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el Kiosco de Página/12

Elogio del perejil

Por Roberto Cossa *

En los últimos días aparecieron varios libros destinados a revisar, a contar, a indagar, los años de la dictadura militar: El diario de un clandestino, de Miguel Bonasso; Galimberti de Marcelo Larraguy y Roberto Caballero; El dictador, de María Seoane y Vicente Muleiro. Muy pronto estará en las librerías El golpe de Alberto Dearriba. En cierta medida también es reciente La voluntad de Eduardo Anguita y Martín Caparrós.
Los autores de estos libros son prestigiosos periodistas. Las ediciones pertenecen a sellos de fuerte llegada al mercado editorial. Son títulos que por varias semanas suben y bajan en los primeros puestos de las listas semanales de los libros más vendidos. Salvo el libro de Bonasso, que abreva en la propia memoria del autor, se trata de obras que se apoyan en rigurosos trabajos de investigación. En medio de tanto prestigio y éxito editorial (bien ganados por cierto) pide pista un modesto trabajo, Leyendas contemporáneas de un triste lugar de María Morelli. El libro que presentamos hoy. Modesto, dije, por su origen, por su envase. Su autora no exhibe medallas periodísticas ni literarias. El libro lo imprimió una humilde editorial de barrio en una tirada limitada. En el lenguaje de los teatros diríamos que se trata de un proyecto independiente, de esos que nacen en los sótanos, a golpes de vocación y sacrificio.
Pero nada tiene de modesto el sentido final de este libro. Más aún, es de un riesgo llamativo. Su punto de partida son las vivencias que atravesó durante la dictadura y los años posteriores Marisa Sadi, una militante de base de la organización Montoneros. María Morelli, la autora, recogió esas peripecias y las convirtió en cuentos. Otras historias nacieron de la inventiva de la escritora. Con una narrativa ecléctica, con recursos a veces periodísticos y otros literarios, pasan por el libro distintos personajes clásicos de la épica de los años de plomo: el héroe y el traidor, el mezquino y el solidario, el audaz y el timorato, el resistente y el arrepentido. Todos ellos colocados en circunstancias límite, en medio de ese juego cotidiano entre la vida y la muerte. Y también está la derrota. Y los años posteriores al horror, donde se producen curiosos encuentros, dolorosos recuerdos, incesantes interrogantes sobre lo que ocurrió y por qué ocurrió.
Los personajes son, además, (y por elección de la autora) los combatientes más ignotos, las mujeres y los hombres comunes de la lucha revolucionaria. Leyendas contemporáneas de un triste lugar es un libro sobre los soldados. Y a ellos intenta reivindicar. Y la tropa tiene algo que decir. Porque tiene una mirada distinta a la de los jefes.
En el polémico prólogo, la inspiradora de este libro, Marisa Sadi, militante de base de la organización Montoneros, dice que las historias están narradas desde el punto de vista del “perejil”, es decir del militante de poca monta. Y no oculta la intencionalidad que tiene la publicación de estas historias. Dice textualmente Marisa Sadi: “Hoy más que nunca resulta imprescindible traer al presente aquellos modelos (los perejiles, aclaro) para contraponerlos a la actual mezquindad de la política y a ciertas bibliografías recientemente aparecidas de quienes tienen acceso a los medios y mayores posibilidades de hacerse oír para dar su versión de la historia”. Y agrega Sadi: “Sobre todo, teniendo en cuenta que la mayoría se quedó sin voz para poder contestarles con la otra cara de la moneda”.
Ya en el cuerpo del libro, en una especie de epílogo titulado Homenajes, María Morelli exalta la figura de tres combatientes, cuyos nombres de guerra eran Virginia, Pablo y Alberto. Dice la autora: “Cómo relatar desde este año 2000, con las utopías hecha trizas, la belleza del proyecto nuestro. Las Virginias, los Pablos, los Albertos, los que no están, los que quedamos aquí, muertos de frío. Cómo pretender que entiendan estas nuevas, jóvenes generaciones, la pasión por una revolución que estaba ahí, tan cerca, al alcance de una pepa, de una granada, dirían hoy. Cómo hacer para que comprendan que nos derrotaron porque eran más fuertes en lasarmas y a veces, sólo a veces, no alcanza la superioridad moral ni de objetivos. Y porque no tuvimos la conducción que merecíamos, y porque cometimos errores”.
Unos párrafos más abajo, en uno de los tramos más potentes, se cuenta una anécdota ocurrida durante el Mundial de Fútbol y que seguramente forma parte de la memoria de Marisa Sadi. Pablo, uno de los combatientes a quienes se rinde homenaje, apareció un día de aquel año ‘78 con dos entradas para el partido Austria contra España. Dice la autora: “Pensá en esta escena, miralo desde hoy: todos clandestinos, cagados de hambre, ni un peso para nosotros, y estos que repartían entradas para el Mundial ¿no es mundial?”. Y cuenta: “Me decía Pablo: ¡Entradas para Austria y España! Partido de mierda. Este es el concepto que tienen del escalafón. Nada de Holanda-Argentina para nosotros. A los perejiles, el descarte”. En una palabra Leyendas contemporáneas de un triste lugar ha sido escrito para reivindicar a los luchadores ignotos, a los militantes de base, al combatiente común. Y no oculta su crítica a la conducta de sus dirigentes.
Todos sentimos que ha llegado el tiempo de la polémica. Los 25 años transcurridos nos provocan la necesidad de mirar hacia atrás, no ya para testimoniar el horror y marcar a fuego a sus responsables. Ese mandato está cumplido. Pensamos que ahora ha llegado el tiempo de echar otra mirada. La que ilumine las contradicciones del fenómeno desde el punto de vista de las organizaciones armadas, de los partidos de izquierda, de las organizaciones populares. Un debate que ilumine los errores y los aciertos, las responsabilidades de las distintas conducciones, de las diversas estrategias que surgieron desde la izquierda en los años 70.
Página/12 abrió en sus ediciones de los días domingo una jugosa polémica que todos seguimos con avidez. El debate se detuvo desde hace un par de semanas. Todos esperamos que se renueve. Pero la polémica apareció, hasta ahora, como un debate superestructural, una discusión entre intelectuales y responsables dispuestos a tomar los hechos desde un punto de vista totalizador. Leyendas contemporáneas de un triste lugar introduce, inesperadamente, la palabra del militante ignoto. Del perejil, como se autodefine con dolor y amargura Marisa Sadi. Y con ese mismo dolor y esa misma amargura, el libro de María Morelli nos propone un interrogante fundamental. ¿Por qué las organizaciones que luchan por la igualdad caen en los vicios de las jerarquías privilegiadas? Y no es poca cosa.

* Palabras pronunciadas por Roberto “Tito” Cossa al presentar el libro Leyendas contemporáneas de un triste lugar, de María Morelli en un acto realizado en el Foro Ghandi, el lunes 19 de marzo, con el auspicio de las Madres de Plaza de Mayo, Línea Fundadora.

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