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CERCARAN UN TRAMO DE LA PANAMERICANA POR LOS ROBOS
Lo arreglamos con alambre

Dos ladrones obligaron a que un auto frenara colocando varios bloques de cemento sobre la autopista. Ahora cercarán toda la zona.

En la Autopista del Sol dicen
que no puede evitar los robos.
El órgano de control evalúa obligar
a poner alambrados.

Por Cristian Alarcón

La historia del grupo de rugbiers que fueron asaltados en la Panamericana mediante la innovadora trampa hecha con bloques de cemento puestos en el asfalto reabrió la polémica sobre la seguridad en las autopistas. Desde la comisaría de Pablo Nogués ayer insistieron en lo excepcional del robo, el primero del tipo en esa jurisdicción. Sin embargo, desde la asociación de consumidores Adecua se denunció un aumento de la inseguridad en las vías de acceso a la capital, sobre todo en las que dependen de Autopistas del Sol. “En los últimos seis meses los casos ya son los que hubo en todo el año anterior”, dijo Sandra González, que ejemplificó con la denuncia de un transportista interceptado en la Panamericana por dos coches, y que fue secuestrado mientras descargaban su camioneta, en una modalidad particular de piratas del asfalto. Más allá de negar el incremento de delitos en sus rutas, el vicepresidente de Autopistas del Sol, Luis Freixas, reconoció que dada la crisis económica y su impacto social “no podemos evitar que se produzcan cuestiones como ésta”. Y el organismo de control, OCOVI, decidió alambrar cuatrocientos metros de camino frente a la villa en la que se escondieron los ladrones. Si funciona, alambrarían totalmente las autopistas.
¿Es real el peligro que se corre en las autopistas por robos como el de Pablo Nogués? ¿Es para tanto? Lo cierto es que luego de las famosas piedras voladoras –un hombre murió en enero al recibir el impacto de dos cascotes en la autopista Buenos Aires-La Plata–, el Organo de Control de Concesiones Viales anunció que todos los puentes de peaje serían techados con rejas para evitar los problemas. Eso ya ocurrió con la mayoría de ellos y en las cuatro autopistas, incluida la Panamericana. El director del organismo, Carlos Hidalgo, aclaró cuando anunció las obras que ello no terminaba de garantizar la seguridad. Y explicó que las autopistas “no son islas o burbujas aisladas del resto del país. Este problema es parte de la inseguridad que padece el país”, dijo. De hecho, este viejo sistema de poner piedras en el camino parece una confirmación de lo que los sociólogos llaman “guerra social larvada”. Allí donde un nuevo límite es impuesto por el Estado, allí aparecerá la nueva forma de acceder a lo que se posee.
En este caso, las víctimas fueron Matías Elmo y Sebastián Nini, dos jugadores del Champagnat que la madrugada del último viernes, a las 2.30, viajaban por la Panamericana, a la altura del kilómetro 32, dos mil metros después del peaje de Pilar. Allí vieron el obstáculo: una hilera de bloques de cemento. Elmo perdió el control del coche, un Gol que terminó con el tren delantero roto. Pero alcanzó a frenar, derrapando. Apenas bajaron, aparecieron los dos muchachos de pelo corto, morenos y prolijos, dijeron. Elmo corrió hacia la banquina. Los ladrones se dedicaron a Nini hasta que lo dejaron sin bermudas. Después un grito y Elmo regresó de la oscuridad temiendo por su amigo, para pasar por lo mismo. Quedaron desnudos en la Panamericana. Los ladrones se fueron festejando el golpe, cruzando una loma que los lleva a una de las tantas villas miseria que rodean los kilómetros de autopistas argentinas.
Ayer, en las radios y hasta en algunas agencias de noticias hablaban de una nueva modalidad de asalto, como si hubieran sido decenas los casos de piedras en el camino. Pues no. El oficial Gabriel Leguizamón, de la comisaría de Pablo Nogués, se lo negó a este diario. “No sé quién habrá hecho ese comentario –dijo–, porque lo que es en jurisdicción nuestra, ésta es la primera vez que pasa.” Mientras tanto, la empresa Autopistas del Sol aseguraba a Página/12 que en las encuestas permanentes a sus consumidores el mayor problema planteado es el incumplimiento de las normas de tránsito y la velocidad no controlada, pero nunca el de los asaltos. Esa afirmación se contradice con los índices que denuncia la Asociación de Defensa de Consumidores y Usuarios de la Argentina –ADECUA–. “En este año recibimos más denuncias en seis meses que en todo el año pasado. Es notorio en Autopistas del Sol, donde no pueden garantizar la seguridad a sus clientes”, sostuvo. González tampoco conoce más casos de piedras en la ruta, pero sí otros.
Uno de ellos es el de Adrián Vera, el dueño de una camioneta que usa para trabajar haciendo transportes de mercaderías. El 24 de diciembre pasado, a las ocho de la mañana, llevaba unos 15 mil pesos en fuegos artificiales. Cuando salía de General Paz, tomando Panamericana, un auto Gol bordó se le acercó para detenerlo. Tres hombres le mostraban sus armas desde pocos metros. Uno lo apuntaba. “Se baja con un revólver habiendo un quilombo de tránsito terrible, como haciendo operativo con todo el mundo a la vista y a cuarenta metros de un puesto de policía –le contó ayer a Página/12–. La policía nunca ve nada.” Lo hicieron manejar hasta que fue encapuchado. Lo mantuvieron 3 horas y media secuestrado. Hasta que lo dejaron en Don Torcuato. La camioneta apareció a las pocas horas. “En la comisaría donde denuncié me encontré con tres transportistas más a los que les había pasado lo mismo –reveló–. Ahora para los del gremio está claro que es más peligroso andar por la autopista que por lugares donde se supone que hay que tomar ciertos recaudos.”

 

Antecedentes informatizados

Un sistema informático de avanzada será puesto en funcionamiento mañana por la Procuración General de la Suprema Corte bonaerense. El sistema acelera notablemente los plazos de obtención de los antecedentes penales de una persona. Pero, además, permite incorporar a la base de datos desde la foto hasta las huellas dactilares, registro de voz, tatuajes, y demás.
Por el momento, el sistema fue instalado en 11 de los 18 departamentos judiciales bonaerenses. “En menos de un año todas las fiscalías generales estarán conectadas”, señaló el procurador general, Eduardo Matías de la Cruz. “Cuando un detenido sea llevado a declarar ante el fiscal, se le tomarán sus huellas dactilares, su foto y sus datos, y el sistema nos proporcionará si tiene antecedentes en menos de media hora, cuando en algunos casos se tardaba hasta casi un mes”, explicó el procurador general. El sistema está conectado a la base de datos de la Policía Federal. El software permite también tomar un registro de voz, de tatuajes o cicatrices del detenido, elaborar un identikit, o reconstruir un rostro a partir de modificaciones en la foto que aparece en la computadora. También podrá levantar huellas dactilares de la escena del delito y ser aplicado a filmaciones de videos de seguridad. “Ni siquiera es necesario tener el rostro completo”, aseguró De la Cruz. “Tomando por ejemplo los ojos, a través de algoritmos matemáticos el sistema rastrea si esa persona está cargada en la base de datos.”

 

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