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CRITICAS TAMBIEN A ROQUE, MACHINEA Y LOPEZ MURPHY POR LA SITUACION ACTUAL
Otra estocada de Cavallo para Pedro Pou

El ministro de Economía volvió a disparar contra la política del Banco Central. Le reclamó que afloje los requisitos de fondos que deben dejar inmovilizados los bancos y que flexibilice el respaldo de la Convertibilidad. Lo necesita para bajar la tasa de interés a la que toma préstamos el Estado. Rechazó la dolarización y habló de la canasta de monedas.

Domingo Cavallo volvió ayer a disparar contra el titular del Banco Central, Pedro Pou, pero esta vez en su propia casa. Durante una conferencia en conmemoración por los diez años de la Convertibilidad, insistió con que “la política monetaria de las autoridades del Banco Central es equivocada”, porque “en este período la política monetaria tiene que ser expansiva”, reclamándole a Pou bajadas adicionales en los requisitos de liquidez (los fondos que los bancos deben dejar inmovilizados). Además, advirtió que “nos quieren imponer el dólar” y, aunque no aclaró quiénes, es público que Pou es un ferviente defensor de la dolarización. El martes próximo se reúne la comisión bicameral que evalúa sugerir al Presidente la eventual remoción de Pou, a quien, como anticipó Página/12, Cavallo parece haberle bajado el pulgar.
Del encuentro participaron también los ex ministros de Economía Roque Fernández, José Luis Machinea y Ricardo López Murphy, quienes, atónitos, escucharon cómo Cavallo no sólo les dedicó una lapidaria crítica a cada uno sino que, además, siguió dando cátedra sobre lo que significa la Convertibilidad. Si bien aseguró que no será abandonada, volvió a hablar de una canasta de monedas con el euro, de una banda de flotación cambiaria y de que “la Convertibilidad no es el tipo de cambio fijo”.
“Yo no he estado actuando como economista profesional en los últimos 11 años sino como hombre de Estado”, aclaró Cavallo antes de comenzar su disertación, como para tomar distancia del auditorio, colmado de economistas académicos, consultores del establishment financiero, gurúes y funcionarios de organismos internacionales, habitués de las conferencias organizadas en el Banco Central durante la última década.
Largó diciendo que “estamos ante una depresión anímica y real”. Y enumeró las causas. Primero: los impuestos que crearon en los últimos años Roque y Machinea que, según explicó, hicieron caer la inversión y la productividad. Segundo: la apreciación del dólar y la depreciación del real. Tercero: la política monetaria del Banco Central.
Con Pou mirándolo desde la primera fila del auditorio, Cavallo empezó con los misiles. “El error fundamental con Roque (cuando fue presidente del Banco Central hasta agosto del ‘96) y Pou fue partir de ideas equivocadas sobre cómo se maneja la liquidez”, aseguró. “Se ha instalado la idea de que hay que tener la característica de ser conservador para ser un buen banquero. Y que el mejor banquero es el que capta todos los depósitos y los deja ahí para que los usen afuera”, agregó.
Para el superministro, “el sistema financiero no puede servir para captar depósitos a altas tasas de interés locales y prestar en el exterior”. De ahí se desprendió la primera exigencia a Pou: que siga bajando los requisitos de fondos que los bancos deben dejar inmovilizados ante el Central, medida que ya tomó la semana pasada a instancia de Cavallo, pero en una dosis pequeña.
Pou considera que con requisitos de liquidez elevados se asegura la solvencia del sistema financiero ante una corrida de los depósitos, mientras que la suba de las tasas de interés, con Convertibilidad, atrae capitales del exterior tentados por los rendimientos. Sin embargo, Cavallo se dio el lujo de poner en duda la solvencia que Pou se arroga haber logrado, concentración bancaria mediante. “La solvencia del sector financiero es artificial porque depende de los activos (de los bancos). Y en los últimos años se ha creado una insolvencia esencial, que es la baja calidad de los activos”, afirmó. De otro modo: la recesión aumenta la morosidad en las carteras de créditos, lo cual a su turno pone en riesgo la capacidad de los bancos para devolver los depósitos.
El segundo reclamo de Cavallo a Pou es que acceda flexibilizar el concepto de que cada peso en circulación debe estar respaldado por 1 dólar en el Banco Central, computando como reservas una mayor proporción de títulos públicos. El ministro necesita la venia del Central porque acordó con los bancos líderes que el título por 2 mil millones anunciado ayer podrá ser utilizado para integrar los requisitos de liquidez, que sonparte de las reservas. “Otra idea equivocada es que tenemos una caja de conversión clásica, sin margen de política monetaria. Nosotros tenemos esos márgenes. Hasta el 33 por ciento de las reservas que respaldan la base monetaria pueden estar constituidas por títulos públicos. Si en el ‘95 no hubiéramos utilizado este margen, se habrían fundido todos los bancos”, recordó. En su libro El peso de la verdad, publicado hace un par de años, Cavallo calificó a Roque, que en el ‘95 era titular del Central, y a Pou, su segundo, poco menos que de ineptos, porque se negaban a esta alternativa.
“¿El cambio en la política monetaria lo va a hacer Pou o usted?”, le preguntaron en un momento desde el auditorio, celoso de la independencia de Economía que, según su Carta Orgánica, tiene el Banco Central.
“Yo espero que lo haga Pou, y ya lo ha empezado a hacer”, respondió Cavallo.
El tercer punto de conflicto con Pou hoy es el proyecto de dolarización, del cual el cuestionado presidente del Banco Central es, junto con Carlos Menem, uno de los más entusiastas promotores. “Nos quieren imponer el dólar como moneda”, lanzó. “La Convertibilidad es, sin duda, el mejor sistema que tenemos y lo vamos a mantener porque nos lo exigen los argentinos. No va a ser abandonada nunca, porque no nos va a dejar la gente”, arengó. Después, eso sí, se enmarañó explicando que Convertibilidad no era lo mismo que tipo de cambio fijo.

 

“De Brasil atacan al peso”

“Brasil hace meses que viene especulando contra la Convertibilidad y van a perder como locos. Tienen que aprender a respetar la Convertibilidad. Van a perder y que pierdan mucho”, gritó Cavallo en un momento de su alocución, y arrancó un aplauso con connotación nacionalista, extraño para esa platea. “Quienes especularon contra el peso ahora están desesperados, porque obviamente van a perder como locos, porque han pagado unas primas de (riesgo a) futuro del dólar o del peso enormes, y ahora quieren que devaluemos para que convalidemos la apuesta equivocada que ellos hicieron”, explicó el ministro. A la tarde, y dada la repercusión, Economía difundió un comunicado para aclarar que no se refería al gobierno brasileño, sino a algunos especuladores de ese país. De todos modos, tales declaraciones le valieron la reacción del canciller brasileño, Celso Lafer. “Los mercados responden a percepciones y ello no puede ser atribuido a una situación determinada”, le respondió Lafer, pero evitó subirle el tono a la confrontación con la excusa de que no había leído la disertación. Respecto de las presiones devaluacionistas, dijo que “ese tipo de fenómenos no puede ser atribuido a una plaza en particular” y que “el Mercosur está compuesto por un conjunto de economías emergentes, que responden a las leyes generales de los mercados financieros”. El propio Fernando de la Rúa salió luego a tranquilizar a las autoridades brasileñas. Cavallo “se ha referido a especuladores, los que especularon contra la Convertibilidad, que pueden estar en cualquier lugar”, contemporizó el Presidente, en un conferencia de prensa en la Casa Rosada.

 

“Quieren imponer el dólar”

“Mis asesores, mis amigos, mis colegas me aconsejan: ‘No lo digas, confunde’. Cómo va a confundir la realidad.” Y lo dijo nomás. Cavallo volvió a arremeter ayer con su obsesión por instalar en la opinión pública las bondades de incorporar el euro como moneda de referencia, de modo que el peso no esté atado, como sucede hasta hoy, exclusivamente al dólar. Para ello, afirmó que uno de los puntos cruciales de la Convertibilidad era darles a los ciudadanos la libertad de elegir qué moneda querían usar. “Si la gente quiere el peso, usará el peso, si quiere el dólar, usará el dólar y si quiere el euro usará el euro”, afirmó. E insistió con las bondades de poder usar el euro no sólo para los que exportan a Europa sino también para los que quieren proteger en el futuro sus ahorros de eventuales devaluaciones del dólar. También explicó que incorporar el euro podría darle la posibilidad al Ministerio de Economía de negociar con los bancos centrales europeos líneas de financiamiento alternativas.
Por la tarde, cuando volvió a hacerse presente, de manera imprevista, en el salón Bosch del Banco Central para el cierre de la jornada, aclaró que adoptar una canasta de monedas con el euro y el dólar no significaba devaluar el peso, aunque no abundó en mayores precisiones.
“¿Por qué nos van a imponer el dólar?”, se preguntó. Antes había dicho que uno de las publicaciones que inspiró su idea de la Convertibilidad había sido un escrito del socialista Juan B. Justo (“La moneda”), en el que hacía una crítica a Roque Sáenz Peña por haber abandonado la Convertibilidad. “De la Rúa no quiere dolarizar”, sostuvo, enfático.
“Nuestra moneda va a seguir siendo convertible incluso hasta que dejemos la moneda flotar”, afirmó, en otro pasaje confuso, tratando de diferenciar claramente Convertibilidad de tipo de cambio fijo. “Nuestra ley (de Convertibilidad) no es de tipo de cambio fijo”, agregó. Y luego explicó que el valor del dólar podría ir hacia abajo, si ocurriera una apreciación del peso. “Podría haber una banda de flotación hacia abajo”, especuló, lo que significaría que el Banco Central vendería dólares a 1 peso, pero los podría comprar, por ejemplo, a 0,95 centavos. “Esa fue la forma como combatimos a los especuladores en el ‘91 y les hicimos asumir grandes pérdidas”, recordó. Pero lo cierto es que hoy el dólar estaría pegado al techo de esa banda, porque las reservas del Central en las últimas semanas cayeron alrededor de 3000 millones. Así, los grandes inversores se deshacen de pesos y le piden dólares a la autoridad monetaria.

 

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