Por
Fabián Lebenglik
Los
promocionados efectos balsámicos y reactivadores del blindaje financiero
duraron muy poco, porque la contrapartida es asfixiante. Pero la palabra
blindaje quedó fijada en el habla cotidiana desde hace algunos
meses. Así, extrapolando usos, parece oportuno calificar la donación
de Antonio Seguí como un blindaje artístico para el patrimonio
de las artes visuales de la ciudad de Buenos Aires, por la calidad, la
solidez y el valor estético. Las condiciones, por supuesto, son
sólo placenteras.
El gran artista donó una parte importante de su obra gráfica:
331 obras realizadas entre 1948 y 2000, de las cuales 240 están
siendo exhibidas en una excelente exposición en la que el MAM presenta
esta reciente incorporación patrimonial acompañada de un
buen catálogo de 64 páginas en el que al final están
las referencias completas de la donación. Se trata de un enorme
conjunto de trabajos que dan cuenta de casi todo el itinerario artístico
de Seguí, durante más de medio siglo, a través de
las distintas técnicas de la estampa: monocopia, xilografía,
aguafuerte, aguatinta, litografía, punta seca, fotolitografía,
serigrafía, grabados al linóleo.
En la gráfica Seguí juega libremente, sin ataduras. Se permite
a sí mismo cruzar los géneros y registros estilísticos
porque el grabado es para él un gran condensador del mundo visual.
En la gráfica puede entrar todo, incluido el mundo de sus pinturas
y dibujos. Por lo tanto, la supuesta categoría menor
del grabado en particular y la gráfica en general es lo que transforma
a esta obra en un receptor mayor de fuentes múltiples y simultáneas.
Como si desde el lugar de menor poder simbólico se pudiera actuar,
expresarse y jugar con una libertad de amplio rango. En la obra gráfica
de Seguí hay menos filtros de control, más experimentación
y quizá una visión más panorámica y contaminada.
Si la estampa en Seguí tiene un input más extenso, es porque
allí tiene cabida, en principio, la imagen de los medios: electrónicos
y gráficos, así como la imagen urbana.
El grabado pasa a ser un registro, a modo de un diario visual, en el que,
al mismo tiempo que el artista muestra su repertorio, su estilo, sus personajes,
también utiliza para evocar y estampar el entorno, en un cruce
que combina lo propiamente técnico, más lo pictórico
y dibujístico, así como la opinión y una suerte de
crónica y crítica del mundo, siempre con el tono zumbón,
humorístico e irónico que lo caracteriza desde hace tantos
años. En este sentido puede verse, por ejemplo, que uno de los
grabados más antiguos de la exposición, Perro y gente (una
xilografía de 1956), ya contiene el germen caricaturesco y los
personajes que desarrollará profusamente a lo largo de toda su
obra futura.
La muestra del MAM es, al revés que su pintura de los últimos
años, una explosión de color, en la que resulta evidente
la mutua contaminación entre la gráfica y la imagen publicitaria,
porque ambas comparten y se citan y roban códigos visuales que
van de una a otra vereda.
Entre la gran cantidad de obras que integran la exposición, más
allá de la lectura cronológica, puede comenzarse por las
formidables series que van pautando, como resúmenes y condensaciones
estéticas, el montaje de la muestra: El teatro de la vida, Elefante
en la pampa, Ciudadanos y Té para dos, entre otras.
En esas series, a modos de grandes relatos visuales, el artista despliega
su poética, en el doble sentido, que implica la poesía de
su obra, pero también sus principios de organización del
espacio, las reglas de construcción y, como escribía Damián
Bayón en un texto recuperado en el catálogo, la puesta
en caja. Se toma la idea de los cajistas que ordenaban
las moldes tipográficos móviles para armar las páginas,
como una definición más precisa para el territorio del grabado
que la noción decomposición en pintura, que
es más orquestal y se basa en distintas condiciones técnicas
y de producción.
Si bien Seguí se inició en la gráfica en su adolescencia,
es en México ciudad en que residió entre fines de
la década del cincuenta y principios de la del sesenta donde
se especializa en el arte de la estampa.
Algunos de los motivos que obseden al artista son los paisajes y escenas
urbanos, con los característicos y autorreferenciales peatones
de sombrero.
En esta larga serie sus personajes, animales, autos, edificios se yuxtaponen
junto con otros elementos ciudadanos.
En muchos de estos trabajos se pone en juego el paradigma de la ciudad
como gran máquina moderna y como símbolo de la sociedad
de masas. El artista construye un espacio marcado por el horror al vacío,
hay pocos blancos. Al encierro y la soledad entre multitudes se suma un
mecanismo de repeticiones infinitas, de figuras y movimientos: procesos
de múltiples sincronías, cortes transversales que marcan
el pulso de la ciudad en un fragmento temporal y visual.
Hay un tratamiento generalizado de carácter caricaturesco, distante
y entrañable al mismo tiempo, donde se disimulan los componentes
dramáticos más inmediatos, que luego aparecen en el momento
de la reflexión sobre la obra, en la cabeza del espectador.
Tanto en las superposiciones e imbricaciones de planos y contraplanos
absolutamente rebatidos y en la ausencia de profundidad, como en sus personajes
solos (desde la Niña pensando de 1953, hasta el enorme Personaje
de 1991 aguafuerte de un metro y medio por un metro) o escenas
fantásticas (la serie Elefante en la pampa), hay un elemento fuertemente
paródico y al mismo tiempo reflexivo, sobre el mundo contemporáneo,
sin perder de vista que ese mundo consiste en la universalización
del extraño y particular caso argentino.
También por estos días, en el espacio de arte que se inauguró
en la megalibrería El Ateneo Gran Splendid, Antonio Seguí
muestra su obra sobre papel. (Museo de Arte Moderno de Buenos Aires, avenida
San Juan 350, hasta el 6 de mayo.)
Inauguran
en la semana
Cuatro fotógrafos contemporáneos de Veracruz (México):
Ivonne Deschamps, Miguel Femmatt, Hildegart Oloarte y Carlos Lamothe,
todos de la ciudad de Xalapa, inauguran hoy, en la Fotogalería
del Teatro San Martín, avenida Corrientes 1530.
Marcelo Buraczek, pinturas,
hoy, en el Centro Cultural San Martín, Sarmiento 1551.
Daniel Vidal, pinturas,
mañana, en el Centro Recoleta, Junín 1930.
Sandra Roffé,
fotos, el sábado 7, a las 12, en Distéfano, Sucre
2419.
Arte
abierto en Belgrano
El sábado
7, de 12 a 20, todas las instituciones artísticas y talleres
de artistas del barrio de Belgrano inauguran simultáneamente
y abren sus puertas al público, con entrada libre gratuita.
Hay un servicio también gratuito para recorrer todos los
lugares que saldrá de Vuelta de Obligado entre Juramento
y Echeverría. Informes: 4788-3721, 4374-3612 int. 287; www.artea.com.ar/artexarte.
Subasta
por los actores
En el marco
de la celebración de los 82 años de la Asociación
Argentina de Actores, hoy a las 20 se llevará a cabo una
gran subasta de obras de artistas plásticos que solidariamente
han decidido colaborar. La subasta se hará en la Sociedad
Rural Argentina, Juncal 4431, donde el experto Enrique Scheinson
rematará el medio centenar de trabajos donados por los artistas.
Entre otras piezas (pinturas, dibujos, grabados, arte digital y
esculturas), habrá obras de Carlos Boccardo, Anahí
Cáceres, Vito Campanella, Ricardo Carpani, Blas Castagna,
Nora Correas, Cristina Dartiguelongue, Juan Doffo, Edgardo Giménez,
Nora Iniesta, Gyula Kosice, Aurelio Macchi, Leopoldo Presas, Cristina
Santander y Clorindo Testa. La subasta será acompañada
por primeras figuras del teatro, el cine y la televisión,
quienes apadrinarán cada una de las obras expuestas.
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