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La punta del ovillo judicial que enreda a Milosevic aquí y allá

Ayer se presentaron más cargos contra el ex presidente yugoslavo y preparan otra acusación en el Tribunal de La Haya.

Luego de su detención, el ex presidente yugoslavo Slobodan Milosevic comienza a ver que su situación legal es un ovillo y que sólo se descubrió la punta. Fue arrestado anteayer bajo el cargo de malversación de fondos públicos y abuso de poder. Pero ahora, por las resistencias presentadas a la primera detención (el viernes) y por el arsenal encontrado en su domicilio, la propia policía serbia presentó ayer una denuncia por resistencia armada y podría haber otra por intento de rebelión. El movimiento anti-Milosevic “Otpor” (“Resistencia”) dijo ayer que acumuló 15000 denuncias contra el ex presidente yugoslavo, que van desde terrorismo de Estado y fraude electoral hasta posesión de cuentas bancarias ilegales en el extranjero e instigación al asesinato de adversarios políticos. Y para terminar, el Tribunal Penal Internacional de La Haya está terminando de dar forma a una segunda acusación contra Milosevic. La primera era por crímenes de guerra cometidos en Kosovo; ahora habrá otra por instigación en la guerra de Bosnia (1992-1995).
De todos modos, el carnaval judicial en el que se encuentra Milosevic está dividido. Entre todas las acusaciones, habidas y por haber, en Yugoslavia no figuran en definitiva los crímenes de guerra de los que lo acusas el Tribunal de La Haya. Y la suerte del proceso depende de cómo se resuelva la relación entre los dos caminos judiciales. A nadie escapó que la orden de arresto contra Milosevic llegó el mismo día que expiraba el plazo puesto por Estados Unidos en el que condicionaba su ayuda a Yugoslavia a que el país demostrara cooperación con la Justicia internacional (ver nota aparte).
En este sentido, las potencias occidentales interpretan que la detención de Milosevic debería ser la antesala de su extradición a La Haya. Sin embargo, funcionarios de la Unión Europea fueron claros en especificar que la Justicia yugoslava debe actuar sin presiones y conforme a las acusaciones que formuló. Pero otros funcionarios de La Haya advirtieron ayer que no iban a esperar los fallos yugoslavos para siempre. Por su parte, el premier yugoslavo, Zoran Jijic, declaró que su gobierno está dispuesto a cooperar con el Tribunal de La Haya, pero que para ello es necesaria una ley que debe salir del Parlamento. Y pocas personas, dentro de la clase política serbia (Serbia es la principal república que compone Yugoslavia), están dispuestas a conceder la extradición de Milosevic.
De este modo, el gobierno yugoslavo también está complicado por el caso Milosevic; pero nunca tanto como el ex presidente. Es que Milosevic, en la apelación que presentó para dejar sin efecto el arresto (escrita de su puño y letra, puesto que es abogado), declaró que el dinero que desapareció de los fondos públicos, y por el que se lo acusa de malversación, fue utilizado en secreto para financiar los ejércitos serbios de Bosnia y Croacia durante las recientes guerras balcánicas. Así, reconoce lo que siempre había negado, la implicación de Belgrado en estos conflictos, facilitando la tarea del Tribunal de La Haya, que anda a la caza de pruebas contra Milosevic por su presunta participación como instigador de las guerras de Croacia (1991) y Bosnia (1992-1995). En una entrevista publicada ayer por el diario italiano La Repubblica, la fiscal del Tribunal de La Haya, Carla del Ponte, dijo que la acusación contra Milosevic por la guerra de Bosnia será presentada “a más tardar a principios de mayo”.
Incluso si Milosevic fuera acusado por La Haya y por los tribunales de Belgrado por un simple robo de gallinas, los hechos del fin de semana alcanzarían para complicarle bastante la vida. El jefe de la policía serbia, Sreten Lukic, dijo que el cuerpo ya presentó una denuncia contra Milosevic, ya que supuestamente el ex presidente instigó a tres de sus seguidores a disparar a los policías que venía a detenerlo. Y Milosevic tenía con qué resistir. En su casa se incautaron 30 fusiles de asalto, tres ametralladoras, un lanzagranadas antitanque, numerosas pistolas, granadas de mano y gas lacrimógeno. El mismo Milosevic tenía en sus manos una 9 mm del tipo “Sig-Sauer” con 25 balas. La policía también denunció aMarija, la hija de Milosevic, que efectuó cinco disparos en el momento del arresto de su padre.
El propio abogado de Milosevic, Toma Fila, dijo que su cliente “no sabía nada” de la existencia del armamento. Fila es uno de los abogados más reconocidos de Yugoslavia, y tiene en su haber casos notables como el de la herencia de Jovanka Broz, la esposa del mariscal Tito. Parece que Milosevic va a necesitar de los excelentes servicios de su abogado.

 

 

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