¿De
qué se ríen los del fondo? preguntó el profesor,
desde el frente del aula.
Nada, lo que pasa es que hay una cucaracha muerta en la pared le
contestaron los alumnos.
Ah, debe ser uno de los desaparecidos dijo el docente, y siguió
hablando de cuentas, activos, pasivos, asientos contables y conciliaciones
bancarias.
La escena no sucedió en pleno apogeo de la última dictadura
militar; ocurrió el viernes 23 de marzo, en una clase de contabilidad
de quinto año en la Escuela Superior de Comercio Carlos Pellegrini.
Y todos los alumnos aseguran que el responsable de la frase fue el profesor
Carlos Romussi, actualmente apartado de los cursos que tenía.
Los estudiantes de 5º quinta del turno tarde no salían de
su asombro; después de semejante exabrupto, Romussi seguía
adelante con su clase de contabilidad, tal como venía haciendo
desde hacía veinticuatro años. Un alumno decidió
irse del aula y buscar a la vicerrectora Graciela Perciavale; el profesor
continuaba con su clase, hasta que los chicos se le plantaron. Tenemos
que hablar de lo que acaba de decir, le señalaron. Romussi
empezó a enredarse en justificaciones confusas y en pedidos de
disculpas, mientras rechazaba de plano haber hecho cualquier comentario
agresivo hacia los desaparecidos. Pero remató su defensa antológicamente:
Hasta tengo amigos judíos. ¿Qué quieren que
haga para que me crean? ¿Que me grabe un número en la muñeca?.
El profesor renunció a las dos divisiones que tenía a su
cargo, pero el rector del colegio, Abraham Gak, no se la aceptó.
El tema es que ahora yo he iniciado una investigación, en
base a los informes que he recibido, con los testimonios de los chicos,
de la vicerrectora y del psicólogo del turno, señaló
Gak. Ya le he notificado al profesor que tiene un plazo de 72 horas
para realizar su descargo. Después, con todos los elementos, se
decidirá si se le inicia un sumario, agregó.
Hay que cumplir todos los pasos que corresponden para un caso como
el que nos presentó; yo voy a garantizar que el profesor tenga
su debido derecho a defenderse. De ahí después se decidirá
su situación, afirmó Gak. Los empleados más
antiguos del colegio juran que no es la primera vez que Romussi tiene
problemas graves con sus alumnos, aunque nunca habían llegado a
este punto.
Lo concreto es que hoy por hoy Romussi no está al frente de ninguna
clase y las autoridades del colegio saben que el contrato entre
el docente y los alumnos está roto. Por su parte, todas las
agrupaciones estudiantiles del Pellegrini expresaron su repudio a la frase
atribuida a Romussi y colocaron afiches en los pasillos internos en los
que piden su destitución.
Después el profesor se quiso disculpar, intentaba convencernos
de que no había sido nada grave, pero la verdad es que sonaba medio
irónico, reveló Estela Rodríguez López,
una de las alumnas presentes en la clase del escándalo. Vino
una preceptora, para saber por qué se habían ido algunos
alumnos y para preguntarle al profesor si eso tenía que ver con
algún comentario suyo, pero Romussi negaba todo, e insistía
en pedir disculpas, añadió.
El docente cuestionado asegura que no hizo jamás comentario alguno
en contra de los desaparecidos, aunque la mayoría de los alumnos
afirma lo contrario; de ser cierta la frase, fue dicha en el peor momento
histórico; un día después de ese viernes, miles de
argentinos repudiaron los veinticinco años del golpe que entronizó
a la junta militar. Y en el mismo Pellegrini se hicieron actos en ese
sentido, tanto la semana previa al aniversario como la posterior.
Aparte, el propio colegio tiene marcadas las huellas de la dictadura;
entre los 30 mil desaparecidos se encuentran siete alumnos del colegio:
Miguel Arcuschin, Rubén Benchoam, Claudio Braverman, Laura Feldman,
Noemí Jansenson, Juan Carlos Mártire y Mauricio Weinstein.
Informe:
Alejandro Cánepa.
|