Elogio
del perejil
Por Roberto Cossa *
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En
los últimos días aparecieron varios libros destinados a
revisar, a contar, a indagar, los años de la dictadura militar:
El diario de un clandestino, de Miguel Bonasso; Galimberti de Marcelo
Larraguy y Roberto Caballero; El dictador, de María Seoane y Vicente
Muleiro. Muy pronto estará en las librerías El golpe de
Alberto Dearriba. En cierta medida también es reciente La voluntad
de Eduardo Anguita y Martín Caparrós.
Los autores de estos libros son prestigiosos periodistas. Las ediciones
pertenecen a sellos de fuerte llegada al mercado editorial. Son títulos
que por varias semanas suben y bajan en los primeros puestos de las listas
semanales de los libros más vendidos. Salvo el libro de Bonasso,
que abreva en la propia memoria del autor, se trata de obras que se apoyan
en rigurosos trabajos de investigación. En medio de tanto prestigio
y éxito editorial (bien ganados por cierto) pide pista un modesto
trabajo, Leyendas contemporáneas de un triste lugar de María
Morelli. El libro que presentamos hoy. Modesto, dije, por su origen, por
su envase. Su autora no exhibe medallas periodísticas ni literarias.
El libro lo imprimió una humilde editorial de barrio en una tirada
limitada. En el lenguaje de los teatros diríamos que se trata de
un proyecto independiente, de esos que nacen en los sótanos, a
golpes de vocación y sacrificio.
Pero nada tiene de modesto el sentido final de este libro. Más
aún, es de un riesgo llamativo. Su punto de partida son las vivencias
que atravesó durante la dictadura y los años posteriores
Marisa Sadi, una militante de base de la organización Montoneros.
María Morelli, la autora, recogió esas peripecias y las
convirtió en cuentos. Otras historias nacieron de la inventiva
de la escritora. Con una narrativa ecléctica, con recursos a veces
periodísticos y otros literarios, pasan por el libro distintos
personajes clásicos de la épica de los años de plomo:
el héroe y el traidor, el mezquino y el solidario, el audaz y el
timorato, el resistente y el arrepentido. Todos ellos colocados en circunstancias
límite, en medio de ese juego cotidiano entre la vida y la muerte.
Y también está la derrota. Y los años posteriores
al horror, donde se producen curiosos encuentros, dolorosos recuerdos,
incesantes interrogantes sobre lo que ocurrió y por qué
ocurrió.
Los personajes son, además, (y por elección de la autora)
los combatientes más ignotos, las mujeres y los hombres comunes
de la lucha revolucionaria. Leyendas contemporáneas de un triste
lugar es un libro sobre los soldados. Y a ellos intenta reivindicar. Y
la tropa tiene algo que decir. Porque tiene una mirada distinta a la de
los jefes.
En el polémico prólogo, la inspiradora de este libro, Marisa
Sadi, militante de base de la organización Montoneros, dice que
las historias están narradas desde el punto de vista del perejil,
es decir del militante de poca monta. Y no oculta la intencionalidad que
tiene la publicación de estas historias. Dice textualmente Marisa
Sadi: Hoy más que nunca resulta imprescindible traer al presente
aquellos modelos (los perejiles, aclaro) para contraponerlos a la actual
mezquindad de la política y a ciertas bibliografías recientemente
aparecidas de quienes tienen acceso a los medios y mayores posibilidades
de hacerse oír para dar su versión de la historia.
Y agrega Sadi: Sobre todo, teniendo en cuenta que la mayoría
se quedó sin voz para poder contestarles con la otra cara de la
moneda.
Ya en el cuerpo del libro, en una especie de epílogo titulado Homenajes,
María Morelli exalta la figura de tres combatientes, cuyos nombres
de guerra eran Virginia, Pablo y Alberto. Dice la autora: Cómo
relatar desde este año 2000, con las utopías hecha trizas,
la belleza del proyecto nuestro. Las Virginias, los Pablos, los Albertos,
los que no están, los que quedamos aquí, muertos de frío.
Cómo pretender que entiendan estas nuevas, jóvenes generaciones,
la pasión por una revolución que estaba ahí, tan
cerca, al alcance de una pepa, de una granada, dirían hoy. Cómo
hacer para que comprendan que nos derrotaron porque eran más fuertes
en lasarmas y a veces, sólo a veces, no alcanza la superioridad
moral ni de objetivos. Y porque no tuvimos la conducción que merecíamos,
y porque cometimos errores.
Unos párrafos más abajo, en uno de los tramos más
potentes, se cuenta una anécdota ocurrida durante el Mundial de
Fútbol y que seguramente forma parte de la memoria de Marisa Sadi.
Pablo, uno de los combatientes a quienes se rinde homenaje, apareció
un día de aquel año 78 con dos entradas para el partido
Austria contra España. Dice la autora: Pensá en esta
escena, miralo desde hoy: todos clandestinos, cagados de hambre, ni un
peso para nosotros, y estos que repartían entradas para el Mundial
¿no es mundial?. Y cuenta: Me decía Pablo: ¡Entradas
para Austria y España! Partido de mierda. Este es el concepto que
tienen del escalafón. Nada de Holanda-Argentina para nosotros.
A los perejiles, el descarte. En una palabra Leyendas contemporáneas
de un triste lugar ha sido escrito para reivindicar a los luchadores ignotos,
a los militantes de base, al combatiente común. Y no oculta su
crítica a la conducta de sus dirigentes.
Todos sentimos que ha llegado el tiempo de la polémica. Los 25
años transcurridos nos provocan la necesidad de mirar hacia atrás,
no ya para testimoniar el horror y marcar a fuego a sus responsables.
Ese mandato está cumplido. Pensamos que ahora ha llegado el tiempo
de echar otra mirada. La que ilumine las contradicciones del fenómeno
desde el punto de vista de las organizaciones armadas, de los partidos
de izquierda, de las organizaciones populares. Un debate que ilumine los
errores y los aciertos, las responsabilidades de las distintas conducciones,
de las diversas estrategias que surgieron desde la izquierda en los años
70.
Página/12 abrió en sus ediciones de los días domingo
una jugosa polémica que todos seguimos con avidez. El debate se
detuvo desde hace un par de semanas. Todos esperamos que se renueve. Pero
la polémica apareció, hasta ahora, como un debate superestructural,
una discusión entre intelectuales y responsables dispuestos a tomar
los hechos desde un punto de vista totalizador. Leyendas contemporáneas
de un triste lugar introduce, inesperadamente, la palabra del militante
ignoto. Del perejil, como se autodefine con dolor y amargura Marisa Sadi.
Y con ese mismo dolor y esa misma amargura, el libro de María Morelli
nos propone un interrogante fundamental. ¿Por qué las organizaciones
que luchan por la igualdad caen en los vicios de las jerarquías
privilegiadas? Y no es poca cosa.
*
Palabras pronunciadas por Roberto Tito Cossa al presentar
el libro Leyendas contemporáneas de un triste lugar, de María
Morelli en un acto realizado en el Foro Ghandi, el lunes 19 de marzo,
con el auspicio de las Madres de Plaza de Mayo, Línea Fundadora.
REP
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