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Piedra a piedra, o cómo la intifada se hace guerra

En un ataque a objetivos palestinos, el ejército israelí usó por primera vez misiles tierra-tierra. �No hay opciones�, justificó el premier Sharon.

Paz: El principio del ministro de Relaciones Exteriores Shimon Peres sigue siendo que �no habrá negociaciones de paz, mientras no cese la Intifada�.

El hotel Paraíso, en Belén,
convertido en infierno por un misil israelí.
En la respuesta palestina, una mujer y su
bebe resultaron heridos graves.

Soldados de Israel y la guerrilla palestina se enfrentaron ayer en un duelo con bombas, el más violento y desigual de los últimos meses. Y la Intifada empezó a parecerse más a una guerra. Ayer por la mañana, después de que la artillería israelí bombardeara a la población civil de Belén, guerrilleros palestinos atacaron con fuego de mortero el asentamiento de Atsmona, en el extremo sur de Gaza junto al gran enclave judío de Gush Khatif, y provocaron heridas serias en una mujer y su hijo de pocos meses. La respuesta no se hizo esperar. Durante la noche, el ataque israelí se dirigió contra las fuerzas de seguridad palestinas en la Franja de Gaza y dejó al menos 70 heridos. En este operativo, por primera vez, el ejército israelí empleó misiles tierra-tierra. Por su parte, un grupo disidente laborista busca una tregua por separado con Arafat. Y la radio pública israelí anunció una futura reunión de seguridad palestino-israelí, con presencia de un funcionario de la CIA, según una iniciativa del secretario de Estado norteamericano Colin Powell.
Según fuentes palestinas, en el ataque contra objetivos en las ciudades de Gaza, Rafiah y Jan Yunes al menos 70 personas sufrieron heridas, algunas de ellas de gravedad. Inmediatamente después del primer ataque se interrumpió el suministro eléctrico en Gaza. Según los primeros testimonios también se vio afectado el cuartel general del presidente de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), Yasser Arafat, cuya residencia en Gaza ya había sido dañada hace una semana en un ataque similar. En Cisjordania, tanques blindados israelíes lanzaron varios obuses contra un objetivo de la Fuerza 17 de Arafat, en Betania, cerca de Ramalá.
Estos ataques se produjeron horas después de que palestinos dispararan tres obuses de mortero contra la colonia judía de Atsmona, en el sur de la Franja de Gaza, dejando dos israelíes heridos –una mujer y su bebé de diez meses– informaron fuentes militares. El bebé, alcanzado por fragmentos de obús en la cabeza y la espalda, fue trasladado a un hospital de Beersheva, en el sur de Israel, donde su estado fue calificado de “crítico”, informó la radio militar.
Tras los ataques de los helicópteros israelíes, el primer ministro israelí Ariel Sharon los justificó públicamente. “La Autoridad Palestina no hace nada para frustrar los ataques antiisraelíes y no le deja otra opción a Israel que actuar de forma determinada y sin descanso a fin de asegurar la seguridad de sus ciudadanos”, afirmó en un comunicado de la presidencia del Consejo israelí. Por su parte, el secretario del Gabinete palestino Tayeb Abdel Rahim pidió protección internacional al señalar que “los árabes y las fuerzas internacionales deben defender y proteger a los palestinos frente a la agresión continua de Israel, que utiliza todas las armas de las que dispone frente a los palestinos desarmados”, según declaró a la radio palestina.
Esta escalada de violencia ha reforzado la iniciativa de un grupo de parlamentarios laboristas que, al margen de las alianzas institucionales que los atan al partido nacionalista Likud en el gobierno de Unidad Nacional, han decidido actuar por su cuenta e impulsar un proceso de negociación con Yasser Arafat, planteando como primer objetivo el establecimiento de una tregua entre israelíes y palestinos.
La iniciativa, iniciada en solitario por el diputado laborista Yossi Katz, quien saltándose todas las prohibiciones viajó el lunes a Ramalá para entrevistarse con Yasser Arafat, fue ayer secundada por otros tres parlamentarios: Colette Avital de las filas laboristas y Zehava Galon y Naomi Hazan, ambos de Meretz. La misión entraña una crítica abierta a la política del gobierno de Unidad Nacional, presidido por el radical Ariel Sharon y secundada por su ministro de Exteriores Shimon Peres, quienes desde que se formó el Ejecutivo han establecido como principio incuestionable que “no habrá negociaciones de paz, mientras no cese la Intifada”.

 

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