Por Felipe Yapur
El justicialismo y los rebeldes
del Frepaso intentaron impulsar durante la reunión de la Comisión
de Previsión Social la derogación del decreto jubilatorio
aprobado mediante un decreto de necesidad y urgencia en diciembre pasado.
No lo lograron. Pero el radicalismo no puede afirmar que triunfó,
ya que debió esforzarse para ganar una votación que definió
el paso a un cuarto intermedio hasta la semana que viene con la secreta
esperanza de que el Gobierno presente en ese lapso un proyecto nuevo y
mejorado.
Durante cuatro horas los integrantes de la comisión debatieron
sobre la necesidad de derogar el cuestionado instrumento. Fue una situación
extraña porque todos defendían su posición..., pero
hasta cierto punto. La UCR quería evitar un rechazo pero al mismo
tiempo buscaba evitar quedar avalando el decreto de necesidad y urgencia,
repudiado por varios legisladores de la bancada. Los cuatro frepasistas
rebeldes, en tanto, cedieron el protagonismo al peronismo y mantuvieron
un perfil más bien bajo pese a que, minutos antes, habían
anunciado su apoyo a la derogación. Y el PJ apretó pero
tampoco se esmeró mucho y terminó aceptando, votación
mediante, el cuarto intermedio.
La estrategia del radicalismo no fue muy brillante. Con argumentos catastrofistas
como que la situación crítica aún no finalizó,
buscó convencer a justicialistas y rebeldes de la inconveniencia
de complicar más la situación del país
con una medida de estas características. Cuando no encontraron
eco probaron argumentando que había que tomar en cuenta el
serio problema de financiación del sistema previsional. Tras
cartón, aseguraron que el decreto era el resultado de las negociaciones
de diciembre en torno al blindaje financiero. Finalmente señalaron
que estaba suspendido, por lo que no se hacía necesaria
la derogación y como tal proponían discutir un nuevo proyecto.
Palabras más, palabras menos, este fue el argumento que utilizó
el ministeriable Eduardo Santín ayudado en todo momento por el
bonaerense José Dumón.
Desde la vereda del PJ la pelea la daban los diputados de extracción
sindical Alfredo Atanasoff, Graciela Camaño y Oraldo Britos. Insistían
con la necesidad de derogar, ya que como el blindaje se había
conseguido no había motivos para continuar con el decreto en vigencia.
Estos contaron además con la ayuda de Jorge Matzkin que, si bien
no integra la comisión, participó como miembro informante
de la propuesta que llevaba el justicialismo. La presencia de quien fuera
jefe de la bancada justicialista durante el gobierno menemista generó
chicanas de una y otra bancada y que lo obligaron a emprender un disimulado
retiro.
Cuando la discusión se encontraba empantanada, los radicales llamaron
al titular de la Comisión de Trabajo, Juan Carlos Passo, quien
se comunicó telefónicamente con la ministra de Trabajo,
Patricia Bullrich. Este pretendía conseguir la presencia de la
ministra ante los diputados y así frenar la presión, pero
Bullrich le exigía seguridad de que no saldría el rechazo.
Pero Passo no podía prometer eso.
Mientras tanto, Atanasoff proponía que se pasara el dictamen de
derogación a todos los integrantes de la comisión. Santín,
preocupado, habló con Passo. Ambos cotejaron los votos que tendrían
ante el pedido de cuarto intermedio hasta la semana que viene. Cuando
vieron que los números le sonreían Santín propuso
moción de orden mediante la suspensión hasta
la semana que viene.
Los frepasistas que antes había anunciado, conferencia de prensa
mediante, que pretendían un nuevo proyecto de reforma previsional
pero con consenso, buscaron a través de María
América González y de Alfredo Villalba que la postergación
fuera sólo por 24 horas. Ni siquiera los escucharon.
Ahora, y tras haber ganado unos días, el oficialismo esperará
un nuevo proyecto del Ejecutivo que pretenderá imponer en el recinto,
tal como hizola semana pasada cuando se otorgaron los superpoderes para
el ministro de Economía, Domingo Cavallo.
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