Por Claudio Zlotnik
Dos semanas después de
haber asumido Domingo Cavallo, el riesgo país continúa por
encima de los 900 puntos más exactamente, ayer terminó
en 940, echando por tierra la ilusión previa de que la sola
presencia de SuperMingo al frente de Economía desataría
un boom bursátil, basado en la confianza que despertaría
el ministro entre los financistas. Pero la debilidad de la economía
y el temor a que el país no pueda hacer frente a sus compromisos
de deuda anclaron a la prima de riesgo en niveles que hacen imposible
la recuperación económica. Para dar certezas de que pagará
puntualmente a los acreedores, Cavallo echó mano a un nuevo impuestazo.
En el día del debut, según pudo averiguar Página/12,
el gravamen sobre las cuentas corrientes recaudó entre 30 y 40
millones de pesos.
Según cálculos privados, el nuevo impuesto recaudará
entre 3200 y 4000 millones de dólares anuales. Y la importante
recaudación de anteayer, que supera ampliamente estos pronósticos
si se la proyecta para todo el año, sería consecuencia de
que se trató de un comienzo de mes y, a su vez, del primer día
hábil después de un fin de semana largo. Dos hechos que
habrían potenciado la utilización de las cuentas bancarias.
Sin embargo, la creación de este impuesto que ayudaría a
encarrilar la situación fiscal no tuvo impacto sobre el riesgo
país. Y para la Argentina, los mercados internacionales de crédito
siguen tan cerrados como hace 15 días, en medio de la crisis.
El punto central para entender la dramática escalada de las tasas
de interés que le cobran a la Argentina es que los financistas
tienen dudas de que Cavallo vaya a cumplir con los vencimientos de deuda
y, a su vez, financiar el rojo fiscal de este mes. En total, Economía
necesita unos 1500 millones de dólares. Del blindaje quedan apenas
jirones, y el colchón financiero trepa a sólo 400 millones.
El principal problema de Cavallo es que los próximos desembolsos
del blindaje por parte del Fondo y de España, por un total
de 1800 millones están pautados recién para mayo.
Y la recaudación del nuevo impuesto no lograría cubrir el
bache. Por tal motivo, tanto en la city como en Wall Street están
seguros de que Cavallo está gestionando un crédito por parte
de grandes bancos internacionales. Y que la operación podría
cerrarse antes de que termine la semana. Por ahora, el ministro viene
negando esta posibilidad, así como también la posibilidad
de que el FMI adelante su desembolso.
Tampoco parece probable la posibilidad de una reprogramación de
los vencimientos de deuda, al menos en el corto plazo. Si Cavallo
propone cambios en medio de la incertidumbre, lo único que va a
lograr es que haya una corrida en contra de los bonos, señaló
a este diario un alto directivo de un banco de inversiones de Wall Street.
Para el período abril-junio, Cavallo deberá conseguir unos
5200 millones de dólares.
La otra duda de fondo pasa por saber si el programa de Cavallo logrará
reactivar la economía. En una primera instancia apostó por
alinear detrás de él a todo el arco político. En
una semana consiguió los poderes especiales y logró que
el Congreso votara el impuesto a las transacciones financieras. Esa movida
le permitió bajar el voltaje de la crisis pero no alcanzó
para recrear la confianza. Detrás del flamante costo a las operaciones
bancarias aparece la sospecha de que la masiva transferencia de dinero
del sector privado al público no termine por ahondar lo que el
propio ministro denominó como depresión económica.
De hecho, el impuestazo aparece como la única medida de Cavallo
desde que asumió. El resto, como la eventual rebaja impositiva
para algunos sectores industriales, hasta ahora no deja de ser una promesa
a futuro.
El economista Norberto Sosa es pesimista. Estamos peor que antes.
Cavallo no garantiza la reactivación, lo único que se conoce
es el impuestazo y no está claro para qué reclamó
los poderes especiales. Ningún enfermo soporta 39 grados de fiebre
durante dos semanas. Si antes del finde semana el riesgo país no
baja en forma sensible, el ministro tendrá que cambiar de estrategia,
afirmó el economista a Página/12.
En estas primeros días de gestión quedó claro que
los inversores no le darán un cheque en blanco a Cavallo. Y antes
de apostar quieren ver señales de que la economía mejora
porque esto es lo que les garantizará cobrar las acreencias. Mientras
tanto, la sobretasa de 9,4 puntos porcentuales que los financistas le
cobran a la Argentina impide a las empresas endeudarse para realizar inversiones,
lo mismo que a los particulares. Sin mencionarlo, Cavallo apuesta por
el círculo virtuoso que le fue esquivo a José Luis Machinea.
Por ahora, y más allá del tono desafiante de su discurso,
la única diferencia radica en que a Machinea lo daban por renunciado
cada vez que el riesgo país superaba los 700 puntos. Y se fue cuando
llegó a los 750. Por ahora, Cavallo viene demostrando que puede
convivir con un riesgo de casi mil puntos.
Poca onda en la plaza
bursátil
Las acciones siguen en la pendiente. Ayer, el índice de
acciones líderes MerVal bajó un 0,4 por ciento, mientras
que el riesgo país mostró una baja de apenas 6 puntos,
para situarse en los 940. Lejos de atraer inversores, por ahora,
la figura de Domingo Cavallo no logró transmitir euforia
a los financistas: como viene sucediendo, el volumen de operaciones
es escaso y trepó apenas a 16 millones de pesos. Los títulos
públicos, en tanto, mostraron alzas de 1 por ciento en promedio.
La tasa interbancaria en pesos se mantuvo en el 15 por ciento anual,
mientras que en dólares resultó del 12 por ciento.
El contexto internacional no ayuda al mercado argentino. En Wall
Street, el Nasdaq (panel tecnológico) finalizó con
un descenso del 2 por ciento, prolongando la racha adversa por la
ola de malas noticias que informan las empresas, en medio del parate
económico en los Estados Unidos. Por su parte, el real brasileño
permaneció en sus valores mínimos históricos
terminando en 2,173 unidades por dólar y en la city dan por
hecho una inminente suba de la tasa de interés de referencia.
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Cortocircuito
de Economía con el Fondo
Domingo Cavallo
se llevó ayer una sorpresa cuando se enteró de que el director
gerente del FMI, Horst Koehler, había declarado a la prensa que
la Argentina podría necesitar una reprogramación de
los desembolsos del blindaje financiero. La máxima autoridad
del organismo multilateral justificó esa posibilidad en el
cambio de circunstancias, en referencia al fuerte desvío
en las metas fiscales del primer trimestre. Cavallo y el propio director
del FMI para el Hemisferio Occidental, Claudio Loser, salieron al cruce
para neutralizar los dichos de Koehler, con quien el ministro se había
reunido previamente. Dejé bien en claro que la Argentina
no necesita adelantos de desembolsos. No necesitamos más dinero
sino la ejecución normal del paquete financiero como fue originalmente
planeado, afirmó Cavallo con vehemencia, respaldado por Loser.
El ministro se reunió en Estados Unidos y Canadá con banqueros
y ejecutivos de fondos de inversión para transmitirles que la Argentina
pagará la deuda y cumplirá con las metas fiscales acordadas
con el FMI. Todo su esfuerzo por tranquilizar a los mercados se vio afectado
con las declaraciones de Koehler, quien al admitir que la Argentina podría
requerir desembolsos anticipados dejó traslucir que el país
afronta un ahogo financiero. Puede necesitarse una reasignación
o reprogramación de desembolsos, pero la estructura del programa
está bien, sostuvo el director gerente del Fondo.
Cavallo lo negó. De acuerdo con su versión, en las entrevistas
que mantuvo con Koehler y con el secretario del Tesoro de los Estados
Unidos, Paul ONeill, en ningún momento formuló pedidos
de nuevos fondos o envíos anticipados del programa vigente. Ambas
reuniones fueron muy buenas. Les expliqué cómo vamos a enfrentar
los problemas de la Argentina, y recibí claras indicaciones de
que ellos entienden esos problemas y nos apoyan, comentó
el jefe de Hacienda. Por su parte, Koehler volvió a dar una nueva
muestra de apoyo a las medidas implementadas por Cavallo, cuyo plan calificó
como estimulante y consideró que está
dirigido a los asuntos correctos y esto implica (mejorar la) competitividad.
El Fondo también había entregado un respaldo contundente
al severísimo ajuste fiscal que intentó aplicar Ricardo
López Murphy, aunque la dirección de su plan fuera diferente
del que ahora puso en marcha Cavallo.
Una misión del FMI vendría a la Argentina a fin de abril
para revisar la marcha del acuerdo firmado en diciembre pasado. Koehler
señaló que no se considera la inmediata necesidad
de cambiar las metas fijadas para el año, mientras que Cavallo
subrayó que el fuerte desajuste fiscal del primer trimestre será
compensado a lo largo del año y se cumplirá con las pautas
convenidas. Lo lograría gracias a la elevadísima recaudación
que reportaría el nuevo impuesto a las transacciones financieras,
y mediante un ajuste de gastos en la seguridad social, que se empezará
a definir luego que se resuelva la creación de un ministerio para
esa área.
Por otra parte, Cavallo tuvo que contestar preguntas en Canadá
sobre la relación entre la Argentina y Brasil, y los problemas
del Mercosur. No hay diferencias con Brasil, todo lo contrario,
enfatizó. Brasil ha estado colaborando con la Argentina de
manera impresionante. Su ministro de Economía, Pedro Malan, y el
presidente Fernando Henrique Cardoso han aprovechado todas las oportunidades
para solicitar apoyo al programa económico argentino y a la gestión
de De la Rúa, concluyó.
PELEA
DE FONDO ANTE LA PRESION DE LOS BANCOS
El primer round Cavallo vs. Pou
Por
Maximiliano Montenegro
En la cúpula
de la conducción de la política económica empezó
una pelea de fondo entre Domingo Cavallo y el titular del Banco Central,
Pedro Pou. El superministro está buscando con desesperación
crédito de los grandes bancos internacionales que operan en la
plaza local para cubrir vencimientos de la deuda en el próximo
mes. Pero los bancos sufrieron una sangría de depósitos
de más de 4 mil millones en las últimas tres semanas y ahora
aseguran que no cuentan con los recursos necesarios. Más aún,
le adelantaron al ministro que en estas condiciones la tasa del 11 por
ciento que él calificó de ruinosa sería
un lujo.
Ayer, bancos de primera línea, para retener depósitos de
más de 500 mil, pagaban un 25 por ciento en pesos y un 15 por ciento
en dólares. La única solución para descomprimir algo
la situación sería que Pou accediera a aflojar otra vez
los requisitos de liquidez (fondos que los bancos deben mantener inmovilizados
de los depósitos captados). Sin embargo, Pou se niega. Cavallo
sabe que con estas tasas de interés no sólo se funde el
Estado sino también la ilusión de que la economía
arranque.
La tensión llegó a tal punto que una fuente de Economía
afirmaba anoche que Pou va camino a la trilladora, una manera
de expresar que Cavallo le habría bajado el pulgar y daría
espacio político para que se acelere el proceso de destitución
en la comisión del Senado.
Las tasas de interés en el mercado local volvieron a dispararse
en los últimos días. Dos motivos lo explican. Por un lado,
los acreedores del Estado argentino, los llamados inversores,
consideran que el Gobierno está cerca de la cesación de
pagos, lo cual mantiene elevado el riesgo país; es decir, la tasa
extra que el Gobierno paga por su deuda por arriba de lo que abona el
Tesoro norteamericano. Esta situación le fija un piso a la tasa
de interés local. Por otro lado, en las últimas semanas
se fugaron más de 4 mil millones de depósitos del sistema
financiero, principalmente de grandes empresas y fondos de inversión.
Así, los bancos deben subir la tasa de interés que pagan
a los ahorristas con el fin de frenar la huida de los depositantes más
grandes. Ayer hubo entidades que llegaron a ofrecer hasta 35 por ciento
anual para retener depósitos de gran porte, de AFJP, fondos de
inversión y empresas.
En ese contexto, Cavallo les pidió a los 12 principales bancos
que operan en el país que le presten unos 2 mil millones de dólares
para refinanciar los vencimientos de capital e intereses de la deuda durante
abril y mayo, de modo de esquivar el default. Los banqueros, integrantes
del club llamado creadores de mercado, ya le dijeron que eso
es poco menos que imposible, porque no tienen los recursos disponibles.
Y que si los consiguieran, abriendo líneas de crédito de
sus casas matrices, la tasa del 11 por ciento que el ministro calificó
de ruinosa hoy sería un regalo.
Ante este panorama, el jueves último Cavallo llamó a Pou
y le reclamó que reduzca los denominados requisitos de liquidez,
lo cual liberó dinero en las cajas de los bancos. Pero la baja
que aplicó Pou de dos puntos fue inferior a la demandada por el
ministro, la fuga de depósitos continuó y se quedó
corta para detener la suba de tasas. Anteanoche, el secretario de Financiamiento,
Daniel Marx, y su segundo, Julio Dreizzen, se reunieron con Pou, con quien
se trenzaron en una dura discusión.
Los hombres de Cavallo acusaron al titular del Central de atentar contra
la política de financiamiento de Economía y le volvieron
a exigir medidas para destrabar el crédito. Por eso mismo también
desfilaron ayer por el Banco Central representantes de los market
makers.
Sin embargo, Pou se hace rogar y sostiene la teoría del cinturón
de seguridad. Desde su perspectiva, los encajes, como el cinto de
seguridad, hay que tenerlos ajustados al momento del choque, porque están
para responder a los depositantes ante una corrida masiva de depósitos.
Argumenta, además, bajo el esquema de la Convertibilidad, que las
altas tasas que ofrecen los bancos por los depósitos sirven para
atraercapitales del exterior y recomponer la liquidez del sistema. ¿Será
éste el momento del choque?
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