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LA FURA DELS BAUS SEGUN
JURGUEN MULLER, SU DIRECTOR DE ACTORES Y COGUIONISTA
“Vamos como perros, detrás de nuestras obsesiones”

La compañía catalana presentará en Argentina �Obs�, su nuevo espectáculo teatral, que está girando con éxito por todo el mundo. �Es un grito contra la hipocresía de la gente.�

Mirada: �Para mí, �Obs� es un grito contra la hipocresía de la gente que dice ser buena, que dice ser más pacifista, menos racista�.

Situación: �Si hace falta pisar a otras personas, y a veces hace falta, todos nosotros, y yo primero de todos, somos capaces de hacerlo�.

Por Mariana Vilnitzky
Desde Barcelona

La compañía catalana de teatro La Fura dels Baus volverá a movilizar a los argentinos cuando despliegue su última invención teatral: Obs. El espectáculo, que se presentará en Costa Salguero del 13 al 29 de abril, y en Córdoba, del 3 al 6 de mayo, forma parte de una gira que ya arrasó con el público latinoamericano de Caracas y del D.F. mexicano. Obs, la abreviación de “obsesión”, es un show de “lenguaje furero”, es decir, un tipo de teatro que juega con el espacio y con el espectador haciéndolo correr de un lugar a otro y apelando a todos sus sentidos. Página/12 estuvo con Jurgüen Müller, director de actores y coguionista, antes de que comenzara la gira. En la obra, Müller dirige a siete intérpretes (que en acción parecen veinte) y aconseja a los músicos. Además ayuda a coordinar los elementos escenográficos –dos plataformas de iluminación, un escenario, una tarima y dos pantallas gigantes– que se mantienen siempre en movimiento.
La entrevista se realizó en las oficinas de la compañía, en el territorio fabril de Gavá, un pueblo cercano a Barcelona. Desde la calle era difícil percibir que en esa nave industrial, en lugar de fabricar cemento, se fabricaban espectáculos. Otra industria, al fin y al cabo.
Müller es un señor maduro, con mirada de adolescente y una figura envidiable para cualquier hombre de su edad. Es furero hace más de 20 años y habla un español con acento alemán.
–¿Qué representa, exactamente, la obra Obs?
–Es un juego sobre las ambiciones y las obsesiones. Muestra que luchamos, día tras día, por conseguir nuestros sueños, pero aun y cuando no hemos ni llegado, ya estamos creando un nuevo impulso. Vamos un poco como perros, detrás de nuestras obsesiones, y terminamos como esclavos del deseo. Tenemos prisa, extrema prisa. Nos la montamos nosotros y nadie más que nosotros mismos.
–Pero en Obs hay un grito, como un reto: ¿a quién están retando?
–Para mí es un grito contra la hipocresía de la gente que dice ser buena, que dice ser más pacifista, menos racista. Desde arriba, es fácil ser pacifista, pero no cuando se viven las cosas desde abajo. Uno no es bueno, o malo. Uno es bueno y malo. Estamos jugando todos a un mismo juego. Unos se hacen los místicos y otros los yuppies, pero en el fondo, todo el mundo quiere ser rey y duele mucho cuando no nos lo permiten. Si hace falta pisar a otras personas, y a veces hace falta, todos nosotros, y yo primero, somos capaces de hacerlo. Además, Obs muestra que hay mucha gente que emocionalmente mata a otras personas y es todo parte de lo mismo. Que, por ejemplo, nuestra sociedad abandona miserablemente a los que no son atractivos.
–Ustedes también dejan personas afuera. No se ve gente “fea” en su compañía. Son todos flaquitos y perfectos.
–Tienen 25 años. A esa edad no hay gente gorda. Yo por ejemplo hoy tengo 8 kilos más que cuando actuaba. Me he vuelto como una vaca.
–¿El físico es su obsesión?
–Yo estoy obsesionado por mi salud. Por el camino de La Fura, por poder hacer pronto una nueva obra. Se podría decir que nosotros acá somos como un imperio. Y yo tengo una responsabilidad en este imperio.
–¿Usted es el rey?
–Yo soy correy, con seis reyes más. Es curioso, el año pasado fui director de una obra yo solo. Ahí sí que fui rey. ¡Hostia! Es increíble. Nunca había experimentado esa sensación. Con La Fura es distinto. Es uno de los pocos grupos que tiene tanta repercusión y que, después de 20 años, aún no tiene un director. Si alguno de nosotros dijera “yo soy el rey”, lo mandaríamos de vacaciones. Pero es una excepción, en general, entre los que empiezan como agrupaciones creativas independientes y van ganando fama, uno se queda con el poder.
–¿Entonces cómo se organizan? –Nosotros somos los responsables. Se puede ser coordinador o director, pero gracias al esfuerzo de mucha gente. Nosotros les dedicamos más tiempo a las creaciones. El actor que trabaja para La Fura no me da nada a mí, director. Le da a su público. Yo puedo tener una idea global del espectáculo, pero si el actor no quiere crear su personaje, mi pensamiento queda vacío.
–¿Cómo se les ocurren los espectáculos?
–A veces con un vaso de vino. Hablando, viviendo. Es más bien la vida misma, el comunicarse con la gente. Nos juntamos personas con diferentes pasiones. A uno le gusta más la tecnología; a otro, el asunto más social.
–¿Y cómo involucran a los actores?
–Mandamos una convocatoria a los institutos. La gente envía sus dossieres y hacemos una preselección. Después hacemos una entrevista hablada y la grabamos. En el último casting se pedía nombre, edad y “cuéntame una obsesión”.
–¿Actores o bailarines?
–En Obs la protagonista ha estudiado pantomima, acrobacia y danza. Pero en general son actores, que tienen siempre un gran conocimiento de su cuerpo.
–Con tantos elementos en movimiento, ¿cómo se pone orden?
–Hay un intenso trabajo de equipo. Cada uno cumple con lo que tiene que hacer y escucha al otro. En este espectáculo, por ejemplo, en un momento determinado los actores se orientan por una proyección. En otro el músico debe seguir a los actores. Así se van coordinando. En cada país donde actuamos contratamos a 10 personas, que son las que mueven las pantallas. Los ensayos se hacen con todos en el lugar, primero sin música y después con música.
–Ustedes hacen correr a la gente, a veces con fuego. ¿Nunca hubo accidentes?
–Bien pocos. Es decir, el componente de riesgo es como la vida misma. Con el fuego, si quieres cocinar y no estás atento, te puedes quemar.
–Da un poco de miedo tener que escapar de uno que se viene encima con una llama.
–Tú, como espectador, miras todo lo que sucede a tu alrededor. Te dejas mover y en cinco minutos sabes que son dos bichos de esos, tres actores, unas tarimas. Al rato estás participando y casi controlando la situación. ¡Esto es lo que yo llamo espectáculo furero!
–Sí, y provocan al público. Es fácil querer golpearlos. ¿Alguien se les metió alguna vez?
–¡Síííííí! Hemos recibido algún que otro puñetazo. Hubo gente que quería quemarles las orejas a los actores. Me acuerdo de una vez en Berlín. Era un momento muy difícil para Alemania. La gente entraba a robar a los supermercados y había mucha revuelta. Entre los jóvenes salió uno que decía: “Ya no corremos delante de la policía. Que vengan y recibirán palos”. Claro, cuando llegó La Fura y propuso un juego de movimientos, los tíos se cruzaban de brazos y decían: y “yo de aquí no me muevo”. Fue muy difícil. Teníamos que presionar a la gente adentro de un círculo. Les gritábamos, tratábamos de asustarlos, pero no había manera.
–En esos casos, son buenos improvisando.
–Siempre repetimos una de esas frases tontas, pero divertidas que dice que el lenguaje furero es más efectivo que el de la policía. Tenemos experiencia. Hemos tenido mucho entrenamiento desde el principio. Comenzamos como grupo, en el teatro callejero. Como era un espacio abierto, había que hacer un trabajo de movilización de la gente.
–Es decir: o se corren o se queman.
–Sí, sí. Y usamos fuego de verdad, y quema. Yo tengo una lucha con los actores. En esta obra, si miras a cualquiera de los dos que van con las antorchas, si los miras bien a los ojos, verás que sus ojos ríen. Aunque estén serios, los ojos de ellos están sonriendo. ¡Yo les daría bofetadas! Su mirada no dice “apártate que es mi trabajo”; dice “te apartas porque tengo una antorcha con fuego y estoy de mal rollo”. El asunto es que pueden encontrarse con gente que está aún con peor rollo y pueden agarrar las antorchas ellos.
–Hay que estar en forma para ir a ver Obs.
–Bueno... no. La gente ya nos conoce.

 


 

DE UNA CAMIONETA HIPPIE A LAS MEGAPRESENTACIONES
Interactivos e hiperactivos

“Fura” significa furia en catalán. El Baus es el nombre de un río que pasa por Moia, una pequeña localidad catalana. La Fura dels Baus nació cuando un grupo de amigos de esa localidad comenzó a hacer teatro callejero: corrían los años sesenta, eran hippies y el nombre que habían elegido les caía bien... pero, para completar el esquema de manera coherente, eran terriblemente inconstantes. A veces llegaban tres, otras diecisiete. Un día decidieron tomarse el teatro en serio, consiguieron una camioneta, pusieron un cupo de integrantes (nueve, el máximo que cabía en el vehículo) y decidieron salir a recorrer las ciudades españolas.
En la actualidad, claro, llegaron un poco más lejos. Veinte años después, ya recorrieron cuatro continentes, treinta países y doscientas cincuenta ciudades. Ahora quieren estar en todas partes y, de ser posible, en todas al mismo tiempo. Además de obras de teatro y óperas fureras, realizan cursos simultáneos e interactivos entre varias ciudades. Los grupos de actores se comunican por videoconferencia: unos en una localidad, otros en otra van armando una obra que fluye simultáneamente en diversos países y en el ciberespacio. Además hacen eventos publicitarios (hace un par de años participaron aquí de la presentación del Peugeot 206) y culturales y todo tipo de experimentos que permiten jugar entre el teatro convencional, la música, los sentidos y las últimas tecnologías. De hecho, el espectáculo Obs se puede ver en vivo por Internet, ingresando a la página www.lafura.com.
Entre otras megapresentaciones que hicieron historia, La Fura Dels Baus abrió las Olimpíadas de 1992, en Barcelona. Pero hoy la obsesión temática de los fureros parece ser Fausto. Presentaron hace tiempo la obra de teatro Fausto versión 3.0 y la ópera La condenación de Fausto. Para terminar una trilogía, ahora están en plena producción de la película Fausto 5.0, que protagoniza el argentino Miguel Angel Solá. Pero ni piensan en parar, y ya están pensando en cuál será su próximo delirio, que muy probablemente sea un espectáculo relacionado con la obsesión del sexo, un show porno.

 

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