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Respaldo de Washington y cautela en Nueva York

Domingo Cavallo admitió que el déficit fiscal del primer trimestre fue 1000 millones superior a la meta acordada con el FMI. Pero aseguró que se cumplirá con la meta anual. Un anuncio así con Machinea hubiera provocado una fuga masiva de capitales, pero ayer los inversores siguieron expectantes. Matizó su discurso con medidas para los sectores productivos.

Por Claudio Zlotnik

Por ahora, los mercados no reaccionan como quisiera Domingo Cavallo. A pesar de la fuerte señal tranquilizadora lanzada por el ministro de que no se va a mover de las pautas ya acordadas con el Fondo, los financistas mantienen la cautela. Y ni el espaldarazo explícito que tanto el FMI como el Banco Mundial (BMI) dieron ayer a la gestión de Cavallo logró despabilarlos. El riesgo país terminó en 945 puntos, apenas por debajo del nivel del último viernes, mientras que los papeles empresarios mostraron bajas de hasta 4,8 por ciento. “Somos optimistas”, enfatizó desde Alemania James Wolfensohn, titular del BM. “Confiamos en Cavallo, y en que pueda definir y estructurar la política económica correcta para que el país pueda salir adelante”, dijo a su turno Horst Koehler, responsable máximo del Fondo Monetario. Tamaño respaldo, sin embargo, no logró impactar en los inversores.
A pesar de que las calles del microcentro lucieron despobladas por el feriado, en Nueva York se negociaron tanto papeles de deuda como certificados de acciones (ADR) argentinos. Incluso, alertados por la conferencia que iba a ofrecer Cavallo, desde temprano hubo corredores bursátiles que ocuparon sus oficinas de la city para atender a sus clientes. En Nueva York, arrastrados por fuertes pérdidas tanto en el Dow Jones como en el índice Nasdaq, los papeles de Telecom cayeron 4,8 por ciento, mientras que los de Galicia perdieron 3,3 por ciento y Telefónica, el 1,5. Estas caídas dan la pauta de que, este mediodía, la Bolsa arrancará con signo negativo.
Cavallo, quien en un primer momento se diferenció de José Luis Machinea y de Ricardo López Murphy poniendo el acento en la necesidad de salir de la recesión –dejando en un segundo plano las preocupaciones de los agentes del mercado– dio su primer guiño contundente a los operadores dos semanas después de asumir. Les aseguró que respetará los acuerdos con el Fondo. Y, además, que continuará financiándose en el mercado local, dejando de lado la amenaza de cambiar las reglas de juego y no tomar más deuda a menos de que las tasas de interés cobradas por los bancos se alineen con las pagadas por México. El giro discursivo de Cavallo se produce inmediatamente después de que el Congreso aprobó un nuevo impuesto sobre las operaciones en las cuentas corrientes y los poderes especiales.
Tras los anuncios, quedó en claro que ahora el objetivo de Cavallo es brindar seguridad a los inversores de que podrán cobrar sus acreencias puntualmente, a pesar de que el desvío fiscal es superior al previsto. Un banco de inversiones estadounidense calculó que el impuesto que empieza a cobrarse hoy recaudará unos 3200 millones de dólares anuales, más que suficiente para cubrir el bache fiscal. Sin embargo, y pese a los últimos dichos del ministro, los financistas se muestran reacios a volver a apostar por la Argentina. “Todavía hay mucho escepticismo. Los inversores ven que el país cambió su receta y desconfían de si va a tener éxito. Antes de jugarse quieren ver para creer”, dijo a Página/12 desde Nueva York Arturo Porzecanski, analista jefe del ABN Amro Bank. Porzecanski, uno de los economistas de Wall Street más entusiastas por la Argentina, reconoció, sin embargo, que “una de las preguntas que más se hacen los operadores es si el nuevo gravamen no volverá a impactar en forma negativa sobre la marcha económica”.
La incertidumbre de los financistas se traduce en que, a pesar de que Cavallo –uno de los preferidos del mercado– se esfuerce por brindar seguridades a los poseedores de títulos de deuda, el riesgo país se mantiene por encima de los 900 puntos (implica una sobretasa de 9 puntos sobre el rendimiento de los bonos del Tesoro estadounidense), un nivel que desvanece cualquier ilusión de despegue de la economía. A este costo del dinero, es impensable que una empresa pueda financiar inversiones o que un consumidor se endeude para adquirir un bien. “La recuperación de los mercados no llegará hasta que haya datos concretos de que la economía sale del pantano”, apuntó Hernán Fardi, economista de la consultora Maxinver.Rafael Ber, de Argentina Research, cree incluso que “hay que esperar uno o dos meses para verificar que la receta de Cavallo sirve para reactivar”.

OPINION

Mingo, subí que te llevo

Por Maximiliano Montenegro

No vamos a seguir endeudándonos a tasas ruinosas”, provocó Domingo Cavallo hace una semana a los banqueros. Dijo que el Estado argentino debía financiarse a tasas de interés similares de que paga México, del orden del 7 por ciento, y no arriba del 11 por ciento como sucede actualmente. Para redondear, canchereó que el Gobierno no necesitaba más pedir prestado por el resto del año, para afrontar vencimientos de capital e interés de la deuda, porque el financiamiento necesario lo iba a aportar el impuesto a los movimientos en cuenta corriente.
Hasta ahí el Cavallo pechador de los “mercados”, el único que se anima a decir a los bancos lo que no les gusta escuchar, el vendedor de ilusiones que la mayoría de la clase política hoy admira. Lástima que sea sólo eso, una ilusión. La realidad indica que el Gobierno necesita para sobrevivir, más que los votos, crédito fresco en el corto plazo, para cubrir vencimientos de la deuda en abril y mayo. Los altos niveles que mantiene el “riesgo país” (la tasa de interés extra que paga el gobierno argentino para endeudarse por encima de lo que abona el Tesoro norteamericano) revela que todavía existe la percepción entre los inversores extranjeros de que, pese al Mingo, Argentina está a un paso del abismo de la cesación de pagos. El famoso “default” que, para ahorrar palabras, tendría hoy consecuencias tan desastrosas como una devaluación.
Por eso, la semana pasada mismo, el subsecretario de Financiamiento, Julio Dreizzen, guardó violín en bolsa y siguió mendigando con desesperación entre los 12 grandes bancos que operan en el sistema local. Quiere que le faciliten, por lo menos, 2 mil millones de dólares, con los que despejaría el horizonte de vencimientos por los próximos dos meses.
De parte de los llamados “creadores de mercado” notó predisposición en continuar el filón de prestar al gobierno. Sin embargo, le pleantearon dos problemitas:
u Muchos grandes bancos se quedaron sin liquidez debido a la corrida de depósitos ocurrida en las últimas dos semanas. Se calcula que se fugaron 4 mil millones. Por eso, el Banco Central, por orden de Cavallo, redujo 2 puntos los encajes (la plata que los bancos deben dejar inmovilizada), una rebaja inédita en los últimos años de fragilidad financiera. Así, se liberan fondos para el cliente Mingo.
u “Por la tasa no se inquieten, no le presten atención a lo que dijo el Mingo”, tranquilizó Dreizzen a los banqueros.
Cavallo quiere “securitizar” la recaudación futura del impuesto a las cuentas corrientes, de modo tal que los bancos le concedan un crédito a cuenta, a una tasa bien por debajo del 10 por ciento. Sin embargo, los banqueros ven con recelo el instrumento y si el trato se cierra en los próximos días cobrarán “tasas de mercado”, es decir, “ruinosas” para el Gobierno.
Como dijo alguna vez el radical Adolfo Canitrot: “Cuando estás ahogándote en el medio del río y pasa una lancha de narcotraficantes ¿qué les vas a decir: no gracias, en ésta no me subo?”.

 

 

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