El viejo está trabajando como loco. La frase del hijo
Aíto referida a la actividad que viene desarrollando su padre,
el presidente Fernando de la Rúa, en Italia, reflejó el
malhumor que campeó en la comitiva argentina a propósito
de las críticas recibidas por lo relajado de la agenda del viaje.
Aíto, incluso, calificó como una boludez que
a alguien le pareciera mal que De la Rúa hubiera dedicado parte
de su estadía romana a conversar con Batistuta o con Valeria Mazza.
Las reuniones extrapolíticas formaron parte de una estrategia destinada
a captar la atención de los medios, un tanto desatentos al descansado
periplo presidencial y más pendientes de la hiperactividad del
ministro Domingo Cavallo. Pero, ayer, no fue necesario que los asesores
del Presidente imaginen alternativas atractivas porque la actividad venía
lo suficientemente movida: De la Rúa, entre otros, se reunió
con el candidato presidencial del Olivo, Francesco Rutelli, el ex premier
Massimo DAlema y el dueño de Fiat, Gianni Agnelli.
El enojo de la comitiva presidencial tenía que ver también
con que se hubiera mostrado a De la Rúa compitiendo con Cavallo
por aparecer en la tapa de los diarios. Eso es ridículo,
Cavallo tiene su personalidad, es un hombre de acción. Ahora viajó
a Estados Unidos con la venia del Presidente. Buscar disputas en este
sentido no tiene ningún fundamento, explicó el vocero
presidencial, Ricardo Ostuni, a Página/12, mientras cenaba en Roma.
Ostuni estaba disgustado con la prensa porque decía que tergiversaba
los hechos. Por ejemplo, decía que no era verdad que la esposa
del Presidente, Inés Pertiné, se hubiera ido de compras
a la sofisticada Via Condoti sino que sólo buscaba un regalo para
la mujer del presidente italiano.
En una de sus poco comunes apariciones radiales, Aíto justificó
las atípicas entrevistas de su padre. Me parece una boludez
que a alguien le parezca mal que el Presidente atienda media hora al mejor
jugador del mundo, dijo sobre la reunión con Batistuta, a
quien contactó el propio Aíto como para disimular los grandes
huecos que presentaba la agenda del martes. Valeria Mazza llamó
al hotel porque estaba el Presidente, preguntó si podía
pasar diez minutos a verlo, y por qué le iba a decir que no,
siguió. Además, aclaró que la gira está
muy bien y que no hay rivalidad entre el Presidente y el ministro
de Economía. Se llevan increíblemente bien,
exageró.
A diferencia de los días previos, ayer De la Rúa no tuvo
descanso. Comenzó temprano hablando en la Pontificia Universidad
Gregoriana y, luego, fue a misa junto a su mujer, Inés Pertiné,
en la Iglesia Nacional Argentina. De ahí, el matrimonio fue a almorzar
en la residencia que el presidente italiano, Carlo Ciampi, tiene en los
suburbios romanos. De vuelta en el Hotel Flora Marriott, De la Rúa
recibió al magnate Agnelli, Rutelli y DAlema. De acuerdo
con la versión que dio el canciller Adalberto Rodríguez
Giavarini, DAlema se mostró de acuerdo con la posibilidad
lanzada por el Presidente de incorporar al cavallismo a la Alianza. Es
bueno ampliar el soporte de la Alianza para fortalecer la tarea del Gobierno,
contó Giavarini que dijo DAlema, el arquitecto de la gobernante
coalición Olivo, uno de los espejos en los que se inspiró
la Alianza original. Como última actividad, De la Rúa recibió
al presidente del Consejo Pontificio para la Familia, cardenal Alfonso
López Trujillo.
Hoy, en tanto, a las 11 hora italiana se concretará la entrevista
con el papa Juan Pablo II, motivo final del controvertido viaje del Presidente.
Anoche, con la llegada de Antonio desde Estados Unidos, quedó completa
la familia presidencial que irá a recibir la bendición.
El Presidente adelantó que le presentará al Papa su propuesta
de poner en marcha un subsidio para los jefes de familia desocupados.
CONTRA
EL ABORTO Y LA EUTANASIA
Un guiño a Su Santidad
El presidente Fernando de la
Rúa tuvo ayer temprano su primera actividad oficial relacionada
con su visita al Vaticano. Habló ante los cardenales y obispos
congregados en la Pontificia Universidad Gregoriana, en donde bregó
contra el aborto, la manipulación genética, la eutanasia
y la xenofobia.
La disertación estaba titulada Universidad, Justicia y Bien
Común, y el Presidente aprovechó para mencionar las
injusticias que pesan sobre las naciones latinoamericanas. Por ejemplo,
habló de los problemas de la región heredados por el
peso del endeudamiento irresponsable, las barreras del proteccionismo
a la circulación de los productos, de la corrupción institucionalizada
que destruye una verdadera cultura del trabajo, del tráfico de
armas y estupefacientes. Son situaciones de pecado que claman al cielo,
detalló. De la Rúa reiteró que en la entrevista que
mantendrá hoy con el papa Juan Pablo II llevará como logro
de su gobierno para remediar las desigualdades sociales el subsidio para
los jefes de familias desocupados que, en verdad, todavía no fue
lanzado.
OPINION
Por Washington Uranga
|
En busca de bendiciones
El gobernador de Río Negro, Pablo Verani, miembro de la
comitiva que acompañó a Fernando de la Rúa
hasta Roma para su encuentro con el Papa, develó en apenas
una frase todo el alcance de la estrategia gubernamental: Nos
vendría muy bien la bendición del Papa. Eso
es lo que el Presidente fue a buscar al Vaticano. También
lo que su ministro de Relaciones Exteriores, Adalberto Rodríguez
Giavarini, y el secretario de Culto, Norberto Padilla, han venido
construyendo pacientemente con la colaboración eficaz del
embajador argentino ante la Santa Sede, Vicente Espeche Gil, cuyas
condiciones profesionales y activa militancia católica le
abren muchas puertas en los ámbitos eclesiásticos
romanos. De la Rúa, que llegó a la Casa Rosada con
el temor de una mala relación con la Iglesia Católica
más por los antecedentes del radicalismo y de algunos
de sus socios en la Alianza que por sus excelentes contactos personales
con toda la jerarquía, venía preparando su encuentro
de hoy con Juan Pablo II desde el mismo momento en que asumió
la Presidencia.
Para el equipo que lleva el tema en Cancillería el objetivo
era diferenciarse de Carlos Menem en cuanto a la alineación
automática con el Vaticano, evitar al mismo tiempo las polémicas
o distancias respecto de temas sumamente sensibles para la jerarquía
como aquellos vinculados con la doctrina católica sobre la
familia y la procreación. En su contra el Presidente tiene
las iniciativas que desde la propia coalición de gobierno
impulsan el proyecto de ley sobre salud reproductiva y las posiciones
a favor del aborto. Pero, si eso representaba un problema, De la
Rúa cuenta con el beneplácito de gran parte de la
jerarquía católica local por una relación directa
y cercana a través de los canales institucionales. Otra estrategia
fue la del menemismo que privilegió la relación con
un grupo de obispos cercanos a las ideas de quienes habitaban entonces
en la Casa Rosada.
De la Rúa va hoy en busca de la bendición de Juan
Pablo II. Para ello cumplió con todos los deberes:
se pronunció contra el aborto, manejó políticamente
la postergación de la aprobación parlamentaria de
la ley de salud sexual y reproducción responsable,
reclamó en favor de los pobres y contra la injusticia y usó
una frase de los obispos argentinos para hablar de la justicia
largamente esperada, sabiendo que ese tópico será
parte del discurso papal. Ahora espera, como un buen feligrés,
que con la bendición llegue un pronunciamiento del Papa sobre
la pesada carga de la deuda externa y la injusticia
de las barreras arancelarias de los países desarrollados.
|
|