Por Raúl Dellatorre
Ni el presidente de la Nación
ni el presidente honorario del Foro Empresarial pudieron eludir la referencia
a las movilizaciones antiglobalización que dominaban las calles.
Fernando de la Rúa y Antonio Estrany y Gendre fueron los encargados
de cerrar el encuentro empresarial que se desarrolló en forma paralela
al encuentro de vicecancilleres y asesores técnicos de los 34 países
convocados a conformar el Area de Libre Comercio de las Américas,
y ni uno ni otro mostraron desconocer la escasa popularidad de la iniciativa
norteamericana. Es necesario hacer docencia, formar conciencia sobre
la importancia del acuerdo de libre comercio, su fortaleza debe reposar
sobre el consenso de los pueblos, reclamó De la Rúa.
El secreto de las negociaciones (entre gobiernos) es muy grave,
las demostraciones callejeras dejarían de ser tan concurridas si
no tuvieran ese argumento, porque las negociaciones secretas siempre llaman
a la sospecha, precisó Estrany y Gendre, quien reclamó
a los ministros de comercio y cancilleres de los 34 países, presentes
en el acto de clausura, que levanten el secreto, no sólo
mirando hacia la calle, sino también hacia nosotros: si quieren
que los empresarios ayuden, ayúdennos a ayudar.
Esas palabras, que cerraron la intervención de Estrany y Gendre,
fueron recibidas por una ovación de la concurrencia, compuesta
por medio millar de empresarios de todo el continente. Fue el único
momento, de la doble jornada realizada en el Sheraton Hotel, en el que
el público rompió la monotonía de los aplausos de
compromiso. Ni Domingo Cavallo, con su diatriba contra el titular del
Banco Central, Pedro Pou, lo había logrado 24 horas antes.
Mientras las reuniones oficiales transcurren en el más hermético
secreto, del que sólo trasciende que las divergencias (los
corchetes en el lenguaje diplomático) son mayores que las
coincidencias, los empresarios continentales sacaron a la luz sus discrepancias,
que no pasan estrictamente por los países de origen a que pertenecen.
Salvo el caso de Brasil, en el que los 110 empresarios inscriptos actuaron
en un solo bloque y con posturas fácilmente identificables con
las expuestas por su canciller, Celso Lafer, y Alcides Tapias, ministro
de Industria y Comercio. El resto se diferenciaba entre aquellos que,
desde distintos países, llegaron como representantes de empresas
multinacionales, de los otros que pertenecen a empresas locales. Los primeros
se alinean con la postura de Estados Unidos, mientras los otros se aproximan
más a las precauciones que manifiesta Brasil con respecto a un
mercado libre de Alaska a Tierra del Fuego.
Las objeciones a los subsidios agrícolas de Estados Unidos, a la
apertura de mercados sin reservas para la industria local, a una ley de
patentes que sólo tenga en cuenta los derechos de propiedad de
las firmas dominantes, atravesaron todo el debate, en el que los más
poderosos (grupos multinacionales) no dieron el brazo a torcer ni miramiento
de concesiones. El esfuerzo de Estrany y Gendre por formular un decálogo
de acuerdos mínimos no fue pequeño, y en algunos puntos
no pudo más que bajar la definición a enunciados generales.
Desde un enfoque más político, pero para nada neutral, el
diputado Rafael Flores (Frepaso-Santa Cruz), que participó del
evento empresario, destacó, conversando con Página/12, las
dificultades que se atravesarán para llegar a un acuerdo sin superar
las asimetrías profundas que existen entre los países
más desarrollados y los más pobres de la región.
Si nuestros empresarios pyme deben pagar tasas del 4 por ciento
mensual para financiarse, porque el único acceso al crédito
que tienen es el descubierto en cuentas corrientes, y los de Estados Unidos
pagan esas mismas tasas en términos anuales, ¿de qué
libertad de comercio se puede hablar?, graficó.
Mientras la Unión Europea se alcanzó cuando los países
del viejo continente comprendieron que, después de la Segunda Guerra
Mundial, era necesario establecer criterios de solidaridad para juntarse
y no volver a pasar por lo mismo, el ALCA está planteado a partir
de visualizar a Latinoamérica como un mercado interesante para
Estados Unidos, y como tal hay quienes apoyan la iniciativa porque ven
la posibilidad de un negocio formidable, señaló Flores,
marcando la distancia entre los principios de solidaridad y los de lucro
que parecen regir en un bloque y en otro.
Hay que tener cuidado con las tendencias que proponen debilitar
el Mercosur, porque si el Mercosur negocia en bloque, resolviendo primero
sus conflictos internos, el ALCA resultante es muy otro, advirtió.
Flores señaló al sector financiero y a aquellos no
comprometidos con la producción como los que se identifican
con esa tendencia, que objetivamente favorece a los intereses de Estados
Unidos. Sin Mercosur no hay ALCA, eso lo saben los norteamericanos,
recalcó el diputado, al señalar que la región representa
prácticamente el 50 por ciento de la producción latinoamericana
y, si adopta una posición de fuerza, seguramente contaría
con el respaldo de Venezuela.
Pero las cosas no están planteadas necesariamente en esos términos,
lo que deja abierta la posibilidad de que el ALCA avance por imposición
de Estados Unidos aun sin acuerdo de todos los socios. El riesgo es grande,
y el debate es necesario. Pero, por ahora, prevalece el criterio de las
negociaciones secretas, el mismo que Estrany y Gendre reclamó remover.
DIVERGENCIAS
CONSTANTES POR SUBSIDIOS Y PATENTES
Ni más ni menos diferencias
Por Cledis Candelaresi
Siete años después
de haber sido anunciada por el ex presidente George Bush (padre), el ALCA
parece más una herramienta estadounidense para promover acuerdos
bilaterales de libre comercio que un proyecto continental con auténticas
posibilidades de concretarse. Las recomendaciones que ayer formuló
el foro de empresarios a los ministros americanos prueban que, cumbres
mediante, las diferencias sobre los puntos de mayor interés permanecen
incólumes.
En rigor, las diferencias de criterios entre los empresarios no difieren
de las que mantuvieron estos días en Buenos Aires los negociadores
oficiales de los 34 países convocados, que hoy deberán arreglárselas
para suscribir un documento conjunto. El único avance concreto
hasta ayer parecía limitarse a la decisión de mantener el
2005 como fecha para formalizar el ALCA, dejando de lado la idea de anticipar
ese arranque, como propuso Washington, con el apoyo canadiense y chileno.
Organizados en talleres, los quinientos empresarios del VI Foro Empresario
de las Américas discutieron cómo se podría avanzar
en un área de librecomercio continental sin vulnerar intereses
vitales de los países miembros. Como en otros cónclaves,
la discusión dividió a los estadounidenses y representantes
latinoamericanos de firmas multinacionales con el resto, liderado por
Brasil. También, como en otras ocasiones, se acumularon lo que
el documento difundido anoche identificó como divergencias.
El taller de agricultura coincidió en declarar al territorio del
ALCA como zona libre de subsidios. Pero esto parece tener
un mero valor declamativo: no hay ningún indicio de que Estados
Unidos, principal blanco del reclamo de desmantelar subvenciones, esté
dispuesto a retroceder un paso en este sentido. Lloverá de
abajo para arriba antes de que Estados Unidos elimine los subsidios,
ironizó ante un grupo de periodistas el diputado frepasista Rafael
Flores, que participó en las deliberaciones empresarias.
Por el contrario, el documento debió consignar como divergencias
las recomendaciones de empresarios que pretendían ligar una eventual
baja de aranceles a la importación, tal como pretende Washington,
a una menos probable eliminación de subsidios. La dificultad de
avanzar en este toma y daca es, precisamente, el gran freno del ALCA.
Las diferencias también surgieron nítidas en el grupo de
trabajo que se abocó a los temas de propiedad intelectual, del
que participaron laboratorios locales e internacionales. El resumen de
trabajo dedicó más espacio a detallar los puntos en los
que es imposible un acuerdo que a enumerar consensos. Todas las embestidas
realizadas por empresas estadounidenses o canadienses para que haya mayores
garantías sobre los derechos de autor se toparon con la resistencia
de los países que deben pagar regalías, Argentina entre
ellos.
Las compras gubernamentales es otro de los temas que divide aguas, aunque
las discrepancias no quedaron plasmadas ayer en ningún papel. Los
empresarios aspiran a que no hayan restricciones en las licitaciones de
cualquier país de la región y así lo expresaron por
escrito. Sin embargo, saben que es muy difícil competir, por ejemplo,
con un proveedor norteamericano o canadiense si la contratación
la realizan los gobiernos de Estados Unidos y Canadá.
Brasil pudo desarrollar su industria informática y de telecomunicaciones,
porque tiene una política de promoción y porque su gobierno
prioriza a los proveedores brasileños, señalaba ayer
ante Página/12 Ignacio de Mendiguren, secretario y futuro titular
de la Unión Industrial Argentina, subrayando que también
el principal socio del Mercosur es reacio a abrir a la competencia las
compras estatales.
|