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�Para Estados Unidos, el cine latinoamericano no existe�

El dominicano Armando Guareño
cuenta cómo intentará, con el Festival de Cine Iberoamericano en Nueva York, convencer a los estadounidenses de que en el mundo latino hay más que Ricky Martin y Jennifer Lopez.

Armando Guareño estuvo en el Festival de Mar del Plata, viendo películas y charlando con gente del cine.

Por Daniel Link

Armando Guareño tiene 34 años, nació en República Dominicana, pero vive en Nueva York desde 1985, donde se licenció en Comunicación, Video y Cine con agregación en Teatro e Historia del Arte en el City College de esa ciudad. Estuvo en la última edición del Festival de Mar del Plata, donde muchas veces tenía información más precisa sobre la programación que las mismas autoridades del festival. “¿Tenés idea si llegó tal película?”, era frecuente escuchar que le preguntaran. “Me avisaron por correo electrónico que salió anoche de República Dominicana, así que debe estar llegando esta tarde”, contestaba. Es que Guareño, director del Festival de Cine Iberoamericano en Nueva York (www.LaCine maFe.com), conoce como pocos el circuito del cine latinoamericano. Página/12 lo entrevistó para conocer los pormenores de esa primera edición de un festival en el que, si todo sale bien, Argentina tendrá status de país invitado.
“El objetivo de organizar este festival”, cuenta Guareño, “es fundamentalmente crear un canal para el conocimiento y la distribución del cine de América latina en Estados Unidos. El cine latinoamericano carece de difusión en el mundo, especialmente en los Estados Unidos. Ni siquiera en Nueva York, donde se estrena bastante cine extranjero, las películas habladas en castellano (o en portugués) tienen una presencia”.
–¿Cómo estará organizado el festival?
–Hemos pensado en programar la exhibición de aproximadamente 50 películas no estrenadas comercialmente en los Estados Unidos. Elegimos que el festival suceda en octubre de 2001 para que no se superponga con otros festivales, sobre todo con aquellos que programan cine hispanoparlante. Contamos con un presupuesto de 350.000 dólares –la cifra es similar a la que cuesta el Festival de Cine Independiente de Buenos Aires– y el apoyo (que esperamos multiplicar) de embajadas y consulados en los Estados Unidos, que facilitarán el traslado de películas vía valija diplomática y de realizadores. Ha sido ejemplar, en ese sentido, la actitud del gobierno mexicano y esperamos contar con igual colaboración por parte de las autoridades argentinas dado que –por su inusitada productividad en los últimos años– queremos que la Argentina sea el huésped de honor. Las películas se exhibirán en tres salas, todas subtituladas al inglés, porque apuntamos a un público no necesariamente hispanoparlante.
–¿Qué secciones incluye el festival?
–Además de la competencia oficial y el ciclo destinado al país invitado, pensamos programar un ciclo de óperas primas, una retrospectiva sobre cine y mujer y varios paneles donde se discutirán temáticas relacionadas con la producción y distribución de las cinematografías iberoamericanas.
–¿Cuándo vence el plazo para la inscripción de películas en competencia?
–El 14 de julio.
–¿Cuál será el jurado?
–Todavía no tenemos la lista definitiva y por eso prefiero no anticiparme. Pero estamos intentando conformar un jurado de prestigio internacional integrado por directores, actores, productores y estudiosos del cine.
–Además de la difusión del cine latinoamericano en Nueva York, el festival también puede servir como foro de encuentro de las cinematografías nacionales de América latina, que suelen desconocerse mutuamente...
–Sí, por supuesto. Por eso pensamos concentrar las exhibiciones del festival en tres salas de un mismo complejo, de modo de evitar la dispersión y favorecer el intercambio. Afortunadamente esa situación de mutua ignorancia se está revirtiendo últimamente. En Mar del Plata pudo verse un rico panorama de cinematografías latinoamericanas (La virgen delos sicarios de Colombia, Ciudad M de México o Tres noches de Venezuela entre las películas que a mí me parecieron más interesantes).
–¿Cómo explica el “boom” del cine argentino?
–Argentina tiene la suerte de contar con mecanismos que garantizan la producción cinematográfica, como el fondo de fomento que se constituye con un porcentaje de las entradas vendidas. En otros países no existe ni siquiera eso como política estatal que estimula la producción cinematográfica.
–¿Beneficia o perjudica al conocimiento de las cinematografías regionales el auge en los Estados Unidos del “pop latino”?
–Bueno, el cine latinoamericano no debería identificarse necesariamente con Jennifer Lopez o Ricky Martin. De hecho, más allá de las diferencias estéticas y de contenido que pudo verse en la muestra de Mar del Plata, había una constante focalización en el tratamiento de la violencia urbana en relación con la juventud. No todo es “la vida loca”. Precisamente queremos mostrar esa variedad. Me parece que los Estados Unidos son ahora mucho más receptivos a la cultura latinoamericana, sobre todo porque las últimas generaciones de inmigrantes ya no son tan característicamente mano de obra poco calificada sino intelectuales, artistas. En Nueva York hay actualmente 3,6 millones de hispanohablantes y medio millón de lusoparlantes. Se calcula que para el 2050 un cuarto de la población estadounidense será bilingüe (inglés-castellano) y con un alto poder adquisitivo. No podemos desaprovechar esa circunstancia. Los productos de cine que buscamos programar difieren sustancialmente de aquellos que son típicos en otros festivales. Sólo presentaremos obras de mérito que promuevan nuevos estilos o lenguajes, con relatos originales, tramas creativas y visiones profundas sobre el futuro de los países de la región.
–¿Ya han seleccionado películas argentinas?
–Estamos en ese proceso. Esperamos contar con la presencia de Mataperros, La herencia, Cabecitas rubias, Contraluz y Cabeza de tigre, entre otras muestras recientes de cine argentino.

 

El alcalde vigilante

El polémico comité de decencia neoyorquino que censurará las exposiciones de museos que reciben fondos públicos está casi listo y se prevé que el alcalde Rudolph Giuliani anuncie en breve sus integrantes. Aún no están claros algunos aspectos, entre ellos el modo en que el comité cumplirá su labor y los criterios que aplicará para considerar “indecente” una obra o exhibición, pero tanto partidarios como críticos de esta iniciativa tienen la certeza de que generará controversia. El diario Daily News señaló que Giuliani anunciará el martes la formación de este comité asesor, que incluirá a artistas, líderes religiosos y otras personalidades que han colaborado de forma estrecha con el alcalde republicano durante sus casi ocho años de gestión municipal. La iniciativa es consecuencia de una exposición de fotografía presentada el pasado febrero por el Museo de Arte de Brooklyn, que incluyó la obra Yo Mama’s Last Supper, en la que una mujer negra desnuda ocupa el lugar de Jesucristo en una disposición similar a la de la Ultima Cena con los apóstoles. La obra desató las iras del alcalde, de líderes católicos y de grupos conservadores y reavivó los deseos de Giuliani de prohibir a las instituciones que reciben fondos del ayuntamiento la exhibición de obras “indecentes”. El rabino Shea Hecht, de Brooklyn; el comisionado de Parques Henry Stern, los artistas LeRoy Neiman y Peter Max y el abogado Leonard Garment son algunas de las personalidades que formarían el comité. “Es una pérdida de energía, una pérdida de tiempo y una pérdida de dinero”, declaró Burt Neuborne, director legal del Centro Brennan para la Justicia, en la Escuela de Leyes de la Universidad de Nueva York. El museo de Brooklyn suscitó en 1999 las críticas del alcalde y de organizaciones conservadores, al presentar una obra de un artista africano que representaba una figura alusiva a la Virgen María rodeada de excrementos de elefante.

 

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