Por
Jonathan Steele *
Desde Belgrado
Slobodan
Milosevic, el hombre que más hizo, entre los líderes de
los Balcanes, por hundir a la región en una década de derramamiento
de sangre y limpiezas étnicas, pasó ayer su primera noche
en una celda individual, con una pequeña mirilla en su puerta,
como cualquier otro detenido. Se trata de una humillación dramática
para el hombre que gobernó Serbia por 13 años, haciéndola
pasar de un pilar de la libertad en la Guerra Fría a un Estado
paria con una economía capitalista mafiosa y una notable caída
del nivel de vida de todos sus habitantes, excepto, por supuesto, los
amigos de Milosevic. Las potencias occidentales, comenzando por Estados
Unidos, y los países de la ex Yugoslavia como Croacia y BosniaHerzegovina,
celebraron la noticia y pidieron que fuera el inicio para la entrega de
Milosevic al Tribunal Internacional de La Haya, donde está acusado
de crímenes de guerra. La única condena provino de Rusia,
tradicional aliado de Belgrado. Lo quieren a Milosevic en La Haya
para legalizar la agresión de la OTAN a Yugoslavia, dijo
el presidente del Comité de Asuntos Exteriores de la Cámara
de Diputados rusa, Dmitri Rogozin.
Los amigos de Milosevic creen que no hay evidencia para encarcelarlo en
Serbia, que puede evitar la extradición por los crímenes
de los que lo acusa el Tribunal Internacional de La Haya y que hasta podría
organizar su retorno a la política dentro de un tiempo. Algunas
versiones indicaban que se quería suicidar, como ocurrió
con su padre, su madre y su tía. Algunos ministros del actual gobierno
confirmaron a los periodistas que se veía errático y volátil
en los momentos que precedieron a su rendición pacífica.
Según el ministro del Interior, Dusan Mihajlovic, cuando un oficial
se presentó ante él tratando de convencerlo de que se rinda
rápidamente, luego de que un cuerpo especial de policía
despejara el lujoso complejo residencial en el que está su casa,
Milosevic blandió un arma con la que amenazaba con matar a su esposa,
a su hija y luego suicidarse. Gritó que no iría a la cárcel
vivo. Pero hay otras versiones. The Guardian habló con Zivorad
Igic, vicepresidente del Partido Socialista Serbio (SPS) de Milosevic
y uno de los hombres clave en las negociaciones para su entrega. Es
perfectamente consciente de lo que hace, por lo que estuvo muy tranquilo
mientras se despedía de su familia y de todos nosotros.
Igic, que
estuvo con Milosevic durante sus últimas horas de libertad, dijo
que no hubo lágrimas. Se fue en su propio auto con su propio
chofer. Me llamó desde la cárcel a la una de la tarde. Su
mujer lo visitó a las tres. Cualquier miembro de su familia puede
visitarlo todo el día. Mientras hablábamos, el teléfono
celular de Igic recibía una llamada de Borislav Milosevic, el hermano
mayor del ex presidente, que era embajador de Moscú y aún
vive allí. Quería saber cómo estaba su hermano. Bien
-respondió Igic. Estuvo bromeando con nosotros hasta que
se fue. Ahora tienes un presidente más popular porque está
en la cárcel y al partido le irá mejor.
Poco antes del arresto de Milosevic, los periodistas apostados fuera de
su residencia escucharon cinco tiros. Igic dijo que no sabía nada,
pero un ministro de gobierno dijo que la hija de Milosevic, Marija, de
32 años, fue quien los disparó. No hubo heridos. El canal
BK de la televisión de Belgrado dijo que ella salió de la
casa rogándole al padre que no se entregara. La radio B-92 reveló
que a Marija se le encontró una 9mm Beretta, otra 9mm Walther y
una pistola de dama, y agregó que no tiene permiso
para portar armas.
En los alrededores de la cárcel central de Belgrado no había
ayer ningún signo de los simpatizantes de Milosevic que montaron
una especie de guardia del pueblo en los últimos días
frente a la puerta de la residencia. Milosevic es el más
grande patriota serbio, dijo una mujerque prefirió no dar
su nombre. Tenerlo a él en prisión es la peor vergüenza
que un serbio haya tenido nunca. Vine aquí especialmente por él.
Ella era la única fan del ex líder.
Pero lo que sí había era un puñado de gente celebrando.
Tan regocijadas como cualquier francesa de la Revolución mirando
el reflejo de una guillotina cayendo, dos mujeres de edad indeterminada
pero de tinturas muy determinadas en su pelo permanecían sentadas
en una pared. Hubiera sido mejor si se suicidaba. Ahora existe la
posibilidad de que vuelva. Es como un diablo, explicó Mira
Trikic, con sus anteojos de sol haciendo distintos reflejos mientras movía
la cabeza. Voté por él en 1990 y después vimos
cómo él y sus amigos se enriquecían y nosotros nos
volvíamos pobres. También deberían arrestar a su
mujer. Ella es más culpable que él, agregó
su amiga Kosara Milovojevic.
Dentro de la cárcel, que con su cerco de metal de 1,8 metros de
alto se parece más a un cuartel, Milosevic le dijo al juez que
lo investiga que es inocente. Su abogado, Toma Fila, dijo que tenía
una orden de detención por 30 días. Dijo que apelará,
pero admitió que una liberación rápida es muy difícil.
El interrogatorio continuará mañana. El ministro de Justicia
serbio, Vladan Batic, describió como buenas las condiciones
en las que está preso Milosevic. Tiene su propia habitación.
Se le permitirá vestir su propia ropa y también traer libros
y diarios. No estará sujeto a ningún tipo de hostigamiento
físico o a presión psicológica.
* De The Guardian de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
CLAVES
El ex presidente yugoslavo fue detenido ayer por orden de la Justicia
yugoslava, que investiga la corrupción de su régimen.
Las potencias occidentales,
especialmente Estados Unidos, quieren ver en esta detención
la antesala para la extradición de Milosevic a La Haya, donde
está acusado de crímenes de guerra y de lesa humanidad.
Hay una división
interna entre el gobierno federal yugoslavo y el serbio (Serbia
es la principal república que compone Yugoslavia). El primero,
liderado por el presidente Vojislav Kostunica, está en contra
de entregar a Milosevic. El segundo, representado por el premier
serbio Zoran Djindjic, ya estuvo a favor de otras extradiciones
y no rechazaría la del ex presidente.
En todo caso, la entrega
de Milosevic a La Haya es una condición impuesta por Estados
Unidos a Yugoslavia para seguir aportando fondos a la reconstrucción
del país, devastado por la campaña aérea de
la OTAN en 1999.
|
|