Por Eduardo Videla
Aunque suene ambicioso, Buenos
Aires tendrá, junto al río, una Ciudad de la Música.
Se trata de un proyecto para reciclar el edificio de la vieja usina de
la Compañía Italo Argentina de Electricidad una construcción
centenaria que se levanta sobre la avenida Pedro de Mendoza, en La Boca,
desactivada desde hace cuatro décadas que será convertido
en un gran complejo de actividades musicales, con un auditorio para 1650
espectadores. Los estudios están avanzados y su ejecución,
que se iniciaría a principios de 2002, demandaría dos años
y una inversión del orden de los 20 millones de pesos. La obra
forma parte de un plan de inversiones en infraestructura anunciado ayer
por el secretario de Cultura de la Ciudad, Jorge Telerman, que incluye
la restauración de las cuatro fachadas del Teatro Colón
y la creación de un museo en la casa donde vivió Carlos
Gardel (ver recuadros).
El auditorio es una vieja carencia que tiene la ciudad: todas las
gestiones municipales, desde los años 40, lo tuvieron en
sus planes. Espero que podamos romper con el maleficio, dijo Telerman
a Página/12. Este proyecto, agregó el funcionario, es incluso
más abarcador: Habrá además una sala de cámara
para 350 personas, salas de ensayo, locales comerciales, una biblioteca
especializada y lugares para dictar talleres. La elección
del lugar fue consecuencia de un acuerdo con la Nación: el Estado
nacional aportó el edificio y la Ciudad de Buenos Aires se hará
cargo de toda la inversión. En esa construcción, que data
de principios del siglo XX, funcionó una usina térmica generadora
de electricidad, que fue desactivada en la década del 60, cuando
se inauguraron las usinas de Dock Sud. Desde entonces, ese edificio de
ladrillos a la vista, del que se destacan su torre de estilo renacentista
y su reloj, detenido en el tiempo, ha sido un lugar abandonado, entre
tantos otros de esa zona de la ribera. Sobreviviente, casi por milagro,
del desguace del Estado, ahora le espera un destino más edificante.
El terreno en el que está emplazado tiene 7450 metros cuadrados
tres cuartos de manzana y la superficie construida alcanza
los 10.000 metros cuadrados, incluidos 2000 de subsuelos. El lugar más
impactante del edificio es su nave, de 120 metros de largo por 25 de ancho
y otros 25 de alto. Allí adentro se construirá el auditorio
para 1650 personas y la sala de cámara, para 350 espectadores.
Además de esas salas habrá instalaciones complementarias
para talleres de luthiers, locales para venta de partituras y grabaciones,
camarines y equipamiento gastronómico, explicó a Página/12
la subsecretaria de Patrimonio Cultural, Silvia Fajre, una de las impulsoras
del proyecto.
Según el acuerdo, el uso del complejo será compartido entre
la Nación y la ciudad. Así, el futuro auditorio será
la base de operaciones de la Orquesta Sinfónica Nacional que
hoy trabaja en una sala del barrio de Belgrano y de la Orquesta
Filarmónica de Buenos Aires, que ensaya y actúa en el Teatro
Colón.
Además de resolver la carencia de un auditorio en la ciudad,
se trata de una iniciativa paradigmática, porque recupera el patrimonio
del Estado con un proyecto sustentable. Se trata de demostrar que con
los bienes del Estado no sólo se pueden hacer grandes hipermercados,
destacó el director de Infraestructura del área de Cultura,
Alvaro Arrese.
Según Telerman, el complejo no sólo se destinará
a géneros musicales académicos sino a la música popular.
Estamos estudiando además distintas alternativas, como el
alquiler de la sala para distintos eventos musicales, agregó
Fajre. Según la funcionaria, el proyecto permitirá potenciar
el desarrollo de un área postergada de La Boca.
En efecto, la recuperación del edificio ubicado entre las
calles Benito Pérez Galdós y Caffarena comprende además
las áreas vecinas, donde se piensa construir una plaza con estacionamiento
subterráneo, añadió Arrese. Además de
la nave central en la planta baja, el edificio cuenta con otro salón
en una planta alta y otros espacios que, en suorigen, estaban destinados
a viviendas de los ejecutivos de la Italo y al archivo de los planos de
las usinas de la compañía de electricidad. Si el proyecto
prospera, el recinto será, en poco tiempo, generador de otro tipo
de energía.
Las obras para el
Colón
En el corto plazo, la inversión más importante en
infraestructura que realizará la Secretaría de Cultura
porteña es la restauración de las cuatro fachadas
del Teatro Colón, y la eliminación del estacionamiento
ubicado sobre la calle Viamonte, que se transformará en un
espacio cultural a cielo abierto. La obra demandará una inversión
de 3,2 millones de pesos, con financiación parcial del Banco
Interamericano de Desarrollo.
La restauración de las fachadas permitirá detener
las filtraciones que han ocasionado daños graves en los frescos
del Salón Dorado y el Salón de los Bustos. La ejecución
de los trabajos no impedirá el funcionamiento normal del
teatro.
Las otras obras anunciadas son las siguientes:
Teatro General San Martín:
reemplazo de la carpintería de chapa por una nueva de aluminio
y reparación del aire acondicionado. Inversión: 2,96
millones de pesos.
Centro Cultural San Martín:
el grupo SLI donó un proyecto de reconversión que
apunta a convertirlo en un centro de vanguardia cultural. Las obras
incluyen renovación de carpinterías y fachadas de
la sala AB y la reparación de filtraciones que provienen
del subsuelo. Inversión: 1,55 millón.
Edificio La Prensa: iluminación
y puesta en valor del hall de ingreso y patio central. Restauración
de pinturas decorativas. Inversión: 700 mil pesos.
Centro Cultural Recoleta:
construcción de la Sala de Experimentación Teatral,
donada por el grupo De la Guarda. Remodelación del auditorio
el Aleph, ampliación del hall de entrada e instalación
de un ascensor. Inversión: 530 mil pesos.
También se anunciaron obras en el Planetario, en el Instituto
Histórico de la Ciudad, en los museos de la Ciudad, José
Hernández, de Arte Moderno, Perlotti, en la sede de la Dirección
General de Enseñanza Artística (Perú al 300),
en las bibliotecas Roberto Arlt y Ricardo Güiraldes, y en una
de las sedes del Instituto Vocacional de Arte.
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El museo de Gardel
Por E.V.
El Morocho del Abasto, por fin, tendrá su museo. Estará,
como corresponde, en el pasaje Carlos Gardel, precisamente en la
casa donde El Zorzal vivió los primeros años de su
vida, en el corazón del Abasto. Se trata de una tradicional
casa chorizo, deteriorada por el tiempo, que fue donada a la ciudad
por el empresario Eduardo Eurnekian. La obra tendrá un costo
de 200.000 pesos, que serán aportados por el propio Eurnekian.
Se llamará Museo Carlos Gardel y estará habilitado
en un año.
Se ha hecho un cuidadoso relevamiento para reunir en una muestra
permanente y en otras exposiciones temporarias objetos que tuvieron
que ver con la vida de Carlos Gardel, explicó a Página/12
la subsecretaria de Patrimonio Cultural, Silvia Fajre. Con ese fin
se realizan gestiones con asociaciones gardelianas y coleccionistas
privados.
Según adelantó la funcionaria, una de las habitaciones
de la casa será ambientada para reconstruir el ámbito
privado donde Gardel vivía con su madre; otro cuarto
será destinado a exhibir las colecciones, mientras que un
tercero se convertirá en un pequeño auditorio destinado
a espectáculos. El patio de la casa también será
recuperado para el desarrollo de eventos especiales.
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