Por Fernando Cibeira
El
presidente Fernando de la Rúa admitió la posibilidad de
que el ministro de Economía, Domingo Cavallo, se incorpore a la
Alianza y que, incluso, su partido Acción por la República
(AR) integre las listas que la coalición presentará para
las elecciones de octubre. Está en las posibilidades,
reconoció el Presidente en una rueda de prensa que brindó
ayer al llegar a Italia. La idea genera distintas expectativas fuera y
dentro de la Alianza. En el cavallismo aseguran que sumarse a la coalición
les quitará independencia y no les servirá para incrementar
su número de legisladores en octubre. Quienes diagraman la estrategia
electoral del oficialismo, en cambio, entienden que si bien puede restarle
ahora, a Cavallo le sirve para posicionarse en la búsqueda de su
objetivo final: ser el candidato presidencial de la Alianza en el 2003.
Ya cuando asumió Cavallo y el Frepaso quedó repentinamente
relegado de los puestos ministeriales, en el Gobierno aclararon que no
se trataba de un cambio de la Alianza original. Para justificarse, utilizaron
la figura de la ampliación, un término al que
ayer De la Rúa volvió a echar mano. La Alianza tuvo
el sentido de ser abierta, amplia y convocante, y es receptiva a otras
incorporaciones, deslizó el Presidente.
Sin embargo, en el cavallismo siempre renegaron de su incorporación
a la Alianza. Todavía no tenemos definiciones, respondió
ayer el ex diputado cavallista Guillermo Francos. Las elecciones
están cerca temporalmente pero, hablando políticamente,
faltan siglos, exageró. Francos pronosticó que la
alternativa que ayer barajó el Presidente va a generar problemas
dentro de la Alianza por el cambio de perfil que significará
el desembarco del cavallismo, una fuerza de centroderecha.
Cerca del Presidente se evalúan dos posibilidades sobre el posible
camino que decidirá AR para octubre. Están quienes piensan
que jugarán a apoyar al Presidente desde afuera, conservando sus
propias listas. De esa manera, piensan, tendrán mayores chances
de sumar diputados en Capital y en provincia de Buenos Aires que si entraran
en el conglomerado de candidatos cuyos intereses deberán conciliar
dentro de la Alianza. Además, les permite coquetear con otras alternativas,
como se deduce del almuerzo que Cavallo mantuvo el fin de semana con el
ex gobernador Eduardo Duhalde, quien será candidato a senador del
PJ en provincia. Un contacto que debe haber inquietado al Presidente.
El cavallismo cuenta con un bloque de 12 diputados y en octubre renueva
tres. Pero sus ambiciones son grandes: esperan que la elección
les permita conformar una bancada de 20 miembros. Claro que en la Alianza
recuerdan que la buena elección de AR fue con Cavallo como candidato
a presidente y que en esta oportunidad el ministro de Economía,
se supone, no competirá por ninguna banca. Aunque hay quienes no
descartan la alternativa de que Cavallo pueda ser el candidato a senador
de la Alianza en la Capital, un cargo que con los últimos movimientos
ya no se sabe en quién puede recaer.
Quienes sostienen esta posibilidad, creen que Cavallo es el primer interesado
en ingresar a la Alianza. Según esta línea de pensamiento
que elaboran dirigentes muy cercanos a De la Rúa, el ministro se
imagina como el candidato presidencial de la coalición en el 2003.
Para eso tienen en cuenta que el único adversario que se le podría
enfrentar sería el propio Presidente quien, hoy por hoy, está
muy bajo en las encuestas de popularidad. Y que, en caso de recuperarse,
lo haría en base al éxito de la política económica
de Cavallo.
Del otro lado, insisten los dirigentes delarruistas, le queda sólo
el peronismo, que ya cuenta con tres candidatos presidenciales fuertes
y casi instalados. Eso sin contarlo a Menem, que lo odia y que va
a hacer todo lo posible para ponerle piedras en el camino, evaluaba
ayer uno de los encargados de diagramar las estrategias electorales del
oficialismo. El problema de Cavallo no es sumar uno o dos diputados
más en octubre sino en ver cómo llega a presidente dentro
de dos años, agregaba.
Felices
sueños, Presidente
El
embajador argentino en España, Ricardo Laferrière,
cumplió con el dicho aquel de vestido y sin visitas
casi literalmente. El embajador había viajado desde Madrid
a las Islas Canarias exclusivamente para atender al presidente Fernando
de la Rúa quien haría una escala técnica en
su viaje hacia Roma. El avión presidencial aterrizó
en la isla Gran Canaria a las 3.20 hora argentina (8.20 de España).
Pero resultó que, imprevistamente, el Presidente decidió
quedarse durmiendo a bordo del Tango 01 que, como bien se sabe,
cuenta con comodidades de sobra, incluyendo una confortable cama
matrimonial.
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