Por
Jaume Vidal
Desde Barcelona
El
lanzamiento casi simultáneo de Astérix y Latraviata en toda
Europa reavivó el fanatismo por los legendarios guerreros galos
en Europa. El álbum, escrito y dibujado por Albert Uderzo, tiene
como hilo argumental el reencuentro de Astérix y Obélix
con su familia, e introduce detalles nunca tocados antes. Como que en
el día de su cumpleaños ambos nacieron en la misma
fecha, las madres de ambos no ven con demasiado buenos ojos su prolongada
soltería. El nuevo libro estará esta semana a disposición
del público argentino, según informó la editorial.
En el siglo XXI, no todo el mercado del comic está invadido por
una fuerte depresión de ventas. Las historias de Astérix
resisten de manera irreductible la fuerza invasora de los medios audiovisuales
y de los videojuegos. En España, donde cualquier comic que agota
una edición de 2000 ejemplares se considera un éxito, el
lanzamiento inicial de Astérix y Latraviata es de 250.000 álbumes,
de los cuales 40.000 son en catalán y 3000 en la lengua vasca euskera.
Aunque la fuerza de las historias se resintió con la ausencia de
la genialidad humorística y habilidad narrativa del guionista René
Goscinny, fallecido en 1977, y creador de la serie junto al dibujante
Albert Uderzo, Astérix se convirtió en un icono permanente
de la cultura europea. En total, en estos días se pusieron a la
venta en todo el mundo un total de 8.000.000 de volúmenes en 107
lenguas y dialectos.
En 1961, para el lanzamiento de Astérix el galo, primer título
de la serie, se realizó un tiraje inicial de 15.000 ejemplares,
de los cuales sólo se vendieron seis mil. Uno de sus grandes competidores
en aquellos momentos era Tintín, que vendía centenares de
miles de ejemplares. Pero la longevidad de Astérix y la falta de
nuevas aventuras de Tintín hizo que cambiaran los tantos. Hasta
la fecha, se vendieron 300 millones de álbumes de Astérix,
el doble de lo vendido por el joven aventurero.
Y es precisamente un aspecto que dio que hablar sobre la personalidad
de Tintín, el de las mujeres, el que ocupa un interés especial
en Astérix y Latraviata. Uderzo ya encaró a los protagonistas
con este tema en 1991, en La rosa y la espada, historia en la que una
bardo feminista cuestionaba el orden sexista de la aldea gala. Finalmente,
todo volvía a su cauce normal. En esta última historia son
las madres de Astérix y Obélix, aunque desde una perspectiva
convencional, quienes quieren dar un nuevo rumbo a las relaciones de sus
hijos con las mujeres. Su intención es cambiar la actitud distante
de Astérix y sumamente platónica de Obélix con el
sexo femenino. Uno de los protagonismos del nuevo álbum recae en
el eterno sueño amoroso de Obélix, la bella Falbala, que
será suplantada por una intrigante actriz. También destaca
la presencia de los padres de Astérix y Obélix, a los que,
al igual que a sus hijos, los une una gran amistad y un negocio en común.
Ambos regentean una tienda de recuerdos en Condate, la actual Rennes,
situada en la bretaña francesa.
La familia y la infancia de los guerreros galos ya fue tema de un singular
libro ilustrado que recogía un relato escrito por Goscinny en 1966
y que Uderzo ilustró años más tarde. En Cómo
Obélix se cayó en la marmita del druida cuando era pequeño
se explica lo retraído y sensible que era Obélix en su infancia.
Con frecuencia era acusado por los demás pequeños de ser
una niña. La intervención de Astérix
era la única defensa ante ese ambiente hostil. Precisamente, en
El mal trago de Obélix, el anterior álbum de la serie publicado
en 1996 por Planeta, se planteaba una vez más el tema de la infancia,
cuando Obélix volvía a su cuerpo infantil tras beber una
poción preparada por Panorámix. En esta obra, Astérix
y Obélix llegaban al continente perdido de la Atlántida
donde sus habitantes disfrutaban de una eterna juventud. ¿Miedo
a crecer?, ¿misoginia?, en Astérix y Latraviata no queda
claro cuál es el motivo de la eterna soltería de los protagonistas.
Quizá sólo esté motivada por las convenciones narrativas
del medio. O quizá no. Lo que es claro es que los héroes
que resisten a la invasión parecen más interesados en despanzurrar
romanos que en repartir cortesías de caballero. Efectos colaterales
de la poción mágica.
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