Por Eduardo Tagliaferro
Desarrollar un espacio
parlamentario común que permita la integración del conjunto
de legisladores que han sostenido los principios fundacionales de la Alianza
fue una de las conclusiones más importantes presentadas por los
diputados rebeldes del Frepaso a los más de 1200 asistentes al
plenario de la militancia. La definición no implica, por ahora,
una ruptura ni con el bloque frentista ni con la Alianza, pero abre las
puertas para un interbloque legislativo al que puedan sumarse Elisa Carrió,
los socialistas de Alfredo Bravo y hasta la propia dirigente de los aeronavegantes
Alicia Castro.
Después de seis horas de debate en comisiones y en un clima de
asamblea popular, el diputado nacional Ramón Torres Molinas comenzó
la lectura de los principales puntos de acuerdo del encuentro rebelde.
Mientras los asistentes cantaban No queremos un partido liberal.
Nosotros queremos un frente nacional y popular, Torres Molina daba
cuenta de las principales resoluciones. Entre ellas:
Rechazar la integración
al gabinete nacional de personeros del menemismo y de la dictadura, lo
que no sólo desvirtúa la esencia de la Alianza sino que
profundiza el alejamiento del Gobierno del compromiso electoral
de 1999.
Avalar lo actuado por
los diputados convocantes.
Sostener en los ámbitos
provinciales y municipales a los gobiernos aliancistas que siguen manteniendo
el espíritu común de unidad en la diversidad.
Dos de las principales hipótesis que la conducción frentista
esgrimió para desalentar el plenario rebelde no se cumplieron;
no hubo incidentes y tampoco fractura partidaria, por lo menos hasta ahora.
Los convocantes no desconocen que pusieron en marcha un proceso interno
que los aleja cada vez más de las definiciones oficiales. Distancia
que inexorablemente los llevará a la ruptura si el gobierno
de centroderecha impulsa nuevas medidas antipopulares, afirman.
Por el momento se proponen extender el debate a todos los ámbitos
partidarios y en todos los distritos. La reunión del bloque frentista
de Diputados del próximo martes será el primer escenario
en el que expondrán sus diferencias. Si bien los legisladores reconocen
en Darío Alessandro a un dirigente conciliador y tolerante, las
discrepancias con las propuestas del Gobierno los llevarán en los
hechos a conformar un nuevo bloque. Iniciativa que pondrá en jaque
el ya ajustado quórum aliancista.
Por el momento la propuesta de impulsar un espacio parlamentario común
es la fórmula que contiene a todos los diputados convocantes, entre
ellos a María América González, quien siempre señala
que fue llamada a la política por el líder partidario Carlos
Chacho Alvarez. La diputada, que participó activamente
del plenario, no estuvo presente cuando se leyeron las conclusiones, gesto
que muestra con claridad los límites que comparten los 10 convocantes:
Marcela Bordenave, Gustavo Cardesa, Jorge Giles, María América
González, José Luis Lanza, Eduardo Macaluse, Elsa Quiroz,
Federico Soñez y Ramón Torres Molina.
Cavallo procesista, ¿quién te voto? y Con
las banderas bien altas, Frepaso, decían los carteles que
enmarcaban el aula magna de la Facultad de Ciencias Sociales en la que
los plenaristas recibieron a los legisladores al cántico de Somos
la fuerza de la unidad. Somos la nueva alternativa popular. Junto
a los diputados que promovieron la iniciativa, subieron al escenario el
funcionario porteño Eduardo Jozami y la legisladora de la Ciudad
Delia Bisutti, que participaron alternativamente de las discusiones del
plenario disidente y del congreso del Frente Grande porteño (ver
página 12). De apuro, cuando los fotógrafos disparaban sus
flashes, se sumó para la foto la diputada Alicia Castro. Aunque
no se lo visualizó en el acto de cierre, el secretario de Pequeñas
y Medianas Empresas, Enrique Martínez, participó activamente
de las discusiones de las comisiones. Lejos de definir la fractura partidaria,
el grueso de los participantes insistió en la necesidad de dar
el debate en el interior del partido. La falta de democracia interna y
la crítica a la conducción de la fuerza fueron la constante
de las intervenciones. Incluso el grueso de las críticas estuvieron
dirigidas a Chacho y no a Cavallo.
Chacho resiste el embate de los micrófonos, pero no puede
venir acá donde estamos los que nos bancamos diez años de
construcción de esta fuerza, dijo un militante en una de
las comisiones. Aunque algunos manifestaban su enojo con el ex vice calificándolo
de traidor por haber impulsado el ingreso de Cavallo al Gobierno,
el sentimiento mayoritario era de indignación por el lugar al que
condujo al Frente Grande. Una militante de Capital puso de ejemplo la
marcha de repudio a los 25 años del golpe militar en la que la
columna partidaria no pudo ingresar a la Plaza de Mayo. Con estos
dirigentes, el Frente no puede estar donde está el pueblo,
dijo.
Aunque en las exposiciones no aparecieron propuestas rupturistas, estas
surgían cuando los disertantes se animaban a imaginar los futuros
escenarios políticos. Ahora un pseudo Cavallo industrialista
viene a construir lo que antes destruyó, echaron a los radicales
y al Frepaso, sólo quedaron los amigos de Coti Nosiglia en el gabinete
y el Presidente sigue saludando, acotó un docente porteño
para graficar el contexto político. La imagen fue tomada por otros
oradores que luego de describir la realidad cerraban su alocución
diciendo y el Presidente sigue saludando. Nada volverá
a ser igual en el Frepaso. Aunque no disimulaban la preocupación,
los plenaristas se mostraban alegres por el debate. El desierto es largo,
pero menos duro si suman fuerzas y mantienen los principios, según
imaginan.
El
Frente porteño, tras Ibarra, se diferencia
Por Romina Calderaro
La crisis en el Frepaso alcanzó
tal magnitud que ayer, cuando Aníbal Ibarra y Darío Alessandro
arrivaron al congreso del Frente Grande porteño hubo una fuerte
discusión para definir si correspondía que hablaran en ese
momento o si había que hacerlos esperar a que terminaran de exponer
las decenas de oradores anotados porque ellos dos recién
llegaron, en palabras de un congresal enojado. Al final, los dejaron
hablar. Alessandro fue el primero y soportó estoico las interrupciones
chicaneras de los oyentes. El jefe del bloque diputados de la Alianza
reconoció que Domingo Cavallo es una presencia ajena
que el Frepaso tiene que aceptar porque si nos vamos profundizamos
una alianza de derecha. ¿Qué debe hacer el Frepaso?
se preguntó para sí en un momento. Abrir grande la
boca para seguir tragando sapos, le respondió una mujer.
Menos culpógeno, más agresivo, el jefe de Gobierno porteño
evitó el tema Cavallo, hizo historia con el Frepaso y aseguró
que no puede ser un partido espectador porque la gente nos votó
para gobernar. Y se llevó todos los aplausos del auditorio.
En el Club Vedra, unos trescientos dirigentes del Frepaso porteño
se juntaron para debatir el desembarco de Domingo Cavallo en el Gobierno
y la situación del partido a nivel nacional. Ninguno de los oradores
dejó de reconocer el fracaso del proyecto del partido que lidera
Carlos Chacho Alvarez. El debate giró en torno a qué
hacer ahora que Domingo Cavallo es el virtual Presidente. En ese sentido,
las exposiciones fueron parejas: por cada uno que decía que el
Frepaso tenía que irse de la Alianza, otro sostenía que
la pelea hay que darla desde adentro. Liliana Chiernajowsky, la esposa
de Chacho, fue una de las que reconoció el fracaso del proyecto
político nacional de la Alianza. Y aunque no planteó ruptura,
dijo que el Frepaso, en la Cámara de Diputados, puede volver a
funcionar como oposición y no acompañar las leyes que considere
malas.
Chiernajowsky y Alessandro fueron los principales representantes del chachismo
en el congreso mientras que Ariel Schifrin, jefe del bloque de legisladores
porteños de la Alianza, representó al ibarrismo.
Los hombres de la Corriente Participación Popular, que lidera Eduardo
Jozami, fueron los más intransigentes. Jozami dijo a Página/12
que la presencia de Cavallo es inaceptable y comentó
que su idea es que el Frepaso se retire del gobierno y se dedique a apuntalar
las gestiones de gobierno de los intendentes frepasistas.
Cuando estaba por hablar Alessandro, una mujer pidió la palabra.
Quisiera pedirles a Ibarra y Alessandro que después de hablar
se queden a escuchar lo que plantean sus compañeros, dijo.
A su turno, Alessandro no esquivó el bulto y habló de la
incorporación de Domingo Cavallo, para lo cual se remontó
a febrero del año pasado, cuando José Luis Machinea todavía
era ministro de Economía. En ese momento, estábamos
a punto de adelantar las elecciones y el PJ, con Carlos Ruckauf, iba a
quedar como el ganador de esta historia, dijo. Comentó después
que en ese contexto de crisis la llegada del Mingo es consecuencia
y no causa. Nadie puede plantear que su inclusión es una
decisión política o ideológica, dijo. Ante
esa realidad, Alessandro cree que irse del gobierno sería profundizar
una alianza de centro derecha. Hay sectores del gobierno que nos
quieren afuera, dijo. Ya estamos afuera, lo interrumpieron
desde la platea. Hasta Moyano le dio una tregua al gobierno a la
espera de las medidas de Cavallo, intentó Alessandro. ¿Ahora
somos moyanistas?, ironizó otro de los oyentes. La
sociedad demanda que juguemos positivamente, no en forma negativa,
dijo el principal operador de Alvarez. Es increíble que estemos
a la derecha de Federico Storani, refunfuñó un chico
joven.
Cuando Alessandro terminó de hablar, Ibarra, sonriendo, le dijo
algo al oído. Y abrió su discurso haciendo la historia del
Frepaso. El eje de su exposición fue sostener que el partido tiene
una historia de crecimiento basada en la vocación de poder. Recordó
en el año 1991 tenían el cuatro por ciento de intención
de voto en la Ciudad de Buenos Aires y que hoy lafuerza gobierna dos de
las tres ciudades más importantes de la Argentina. Dimos
la pelea por el Senado, dijo, recordando el proceso que terminó
con la renuncia del ex vicepresidente Carlos Chacho Alvarez,
a quien Ibarra elogió ayer cada vez que pudo. Y se dio un gusto
personal: ¿Acaso yo le pedí permiso a algún
ministro para ir a declarar a Italia en el juicio contra el represor Olivera
cuando salió el libertad?, dijo, para ilustrar su idea de
que el Frepaso puede estar en el gobierno y manifestar diferencias. El
Frepaso no puede ser espectador porque la gente nos votó para gobernar
con los principios que asumimos, finalizó. Lo aplaudieron
mucho y a partir de ese momento se costó disimular la sonrisa.
Jean y remera negra, saludó a algunas personas y partió
raudo rumbo a otro destino. Después de todo, era sábado
a la noche.
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