Por
Raúl Dellatorre
La
recaudación impositiva de marzo cayó aproximadamente en
un 10 por ciento con respecto al mismo mes del año pasado, según
adelantó ayer el jefe de Gabinete, Chrystian Colombo, confirmando
la versión que ya circulaba desde el viernes. Hasta no hace mucho,
la noticia hubiera resultado una tragedia, dada la imperiosa
necesidad de cumplir con las pautas presupuestarias fijadas con el FMI.
En los días que corren, en cambio, el actual superministro de Economía
seguramente la recibirá como una buena nueva. Para Domingo Cavallo
se constituye en un elemento más que prueba el estado desesperante
en que recibió la economía del país y reforzará
su posición para lograr mayores atribuciones que le permitan llevar
a cabo su no formulado plan. El objetivo de Cavallo no es entrar en el
corset del déficit, sino hacer un replanteo de las cuotas de poder
entre los sectores dominantes, que vuelva a hacer que la economía
argentina resulte viable dentro del modelo neoliberal. Las recetas del
FMI y sus fieles ejecutores anteriores, José Luis Machinea y Ricardo
López Murphy, habían demostrado su incapacidad para colocar
la proa del barco en el rumbo prefijado. A partir de hoy podrá
estrenar los superpoderes otorgados por el Congreso, y lo hará
formulando los primeros anuncios de su plan para promover la inversión
y la reactivación, a través de decretos que anoche firmó
Fernando de la Rúa antes de partir hacia Roma.
En los primeros días de enero, el presidente de la Nación
y su ministro de Economía, Machinea, celebraban el otorgamiento
del blindaje financiero como si hubieran logrado la solución a
todos los problemas económicos de la Argentina, cuando apenas habían
conseguido escapar temporariamente de la cesación de pagos. Era,
en verdad, un motivo de festejo para los acreedores, antes que para el
Gobierno. Pero si la economía no arranca de inmediato, De
la Rúa no va a esperar más allá de abril para echarlo
(a Machinea). En ese momento lo pondrá a Cavallo para ver si revierte
las cosas a tiempo para las elecciones de octubre. Entre perder todo el
poder o darle un pedazo a Cavallo, preferirá esto último,
cerraba su Panorama Económico del ya lejano 13 de enero, premonitoriamente,
Julio Nudler en Página/12. La profecía se adelantó
en un mes, y con un breve interregno de López Murphy como único
condimento adicional.
Ahora, Cavallo se lanza a cumplir con aquel mandato: poner la economía
en marcha. Cuando ya la crisis les ha comido porciones de poder a los
dos partidos gobernantes (y con el Frepaso más afuera que adentro
del gobierno) y de la oposición justicialista, desacreditó
las fórmulas del FMI y dividió las aguas en el frente empresarial,
el mediterráneo se postula como el único capaz de poner
la casa en orden. Y entendiendo -como no lo hicieron quienes lo precedieron
que la conducción económica no se ejerce con modelos bien
concebidos, sino como un juego de relaciones de fuerza y de poder, negocia
con los dueños del poder real: los grupos económicos que
han concentrado el manejo en la industria, las finanzas, el comercio y
los servicios en el país, y con el poder político con influencia
sobre aquellos que habitan en los Estados Unidos y Europa.
Las medidas que aplicará Cavallo serán heterodoxas no por
convicción, sino por necesidad de manejarse sin ataduras. Después
de haber logrado poner en marcha el impuesto a las Cuentas Corrientes
(que les garantiza fondos al fisco y, por extensión, a los acreedores)
y establecida una modificación gruesa en el esquema
arancelario (subió la barrera a bienes de consumo, la eliminó
para bienes de capital e insumos), ahora se dispone a aplicar el bisturí
para la operación fina.
Mientras Cavallo esté viajando por América del Norte, buscando
extender el consenso hacia su figura fuera de las fronteras, dos de sus
lugartenientes, Carlos Sánchez (secretario de Industria) y Patricia
Bullrich (ministra de Trabajo, una suerte de avanzada del cavallismo en
el gabinete), empezarán a tomar contacto esta semana con empresarios
y sindicalistas para ir tejiendo los favores que, en nombre de la emergencia
y la reactivación, se otorgarán a determinados sectores.
Aportespatronales, impuestos y financiación son algunas de las
herramientas con las que Cavallo espera ingeniárselas para obtener
un compromiso de aumento de producción y exportaciones de los elegidos.
Pero está claro que la salida para la mayor producción vendrá
por el lado de los mercados externos: la batería cavallista sigue
ausente de medidas de promoción al consumo interno.
Por el otro lado buscará mantener abierta la negociación
a nivel local e internacional con la banca, que hasta ahora
le viene jugando en contra en los mercados la tasa del call volvió
a subir a niveles insostenibles el viernes y expresa su descontento
incluso en algunos gestos políticos ningún banquero
fue a la asunción del nuevo equipo económico. Si Cavallo
pretende que el sector financiero resigne parte del poder acumulado en
los últimos años, está claro que no se lo sacará
por la fuerza. La baja en los encajes del viernes liberándoles
a los bancos el manejo de 1500 millones de dólares fue la
segunda contraprestación concreta que recibe el sector financiero.
La primera había sido bajar el techo para las operaciones en efectivo
a 1000 pesos (antes, 10.000). La tercera puede ser el sistema de regularización
de capitales a implementarse.
Tal como ocurrió con las fábricas automotrices en los 90,
en el nuevo esquema habrá sectores industriales que gocen de determinados
privilegios en materia de protección y hasta subsidios. Cavallo
confía en la rápida reacción de las cifras macroeconómicas
por impulso de algunos sectores (y empresas) de punta, y en su lista figuran
unos pocos renglones del rubro metalúrgico (máquinas-herramienta)
y textil (indumentaria). La idea es transmitir la sensación de
que los motores están en marcha, y hay necesidad de que dicha sensación
preceda a la reactivación. El Gobierno lo necesita con urgencia,
y también Cavallo, para que no se le esfume el sorprendente consenso
que supo conseguir.
Sangrando
por la herida
El
economista de FIEL Abel Viglione aseguró ayer en Rosario
que nadie va a conocer el Plan de Cavallo, ni hoy ni el mes
que viene, porque no existe como tal, porque lo irá creando
mientras va avanzando. Viglione, perteneciente a la entidad
de la que tomó su equipo Ricardo López Murphy, el
ministro de Economía desplazado a la llegada de Cavallo,
consideró que el mediterráneo es un hombre de
suerte y que su propuesta es fácil de vender
a los políticos y el gobierno. Este es el plan
Cavallo: en el momento del incendio voy corriendo y cuando llego
me voy dando cuenta que la manguera del camión hidrante no
anda, que la escalera es corta, pero sigo tratando de apagar el
incendio por focos, señaló. En esa carrera,
le pasa que dice que el impuesto a las transacciones será
deducible del IVA y ganancias, pero después, no; habla de
competitividad, cuando sólo explicita en el artículo
3 que se va a abrir un fondo de emergencia pública. Luego
dice que no va a tomar más plata porque va a usar la del
blindaje y antes había dicho otra cosa: Cavallo aprendió
lo que es política.
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LOMBARDO
NO QUIERE MINISTERIO DE SEGURIDAD SOCIAL
Fragmenta
el sistema de salud
Si
Domingo Cavallo hubiese ido a pedir por su cuenta los llamados
superpoderes al Congreso, no se los habrían dado, sostuvo
Héctor Lombardo, ministro de Salud, quien de inmediato agregó
que el Presidente de la República es Fernando de la Rúa.
Fue durante una entrevista radial que concedió ayer, en la que
además opinó que si se decidiera crear el Ministerio de
Seguridad Social tendría el inconveniente de que volveríamos
a fragmentar el sistema de salud.
Lombardo aseguró que la anulación del decreto de desregulación
de obras sociales debió dictarse de urgencia para evitar que su
cartera enfrentara gravísimos problemas por verse en
la imposibilidad de distribuir recursos. El funcionario explicó
que el nuevo sistema debía entrar en vigencia mañana, primer
día hábil de abril, pero ante la habilitación de
los recursos de amparo presentado por las obras sociales, tuvimos
que hacer un decreto suspendiéndolo momentáneamente, hasta
tanto la Justicia se expida. No puedo dejar que esto quede
librado a la posibilidad de que el día martes yo no tenga el modo
de distribuir los recursos y tengamos gravísimos problemas en el
área de salud, advirtió. La Justicia no emitió
opinión, simplemente dio lugar al recurso y habrá que ver
cómo se expide en abril sobre el nuevo sistema, agregó
luego.
Aquí no hay que apurarse, porque los sistemas de salud no
se reorganizan ni se reestructuran en un día, dijo el ministro,
contradiciendo la premura del propio Gobierno cuando decidió reformular
el sistema de salud por decreto de necesidad y urgencia. Ahora, en cambio,
el Gobierno intentará buscar la manera de abrir el mercado de la
salud por medio de una ley debatida y consensuada entre los distintos
sectores involucrados.
El ministro de Salud, e interinamente de Desarrollo Social, se quejó
además de la fragmentación al sistema sanitario que resultaría
de crear un Ministerio de Seguridad Social. Lo que tenemos que hacer
es entrelazar este sistema, no fragmentarlo, recomendó Lombardo.
Sería un superministerio, advirtió, el
sistema de salud debe tener un condicionamiento mínimo de funcionamiento,
un común denominador que identifique al sistema. Hoy el sistema
prepago no tiene nada que ver con el sistema público y nada que
ver con el de la seguridad social, salvo las contrataciones que se han
hecho en algunos casos de prestación de servicios, manifestó.
Finalmente, justificó el ingreso de Cavallo al gobierno manifestando
que esto es una gran virtud de un líder (por Fernando de
la Rúa) que es capaz de llamar a quien haga falta para tratar de
encauzar las cosas del país en un momento de crisis.
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