Por Javier Lorca
Muchos
problemas con las ciencias duras y buenas notas en las materias humanísticas.
Esas son las principales características del rendimiento de los
estudiantes universitarios. Los factores más decisivos en la performance
estudiantil son el nivel educativo de los padres y la pobre formación
previa que los alumnos traen de la escuela. A esas conclusiones llegó
una investigación de la Universidad de Buenos Aires (programa UBACyT
1998-2000) que analizó el rendimiento de una camada completa de
57 mil estudiantes del primer año de todas las carreras, el Ciclo
Básico Común.
La investigación Rendimiento de los estudiantes en los tramos iniciales
de sus estudios universitarios fue desarrollada sin financiamiento
por Alicia Iriarte, Ofelia Scher, Cristina López Meyer, Humberto
Roitberg y Nicolás Wainszelbaum. El rendimiento de los alumnos
siempre se analiza como si la UBA fuera una fábrica: entra tanta
materia prima, salen tantos productos. Y no se puede medir tan ligeramente.
Tampoco es una cuestión del número de graduados, sino de
la calidad de la formación dijo la socióloga Alicia
Iriarte. No hay estudios empíricos sobre rendimiento estudiantil.
Llenar ese vacío fue el objetivo del estudio.
En una etapa inicial se hizo un relevamiento cuantitativo. No se tomó
una muestra: se analizó el universo existente en 1997 en el CBC
(incluido el ciclo inicial de Económicas): el rendimiento de 57.931
alumnos en todas las materias, sedes y horarios.
Lo primero que mostró el estudio es que, antes de empezar las clases,
más del 20 por ciento de los alumnos inscriptos deserta. En
realidad, no se lo puede considerar deserción, porque ni siquiera
empiezan a cursar, aclararon los investigadores. Sólo el
67,6 por ciento de los estudiantes inscriptos llega a rendir el primer
parcial.
El segundo hallazgo importante fue que se encontraron diferencias
muy notorias en el rendimiento de los estudiantes según las materias,
dijo Iriarte. En asignaturas como Ciencia Política y Economía,
por ejemplo, el 71 por ciento de los alumnos se presentó al primer
parcial. En Análisis Matemático y en Algebra, se presentó
un 10 por ciento menos. A partir de ahí los investigadores advirtieron
que el mejor nivel se da en las materias humanísticas y de
ciencias sociales. Los rendimientos más bajos se registran en las
ciencias duras, según contó Ofelia Scher, profesora
de Historia.
En promedio, el 45 por ciento de los alumnos que completaron la cursada
logró promocionar el CBC (es decir, aprobaron sin necesidad de
rendir un examen final). Las materias humanísticas concentran la
mayor proporción de alumnos promovidos. En Antropología
y Filosofía, por ejemplo, son más del 60 por ciento, mientras
el 6 por ciento no aprueba. La relación se invierte en materias
como Matemática, Física, Algebra y Análisis Matemático:
alrededor del 40 por ciento es reprobado y sólo promociona uno
de cada cuatro alumnos (del 25 al 28 por ciento). En la universidad
se repite lo que ocurre en la escuela secundaria: los estudiantes tienen
muchos problemas con las ciencias duras. Y esto se debe a que arrastran
deficiencias en su formación escolar. Les falta capacidad de pensamiento
crítico, dijo Iriarte, directora del estudio.
En una segunda etapa, los investigadores hicieron más de 400 encuestas
y 40 entrevistas. Descubrimos que una de las variables que más
incide en el rendimiento de los alumnos es el nivel educativo de los padres.
Y no tanto el nivel socioeconómico, contaron. El 30 por ciento
de los encuestados tenía padres con estudios universitarios completos.
Y otro 30 por ciento, padres sin la escuela media completa. Entre los
primeros, más del 50 por ciento aprobó el CBC en un año.
En cambio, entre los segundos, sólo el 11 por ciento.
El análisis cualitativo reveló varios factores que perjudican
el rendimiento y descartó otros que parecían cantados. Pensábamos
que lascondiciones edilicias de la universidad eran una dificultad seria.
Lo mismo que la gran cantidad de alumnos. Pero ellos no lo ven como un
problema, reveló Humberto Roitberg. Cuando les preguntaron
a los alumnos qué cuestiones incidían en su rendimiento
académico, la mayoría optó por dos respuestas. El
32,17 por ciento opinó que la mala formación escolar influye
mucho. Y el 31,3 señaló que también influye
mucho la falta de tiempo. En realidad, creemos que se refieren a
una falta de organización del tiempo para estudiar, explicó
Scher.
La
escuela no los preparó
Desorientados
y mal preparados. Así llegan los estudiantes al CBC, según
los investigadores de la UBA. Un factor de peso en los problemas
de rendimiento es la falta de preparación que traen
de la escuela media. Los mismos alumnos dicen que la
escuela no los preparó para la universidad. Son muy críticos,
contó Scher. La brecha entre la escuela media y la
universidad se agrandó explicó Iriarte.
Los chicos tienen muchos problemas para adaptarse a una institución
que es muy diferente a la escuela: es más compleja, requiere
más responsabilidad y más autonomía. La escuela
no los preparó y eso termina siendo un escollo muy importante.
Roitberg recordó una entrevista con una alumna: ella le dijo
que, cuando entró en el CBC, pensaba que iba a perder un
año. Y ahora me doy cuenta de que perdí cinco
años en la secundaria, confesó después.
También hay mucha desorientación inicial. Los
chicos desconocen la carrera que eligieron explicó
Scher. Eso conspira contra su rendimiento. Iriarte aseguró
que esa desorientación está relacionada con
la falta de información sobre las carreras y también
con que vislumbran un futuro clausurado.
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OPINION
Por Adolfo Vispo *
La
universidad desfinanciada
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La receta
neoliberal para financiar la educación superior se deriva
de la teoría del equilibrio general competitivo, que reduce
la actividad a decisiones de optimización del individuo ante
el mercado, negando la existencia de lo público.
Esta teoría fue refutada por su aplicación en Argentina
en los 90 (la reforma del sistema jubilatorio no resolvió
sus problemas y la privatización de servicios públicos
no cumplió sus objetivos). Pero señalar lo inadecuado
de la receta neoliberal no implica negar los problemas de la universidad
pública, cuya falta de respuestas facilita las recomendaciones
de los fundamentalistas de mercado. Si los tecnócratas
que aplican los sucesivos ajustes fueran congruentes con su propia
ortodoxia, concentrarían sus esfuerzos en liberar más
recursos para lograr el crecimiento económico. Hay problemas
cuya magnitud supera ampliamente el presupuesto de las universidades
nacionales (1800 millones), generando graves distorsiones en la
economía y encubriendo prácticas corruptas. La evasión
impositiva supera los 17 mil millones anuales. Las exenciones impositivas,
los 9 mil millones.
Las medidas de emergencia económica implican
decidir qué tipo de error el gobernante se arriesga a cometer.
Resulta difícil entender cómo podría errarse
minimizando la evasión fiscal, pero es evidente el riesgo
del desfinanciamiento de la enseñanza pública en términos
de calidad, equidad y producción científica. Los recortes
de fondos en este sistema redundarán en la expulsión
a corto plazo de los mejores recursos humanos, con impacto negativo
sobre la productividad. Es claro que esto mejoraría la ecuación
financiera del sector universitario privado, abaratando un insumo
crítico al costo de profundizar la inequidad. Este sector
exhibe también ineficiencia y una fuerte dispersión
en la calidad. Orienta su oferta hacia segmentos de alto poder adquisitivo
compitiendo mediante la diferenciación del producto
y el marketing y, si tiene costos más bajos, es porque brinda
carreras menos costosas y financia escasamente la investigación.
Pese al subsidio estatal y a contar con otras fuentes de ingresos
además del arancel, atraviesa una crisis que, si la hipótesis
de mercados competitivos fuese verdadera, debería absorber
por sí mismo.
El debate sobre el (des)financiamiento de la educación universitaria
no debe centrarse en la negociación de ajustes apresurados,
sino en la determinación de la magnitud y composición
de la inversión educativa que requiere el país en
los próximos 15 años. Este esfuerzo social y privado
deberá financiarse mediante incrementos de la recaudación
impositiva, más mejoras en la productividad del sistema público,
y en el marco de una oferta de educación terciaria transparente,
articulada y sensible a las demandas y necesidades de desarrollo
del país.
* Director
del Instituto de Ciencias de la Universidad Nacional de General
Sarmiento.
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Para
el tiempo libre... (si queda)
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Libros.
Hasta el viernes se realizará la sexta Fiesta del libro en
la Universidad de Belgrano. Habrá una exposición de
textos, tesis, revistas y trabajos realizados por docentes de la
UB. En Zabala 1837, 4788-5400 (interno 2140).
Ataque. Hoy, a las 19, se hará la charla Ataque
al ALCA, organizada por el centro de estudiantes de Filosofía
y Letras (UBA). En Puán 480.
Población. Rastreando la línea materna
mediante polimorfismos mitocondriales será la primera
conferencia del ciclo sobre biología de las poblaciones humanas
que organiza el Instituto de Ciencias Antropológicas de la
UBA. De hoy al viernes, de 18 a 20, en Moreno 350.
Calidad. La Facultad de Ingeniería (UBA) dará
desde mañana, a las 18.30, el curso de posgrado Gestor de
calidad. En Las Heras 2214, piso 1º, 4514-3011/2.
Negociar. Hoy, a las 19, Patrick McWhinney (Universidad de
Harvard) dará una conferencia sobre negociación estratégica
en la UCES, Paraguay 1457, piso 1º. Gratis.
Biología. La Fundación Bioquímica Argentina
dará desde el próximo sábado el curso anual
Bases de la biología molecular y sus aplicaciones en
el laboratorio clínico, dirigido a médicos y
bioquímicos. Informes: Viamonte 1167, piso 3º, 4373-5659/5674.
Ceremonias. Durante diez jueves, a partir de pasado mañana,
la Universidad del Salvador dictará un curso arancelado de
ceremonial. Informes: Rodríguez Peña 714, piso 3º,
4374-2013 y 4813-3353.
Idiomas. Esta semana cierra la inscripción para los
cursos abiertos de inglés, francés, italiano y portugués
que dicta la Facultad de Medicina (UBA). Informes: Secretaría
de Extensión, Paraguay 2155, piso 1º, 4508-3682.
Maestros. La Universidad Di Tella dará el seminario
"Los maestros y la politización de los contenidos escolares",
el miércoles 11, a las 19, en Miñones 2177. Informes:
4782-2395.
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