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EL MEDICO TORTURADOR FUE ENCARCELADO EN LA PLATA POR ROBO DE BEBES
Bergés, en el lugar que merece

El ex médico policial Jorge Bergés fue detenido ayer en La Plata en el marco de la causa abierta por el robo de la hija de una pareja de uruguayos desaparecidos. Por la cadena de mandos, se llegará a Etchecolatz.

El “Menguele argentino” está
libre por “Obediencia Debida”.

Por Victoria Ginzberg

A pesar de su comprobada participación en las apropiaciones de bebés durante la última dictadura militar, el ex médico policial Jorge Bergés seguía en libertad. Pero ayer el juez federal de La Plata Arnaldo Hugo Corazza detuvo al “Menguele argentino” por su participación en el robo de la hija de los uruguayos desaparecidos Aída Cecilia Sanz Fernández y Eduardo Gallo Castro, nacida en el Pozo de Banfield el 27 de diciembre de 1977. Por este caso también podría terminar en prisión el comisario Miguel Osvaldo Etchecolatz, ya que por su posición en la cadena de mandos tuvo responsabilidad en este hecho.
Bergés fue arrestado el miércoles por la noche en su casa de Quilmes y ayer por la mañana fue trasladado a La Plata, donde fue interrogado por el magistrado. En 1977 el ex médico policial había estampado su firma en la falsa partida de nacimiento de María de las Mercedes, a quien su mamá había llamado Carmen.
La investigación de este caso comenzó en los primeros años de democracia, cuando el funcionario de la Subsecretaría de Desarrollo Humano y Familia de la provincia de Buenos Aires, Enrique de Vedia, dio a conocer, a partir de una investigación hecha por la Asociación de Abuelas de Plaza de Mayo, doce partidas de nacimiento firmadas por el represor Bergés (actualmente se conocen trece). Uno de esos documentos era el de la hija del matrimonio Sanz Gallo, víctima del Plan Cóndor. Otro era el de Carlos Rodolfo –o Martín como le pusieron sus padres– D’Elia, hijo de otra pareja de desaparecidos uruguayos: Julio César D’Elia Pallares y Yolanda Iris Casco Ghelpi, secuestrados el 22 de diciembre de 1977 en San Fernando, cuando la mujer estaba embarazada de ocho meses. El niño fue apropiado por el marino Carlos de Luccia –fallecido– y Marta Elvira Leiro y fue el primer caso de robo de hijos de desaparecidos en llegar a juicio oral, en mayo de 1998.
Dentro del esquema represivo de la última dictadura militar Bergés no era simplemente un prestador de firmas en falsos certificados de nacimientos. En 1986 fue condenado a seis años de prisión en la causa Camps. “Bergés era un torturador implacable. Cuando a mí me torturaban, él siempre estaba cerca. Su función era controlarme el corazón para que yo resistiera y no me quedara muerto. Uno lo veía siempre prolijo, con su guardapolvo blanco y empezaba el miedo”, relató el periodista Jacobo Timerman en su declaración ante la Justicia. Cuando Adriana Calvo llegó al Pozo de Banfield después de haber dado a luz en el auto en el que la trasladaron desde la comisaría quinta, Bergés le sacó la placenta y le ordenó recogerla y lavar la camilla, el piso y su vestido. Por último dejó que limpiara a su beba. Todo ocurrió en medio de insultos y amenazas. “Creen que soy el doctor Mengele”, expresó ante la Cámara Federal.
“Estoy encantado de que este hijo de puta vaya en cana. Entiendo que asistió la tortura de mi hermana y mi madre. Ojalá lo condenen por unos cuantos años”, dijo a este diario desde Uruguay Carlos Sanz, tío de María de las Mercedes. Cuando Aída Sanz fue detenida en diciembre de 1977 con un embarazo de nueve meses, fue secuestrada también su madre Elsa Fernández, que había viajado a Buenos Aires para estar presente en el nacimiento de su nieta.
Bergés, que en abril de 1996 fue baleado por la Organización Revolucionaria del Pueblo (ORP), estuvo muy poco tiempo en prisión. Después de su condena en la Causa Camps volvió a las calles en 1987, al ser beneficiado por la Ley de Obediencia Debida. En los casos de robo de bebés, siempre logró zafar de la cárcel y tuvo que estar prófugo durante cuatro meses para cumplir con ese objetivo. El mismo juez Corazza –que ahora lo detuvo– y la Cámara Federal de San Martín consideraron en distintos casos de apropiación de menores que el médico policial sólo era responsable por haber falsificado las actas de nacimiento y que ese delito estaba prescripto. Pero el magistrado platense piensa ahora que Bergés espartícipe necesario del robo de María de las Mercedes Fernández –o Gallo Sanz–.
La joven de 22 años se crió con un matrimonio ajeno a las Fuerzas Armadas que aseguró desconocer el origen de la niña. Cuando María de las Mercedes viajó a Montevideo para conocer a su familia biológica declaró en el aeropuerto: “Ahora sé quiénes fueron mis padres, que lucharon por lo que creían y eso lo respeto mucho”. El represor que la separó de su madre y utilizó sus conocimientos médicos para controlar las torturas de los prisioneros durmió ayer en una delegación de la Policía Federal en La Plata.

 

Etchecolatz, el próximo

El comisario Miguel Osvaldo Etchecolatz, director de Investigaciones de la Policía Bonaerense durante la última dictadura militar, fue jefe de Jorge Bergés. La lógica de la cadena de mandos establece que puede ser el próximo detenido por el juez platense Arnaldo Corazza. Mientras tanto, deberá sentarse hoy en el banquillo de los acusados, en la segunda jornada del juicio oral que se le sigue por amenazas de muerte e intimidación pública a un grupo de vecinos que lo repudió al reconocerlo en una plaza de Barrio Norte, en enero de 1999. Etchecolatz ya fue condenado a tres años de prisión en suspenso en una causa que por el delito de calumnias e injurias le inició el diputado socialista Alfredo Bravo.

 

EL EX DICTADOR SE EXPRESA POR “LA NACION”
Videla tendrá que hablar

El martes próximo, Jorge Rafael Videla deberá declarar en Tribunales ante el juez Rodolfo Canicoba Corral, en la causa que investiga si el ex dictador violó las condiciones de arresto domiciliario, al saludar a unas 30 personas que el 24 de marzo último lo vivaban frente a su departamento, ubicado en Cabildo al 600. Por otro lado, Videla ya ensayó una defensa mediática: el diario La Nación publicó ayer una carta de lectores del ex jerarca militar, en la que niega haberse asomado al balcón para saludar a sus seguidores.
La causa contra Videla fue iniciada a pedido de la Asamblea por los Derechos Humanos (APDH) que, en base al testimonio del periodista Osvaldo Quiroga, solicitó la cancelación del beneficio de la prisión domiciliaria para el ex dictador, quien goza de ese privilegio por tener más de 70 años. En el caso de que Canicoba Corral le diera la razón a la APDH, Videla debería ser trasladado a alguna de esas unidades penitenciarias.
El magistrado ya le tomó declaración a una decena de policías que custodiaba la entrada del edificio donde vive el ex dictador pero, según fuentes judiciales, “no aportaron gran cosa”. Es que desde la ubicación en la que estaban los uniformados, poco pueden haber visto: durante el “homenaje”, permanecieron en la puerta del edificio, mirando a los admiradores del ex general.
Para los abogados de la APDH, el diputado Alfredo Bravo, Horacio Ravenna y Sergio Di Gioia, Videla participó “en un acto político y reivindicativo de su gesta criminal, y su salida al balcón para saludar a sus seguidores es una violación inaceptable de las condiciones del arresto domiciliario”.
Sin embargo, el ex dictador, en la carta que le publicó La Nación, señaló: “durante todo ese día permanecí en mi departamento, con las persianas bajas y sin salir al balcón, firme en mi propósito de no servir de pretexto a ninguna reacción que contribuya a acentuar la discordia y a postergar la reconciliación entre los argentinos”. Y, recordando tiempos oscuros, firmó la esquela como “ex presidente”.

 

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