecha, hay que comprender que las
medidas adoptadas son claramente de centroizquierda, aseguró
el Jefe de Estado, apenas dos semanas después de justificar
el frustrado y alevoso ajuste que había planificado el fugaz
López M. Empujado por su actual vocación de senador
bonaerense, Raúl Alfonsín hizo votos para que
siga el rumbo progresista y Chacho Alvarez, que se tentó
con regresar al Gobierno al lado de Cavallo para ocupar la jefatura
del Gabinete, afirmó que el ministro está en
línea con la Cartade los Argentinos. Ansiosos de recuperar
la popularidad que extraviaron en las protestas callejeras, parecen
dispuestos a sostener papas calientes con las manos desnudas.
El espanto ante la posibilidad de un desborde social alineó
también a los jefes de la oposición peronista, en
sus diversas variantes, y a las mayorías del Congreso nacional,
que se amucharon para transferir de apuro las facultades extraordinarias
que exigió el ministro para aliviarles el sofocón,
quien podrá legislar hasta abril del próximo año
sin el concurso de los representantes del pueblo. A
no ser por la resistencia empecinada de una minoría transversal
de diputados, que apostaron al futuro no muy lejano, la autoridad
discrecional de Cavallo hubiera alcanzado límites inéditos
en una república democrática. En resumen, mientras
la economía gobierna en los próximos meses, los políticos
podrán dedicar el tiempo libre a los ritos electorales de
octubre, si es que antes el diablo no mete la cola. Incluso el vocinglero
Hugo Moyano, que se devoraba a los explotadores del pueblo hasta
anteayer, anunció que su central suspendió la huelga
programada para el 5 y 6 de abril, ante la nueva esperanza.
Es el mismo dirigente que el martes 20 arengaba en Plaza de Mayo
a hacer la huelga como el amor, donde todo vale. Algún
amigo debería explicarle las diferencias entre amor, calentura
y sexo seguro.
Por supuesto, no todos los entusiasmos fueron gratuitos. Los senadores
recibieron con dicha las opiniones de Cavallo en contra de judicializar
la política, lo cual en lenguaje vulgar fue entendido como
una señal de que usará su influencia para que los
sobornos en el Senado pasen al olvido. Los sindicalistas también
recibieron lo suyo, una nueva esperanza, porque seguirán
manejando las obras sociales, que hasta hace poco eran denunciadas
desde el Gobierno como las cajas negras de la burocracia
gremial. Antes, la CGT oficialista había recibido un cheque
por más de treinta millones para las mismas cajas, de modo
que estaba más que justificada su presencia en el diálogo
social con el Presidente. Menem volvió al candelero
sin necesidad de Bolocco, los gobernadores de los principales distritos,
sobre todo el bonaerense, esperan reciprocidad para sus propias
dificultades, además de recuperar antiguas amistades como
la de José Manuel de la Sota con Cavallo, para no entrar
en otros pormenores. Nadie quiere hacer de aguafiestas, por lo que
habría que remitirse a los hechos que alientan los buenos
humores para verificar si las esperanzas están justificadas.
El impuesto al cheque era regresivo desde su anuncio inicial, ya
que pagaba la misma tasa el que operaba mil quinientos pesos que
el que operaba quince millones, pero a medida que entran en detalles
ese carácter es más visible. Ahora resulta que los
que más tienen pagarán tasas menores, o sea la inversión
exacta de todo tributo que pretenda ser equitativo. Para llevar
adelante la lucha contra la evasión fiscal, el contrabando
y la humillante dependencia del capital financiero transnacional,
el ministro eligió a un equipo de colaboradores que provienen
de sus antiguos cuadros y de otros centros técnicos del neoliberalismo,
como CEMA, FIEL y Fundación Mediterránea, que han
manejado los resortes de la economía durante la última
década. En esa lógica, el pasado es el futuro.
En cuanto al seguro de desempleo se reduce a la extensión
del Plan Trabajar, un poquito más generoso, para 206 mil
jefes de hogares que están en situación de indigencia,
es decir muertos de hambre, que empezarán a cobrar 170 pesos
por mes además de 20 pesos por hijo menor a partir de octubre,
justo cuando se realizarán las elecciones. Hay estimaciones
más rigurosas de la CTA que fijan en 380 pesos mensuales
más 60 pesos por hijo en edad escolar, el mínimo indispensable
para escapar de la miseria. ¿Habrá un cálculo
de cantidad de votantes entre los presuntos 900 mil beneficiarios?
¿La selección de beneficiarios tendrá
prioridad en los distritos donde el oficialismo tenga más
dificultad para recaudar votos? ¿Mostrar el juego de este
modo es lo que llaman transparencia administrativa?
En un país con un tercio de la población, doce millonesde
personas, en situación de pobreza y cuatro millones de desocupados,
es un vaso de agua en el mar. Cierto es que para los que han perdido
hasta las esperanzas, poquito es mejor que nada, pero al menos los
donantes deberían ser más prudentes en el lenguaje
y dejar de llamarlo seguro de desempleo o red
de contención social. Aunque sea para no provocar vergüenza
ajena.
Al final, entonces, ¿terminó en derrota la indignación
popular que despertó el plan ajustador de López M.?
Por ahora, nada ha concluido de manera terminante. La crisis política
está ahí, oculta por el espanto y el barullo de las
últimas semanas, pero sigue sin resolver. El porvenir de
Cavallo está condicionado a los resultados que consiga y
a su capacidad de mantener la paz social. La sociedad probó
fuerzas y ahora tiene que asimilar la experiencia acerca de su propia
capacidad para influir en los asuntos públicos. En el mundo
entero, además, está agotándose la vigencia
del Consenso de Washington que sustentó el último
cuarto del siglo XX bajo la supremacía del pensamiento
único que ha creado un mundo para ricos, de un lado,
y del otro reservas salvajes para turistas dominicales o fundamentalismos
religiosos y étnicos. Es un mundo donde la noción
de progreso ha sido desprestigiada asociándola a soluciones
individuales que son escasas para la mayoría de la población,
o desprestigiando al Estadonación mediante el avasallamiento
de su capacidad para organizar la convivencia y la seguridad de
sus habitantes.
Ese mundo de injusticias, que abarca a la América latina
como una región de tremendas desigualdades, está dando
lugar a explosiones de rebeldía inorgánica, con mucha
rabia y ninguna dirección política pero suficiente
para amenazar la estabilidad construida sobre las injusticias flagrantes.
No hay otra razón que esa amenaza de rebeldía para
que el Foro de Davos, el encuentro de los más poderosos,
haya promovido el diálogo con el Foro de Porto Alegre, el
de los disconformes y desobedientes. Hoy en día, para decirlo
con palabras del sociólogo francés Alain Touraine
en la revista Criterio (III/01), la democracia empieza a aparecer
a partir del momento en el cual todos decimos: dentro de una
sociedad o un sistema, podemos escoger varias soluciones para distribuir
mejor el ingreso [...] Es evidente que vamos a ver una
discusión sobre la redistribución de los ingresos
a favor de otros factores que no sean sólo las ganancias
del capital. Quienes sean capaces de repartir de nuevo las
porciones de la torta con sentido de equidad, sin egoísmos
ni arbitrariedades, serán los reales depositarios de las
esperanzas en el futuro.
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