Por Raúl Dellatorre
Ahora, ir por Pedro Pou. Esa
parece ser la consigna que se autoimpuso Domingo Cavallo, ministro de
Economía, y la cabeza del titular del Banco Central o el
sillón, si se quiere ser menos dramático, su objetivo.
El presidente del Banco Central fue puesto en la mira ayer por el iracundo
ministro, cuando hablando ante el Foro Empresarial de las Américas
lo señaló sin nombrarlo como uno de los responsables
de la prolongada recesión que padece Argentina, y advirtió
que las autoridades del Banco Central van a tener que abandonar
esta idea equivocada de que la convertibilidad es lo mismo que dolarización.
Demostrando que lo de la autonomía del BCRA es un concepto relativo
cuando se tiene el poder político suficiente para pasarle por arriba,
Cavallo anunció que a partir de ahora el Banco Central va
a tener que aplicar una política expansiva del crédito.
Precisamente, lo contrario de lo que hasta ayer seguía propugnando
Pou, y cuya figura se convertiría en un obstáculo para su
propósito de empezar a instalar al euro como moneda alternativa,
paso intermedio antes de fijar la paridad cambiaria con una canasta de
monedas.
Cavallo sigue disfrutando de vender su imagen de imparable, incontenible.
Ayer la emprendió contra Pou y sus políticas, el mismo que
públicamente habían defendido el presidente de la Nación,
Fernando de la Rúa, y el ex ministro de Economía José
Luis Machinea cuando las denuncias por el lavado de dinero ejecutado por
los bancos con la vista gorda del BCRA amenazaban desestabilizarlo.
Pero ahora no sería sorprendente que la embestida cavallista sume
a su cruzada al conjunto del Gobierno y al propio Congreso, tal como ocurrió
con la votación de los superpoderes. Una comisión bicameral
parlamentaria tiene pendiente un pronunciamiento sobre las responsabilidades
de Pou con respecto al lavado, pero su tramitación había
quedado prácticamente congelada desde que asumió Cavallo.
Ahora, es el propio hombre fuerte del Gobierno que la adormeció
con su llegada el que puede, indirectamente, revitalizar la causa.
En forma imprevista, Cavallo apareció ayer en la sesión
plenaria del VI Foro Empresarial de las Américas y aprovechó
la oportunidad de hablar ante medio millar de hombres de negocio de todo
el continente. Compartió el panel con Enrique Iglesias, presidente
del BID, y César Gaviria, secretario general de la OEA. El coordinador
de la mesa era Thomas Mc Larty, ex secretario de Comercio de Bill Clinton
y actualmente socio de Henry Kissinger, quien para estar a tono con la
imagen que Cavallo proyecta de sí mismo lo presentó con
un inusual elogio. No estoy seguro ni siquiera de que esta ciudad
alcance, con lo bella e importante que es, para albergar dos estrellas
tan fulgurantes al mismo tiempo: Ricky Martin y Domingo Cavallo.
Transgresor, Cavallo ignoró el título del panel, Situación
y perspectivas de integración continental, y arrancó
señalando que ya César Gaviria y Enrique Iglesias
hablaron suficientemente de la integración, yo me voy a referir
a la situación argentina. Repitió la referencia al
aniversario de la convertibilidad hace cuatro días
se cumplieron diez años... y enseguida dividió
la década en dos períodos: siete años de estabilidad,
crecimiento e incremento de la productividad y en los tres últimos
de depresión económica y anímica, empresarios
que vendieron sus empresas y pasaron a administrar portafolios financieros,
jóvenes que volvieron a pensar en emigrar, inversiones externas
que sólo compran empresas ya instaladas. Y pasó a
describir las causas de la malaria: excesivo gasto público compensado
con impuestos distorsivos, revaluación del peso y una
política monetaria equivocada.
El Banco Central no aplicó una política correcta,
hace tres años que sus autoridades vienen diciendo que la convertibilidad
es lo mismo que dolarización, y en vez de utilizar los mecanismos
para graduar la liquidez, que obviamente tendría que haber sido
expansiva, hizo todo lo contrario; todo esto va a cambiar, proclamó.
De inmediato descalificó tanto a quienes ven la única salida
en la dolarización como a quienes ven en su propuesta de pasar
a una paridad con una canasta de monedas como un mecanismo para disimular
el abandono de la convertibilidad. Lo grande de la convertibilidad
es que no somos atrapados sin salida título de una película
que habla de los internados en un hospicio, es un mecanismo que
nos permite poner a disposición del público todas las monedas,
y la primera que vamos a facilitar para que la gente, empresas y bancos
constituyan depósitos o reservas, es el euro.Y anticipó
que el Banco Central va a tener que hacer una política expansiva
del crédito, y sus autoridades van a tener que abandonar esta idea
equivocada de que la convertibilidad es lo mismo que dolarización.
Elogiado por Washington, mirado aún con desconfianza por Wall Street,
el Cavallo político de estos días desafía a quienes
le dicen que no habla para los mercados. En el exterior desaparecerán
las dudas cuando vean que los argentinos confiamos en nosotros mismos,
dijo, y pronosticó que eso será pronto. Pero para entonces,
sugirió el ministro, Pou no estará para compartirlo.
Pou, el ortodoxo
En los antípodas del discurso de Domingo Cavallo, el presidente
del Banco Central, Pedro Pou, enfatizó ayer que no se puede
utilizar la política monetaria para amortiguar las crisis
recesivas. Eliminada la política monetaria, el único
instrumento significativo de política macroeconómica
es el fiscal, completó, para beneplácito del
ex ministro de Economía, Ricardo López Murphy, quien
se encontraba en el auditorio asistiendo al festejo que organizó
el Banco Central por los diez años de la Convertibilidad.
Argentina ha demostrado que un tipo de cambio fijo es posible,
pero sólo en la medida en que se apliquen ortodoxamente todas
sus reglas, continuó Pou. El presidente del Central
remarcó a lo largo de su exposición que flexibilizar
la política monetaria sería un error. Por esa concepción
es que Cavallo dijo ayer que el Banco Central hizo todo lo
contrario a lo que hacía falta para apuntalar a la
economía durante los últimos tres años. En
su análisis de la crisis actual, Pou consideró que
una deuda externa que crece, un déficit sin estabilidad
y una clase política que parece reaccionar sólo cuando
está al borde del abismo, hicieron disminuir la confianza
de los inversores externos.
|
Greenspan sí,
Cavallo no
Por David Cufré
Claudio Loser también tuvo otras definiciones,
en diálogo con Página/12, sobre la marcha de la economía
y la política de Cavallo.
¿Por qué no baja el riesgo país?
Argentina pasó por un período muy difícil
el último mes y los mercados están mirando con mucho
cuidado cómo evoluciona la crisis. Hacen falta más
señales positivas para que recuperen la confianza. Además,
las calificadoras de riesgo internacionales le bajaron la nota a
Argentina y eso impactó negativamente entre los inversores.
¿Es posible la recuperación económica
con ese escenario financiero desfavorable?
No lo sé. Espero que sí.
¿No cree que pueda bajar rápido el riesgo país?
El Gobierno tiene que consolidar primero la estabilización
política para que después se pueda dar la económica.
Cavallo fue muy claro en su reunión con Horst Koehler (director
gerente del FMI) en que va a cumplir con la meta fiscal del año.
A medida que mejore el panorama fiscal irá bajando el riesgo
país. No hay soluciones milagrosas. Alan Greenspan es capaz
de mover mercados, Cavallo todavía no. Hay que darle tiempo
al tiempo.
¿Cómo dijo Cavallo que hará para cumplir
con la meta fiscal?
Mediante la recaudación del nuevo impuesto a las transacciones
financieras y, si es necesario, con algún recorte de gasto
adicional.
¿El FMI adelantará desembolsos?
No, no habrá ninguna medida de ese tipo.
¿Qué opina de la baja de encajes que está
aplicando el Banco Central?
Es la utilización discreta de una facultad discrecional
que tiene el Banco Central.
|
CLAUDIO
LOSER, DEL FMI, SALIO A CRUZAR A CAVALLO
Es mejor no hablar de canasta
Por
Maximiliano Montenegro
No es el
momento de hablar de la canasta de monedas, dijo tajante a Página/12
Claudio Loser, el director del FMI para el hemisferio occidental. Así
salió al cruce de las declaraciones de Domingo Cavallo, que desde
Nueva York había insistido con el tema, sugiriendo a los argentinos
que se empiecen a acostumbrar al euro. Y para despejar cualquier tipo
de dudas, remarcó: Hoy sólo hay que hablar de Convertibilidad
con un peso igual a un dólar.
Cavallo viene manifestando públicamente su interés por atar
el peso a una canasta de monedas en lugar de dejarlo fijo exclusivamente
con el dólar, como sucede en la actualidad. En la visión
del superministro, ese instrumento serviría para recobrar la competitividad
de la producción argentina. Así, por ejemplo, si la canasta
estuviera compuesta 50 por ciento por dólar y 50 por ciento por
euro, y éste se devaluara frente al dólar digamos
un 30 por ciento, entonces el peso también lo haría
frente al dólar exactamente un 15 por ciento. Tal esquema
hubiera servido en los últimos años, porque el euro se devaluó
frente al dólar, y en consecuencia frente al peso, con lo cual
los productos argentinos se hicieron más caros en los mercados
europeos.
Sin embargo, semejante mecanismo presenta varias complicaciones. Si la
Argentina adoptara hoy la canasta y el dólar se empezara a devaluar
frente al euro, la canasta no haría más que suavizar la
devaluación del peso frente al euro. Más importante aún,
la gente está acostumbrada a que 1 peso es igual a 1 dólar.
Pero si el esquema entra en funcionamiento eso sólo sería
válido el primer día. Luego, si las cosas marchan como Cavallo
quisiera, entonces, por ejemplo, para comprar 1 dólar podrían
ser necesarios 1,15 peso (la situación de más arriba), lo
cual podría generar desconcierto en la población, asustada
por la devaluación de facto del peso. El temor, obviamente, sería
mucho mayor en los endeudados en dólares con ingresos fijos en
pesos.
El funcionario de más alta jerarquía en el Fondo Monetario
para auditar los países latinoamericanos, de quien depende Tomás
Reichman, el nuevo jefe de las misiones a la Argentina, arriesgó
otras definiciones. Dijo que nadie habló en el Fondo con Cavallo
de un adelanto de los desembolsos de créditos acordados con el
organismo, una especulación que habían lanzado los colaboradores
del ministro, desesperados por alejar del horizonte el fantasma de la
cesación de pagos. Y aseguró que en el plan Cavallo deberá
seguir la senda del ajuste trazada desde Washington: Esto tiene
que ser 5 por ciento de inspiración y 95 por ciento de transpiración,
afirmó. Explicó que el desvío de 1000 millones en
la meta de déficit fiscal acordada con el organismo durante el
primer trimestre deberá ser compensado en el resto del año
para cumplir con la meta de déficit anual. Para eso, sostuvo, el
Gobierno prometió mayor recaudación con el nuevo impuestazo,
pero también deslizó que deberá hacer recortes
adicionales de gasto público. En el Fondo confían
que la metodología que utilizará Cavallo para ajustar el
gasto sin soportar la convulsión política que disparó
López Murphy será la del recorte silencioso.
Traducido, significa subejecutar partidas presupuestarias, retaceando
fondos a las reparticiones estatales, sin hacer grandes anuncios al respecto.
Loser estuvo ayer en Buenos Aires, participando de las jornadas organizadas
por el Banco Central para festejar los diez años de la Convertibilidad,
que hoy prevé reunir al propio Cavallo y a sus sucesores/predecesores
en el Ministerio: Roque Fernández, José Luis Machinea y
López Murphy. Este fue el diálogo que mantuvo con Página/12:
El título para estas jornadas de cumpleaños de la
Convertibilidad es Primera década de la Convertibilidad,
como si fuera a haber muchas más. ¿Le parece bien el nombre
del festejo?
Yo le diría que sí.
Existe la sensación de que es como el cumpleaños
de la Nona: Se festeja mucho, porque nadie sabe si va a ser el último.
Hay gente que especula con eso. Yo no tengo la bola de cristal para
adivinar si se va a mantener o no. Pero, a mi juicio, si se mantiene la
política fiscal y hay crecimiento no va a haber ningún problema
para festejar varios años más.
¿De dónde vienen las presiones sobre la Convertibilidad?
La presión sobre la Convertibilidad estaría dada si
hay una pérdida de confianza en la capacidad de hacer políticas
económicas coherentes. Mientras las políticas sean coherentes,
la Convertibilidad va a funcionar.
¿Qué significa políticas coherentes?
Seguir con el peso fijo al dólar, yo no hablo de canasta
de monedas.
¿Hoy hablar de canasta de monedas perjudica la Convertibilidad?
... Yo creo que no es el momento de hablar de la canasta de monedas...
E interpretando al ministro Cavallo me queda muy en claro que no es su
interés plantear este tema para ahora. Hoy hay que hablar sólo
de Convertibilidad con 1 peso igual a 1 dólar.
¿Y qué más se necesitaría para mantener
la Convertibilidad?
Mantener la disciplina fiscal y continuar con la profundización
del ajuste estructural.
¿Eso incluye la reforma previsional y la desregulación
de obras sociales, por ejemplo?
Esto tiene que ser 5 por ciento de inspiración, y 95 por
ciento de transpiración. Hay que trabajar mucho.
No sabe cómo transpiraron Machinea y López Murphy
por cumplir con el FMI.
Yo lo sé. Los conozco a todos. Yo he transpirado y perdido
un poco el pelo por esto, no es sólo genético.
El
as en la manga es un nuevo bono patriótico
Para alejar el fantasma de la
cesación de pagos, Cavallo anunciará la emisión de un título por
2000 millones de dólares a una tasa del
8 al 9 por ciento anual que deberán suscribir bancos y empresas.
Domingo
Cavallo, ministro de Economía. Busca una silla para
que la economía no se caiga.
|
|
Por
Claudio Zlotnik
Igual que en el
95, cuando se encontraba acorralado por la grave crisis del Tequila,
Domingo Cavallo está ultimando los detalles de una tabla de salvación
que aleje del precipicio a la economía. Concretamente, y según
pudo saber Página/12, el ministro anunciará la emisión
de un nuevo Bono Patriótico. Ese título de deuda será
por 2000 millones de dólares, de similares características
al de la primera versión 1995, a una tasa de interés de
entre 9 y 10 por ciento anual, varios puntos por debajo de la que tendría
que pagar si sale al mercado en licitación abierta. Los suscriptores
del bono serán bancos locales y empresas. Para que compren ese
papel de deuda Cavallo les dará un beneficio: la ventaja para las
entidades financieras radicará en que se les permitirá utilizarlo
para computar encajes, mientras que las compañías podrán
cancelar con ese bono deudas impositivas. Con los 2000 millones en la
mano, Cavallo estará en condiciones de garantizar el cumplimiento
con los acreedores y, de esta manera, alentar una baja significativa del
riesgo país y, por ende, de las tasas de interés para el
Estado y para el sector privado.
Además del Bono Patriótico, Cavallo negocia con los bancos
el lanzamiento de un fideicomiso financiero, a ser suscripto por las AFJP,
por un total de 500 millones de dólares, aunque el primer tramo
sería de entre 250 a 300 millones. La figura del fideicomiso fue
elegida porque los fondos de pensión, en virtud de los actuales
límites de inversión, ya agotaron sus posibilidades de adquirir
títulos emitidos por el Estado nacional. Otra de las medidas que
está analizando Cavallo pasa por habilitar una nueva baja de los
encajes bancarios, posiblemente del 18 al 16 por ciento de los depósitos
totales, con el objetivo de inyectar más liquidez al sistema financiero,
de unos 1500 millones, y lograr una baja en el costo del dinero. De todas
maneras, hay analistas que dudan de la efectividad de esta medida ya que,
en medio de la crisis, podría redundar en una fuga de capitales.
Hasta anoche, en Economía continuaban con las negociaciones para
poder efectuar los anuncios hoy mismo. El avance de las conversaciones
hizo que, durante la jornada de ayer, la tasa interbancaria se desplomara
del 35 al 12 por ciento anual en pesos, mientras que en dólares
bajó al 9 por ciento. A su vez, en un día de euforia bursátil,
el riesgo país cayó 27 puntos, de 940 a 913. En la city
creen que, una vez anunciado el Bono Patriótico, la prima de riesgo
bajaría 200 puntos adicionales en el cortísimo plazo.
Justamente, después de obtener los poderes especiales del Congreso,
el objetivo número uno de Cavallo es asegurarles a los acreedores
que la Argentina podrá cumplir con sus compromisos de deuda. El
cuello de botella que deberá sortear tiene que ver con los vencimientos
de este mes. El ministro necesita 1500 millones, de los cuales casi la
mitad los tomará el próximo martes cuando salga a colocar
Letras del Tesoro. Con los 2000 millones del Bono Patriótico y
los 1800 millones que acercarán el Fondo Monetario y de España,
como parte del blindaje, Cavallo cerrará las necesidades financieras
del segundo trimestre. De ahí en más, aspira a que la baja
de las tasas de interés y la recaudación del impuesto a
las transacciones bancarias despejen el fantasma de la cesación
de pagos y la economía pueda empezar a despegar.
¿Qué gana Cavallo con el Bono? Como se explicó arriba,
antes que nada, brindar seguridad de que tiene dinero para pagarles a
los acreedores. Así, cree, bajarán las tasas de interés,
condición necesaria para la reactivación. Por otro lado,
encontró la forma de endeudarse a un costo más barato que
el de mercado, que exigía tasas ruinosas para
la economía, como dijo el ministro. Con un riesgo país
sobrepasando los 900 puntos, muy difícilmente los bancos le presten
a menos del 15 por ciento anual.
¿Qué ganan los bancos y empresas? Ahora, las entidades financieras
tienen inmovilizados sus encajes en el Banco Central y en el Deutsche
Bank de Nueva York. En la actualidad esos fondos suman unos 16 mil millones
de dólares que están colocados al 4 por ciento anual. Esto
significa que los 2000 millones que ahora le prestarán a Cavallo
rinden 80 millones al año. Pero una vez que se los den a Economía
les rendirán 5 o 6 puntos adicionales, es decir, entre 180 y 200
millones anuales. Concretamente, harán un negocio que les dejará
entre 100 y 120 millones al año adicionales.
De la depresión
a la euforia
Los financistas no tienen términos medios. Pasan de la
depresión a la euforia y viceversa, sin escalas. Ayer le
tocó el turno a la euforia. Contagiadas por el boom alcista
en Wall Street, las acciones ganaron 4,1 por ciento en promedio,
recuperando todo lo que habían retrocedido en la semana.
A su vez, los bonos mejoraron hasta 2 por ciento (fue el caso del
Brady FRB) y el riesgo país cayó 27 puntos, hasta
los 913. La mejora de los papeles se debió a la fortaleza
mostrada por los mercados en Nueva York. El Nasdaq (panel tecnológico)
subió 8,9 por ciento, y el Dow Jones avanzó el 4,2.
El fuerte impulso en Wall Street se explicó por las recomendaciones
de compra de acciones que hizo un grupo de bancos de inversiones,
entre ellos Salomon Smith Barney. Por otro lado, cortando la racha
adversa, varias compañías tecnológicas anunciaron
mejoras en sus proyecciones de ventas y de utilidades.
|
|