Por Claudio Zlotnik
Tal como anticipó ayer
Página/12, Domingo Cavallo lanzó la versión 2001
del Bono Patriótico con el cual, lo mismo que en la edición
original del 95 en medio de la grave crisis del Tequila, intentará
rescatar del pozo a la economía. Por el aporte de bancos y empresas,
el ministro juntará 3500 millones de dólares. Y, para lograrlo,
recurrirá a distintas emisiones de títulos públicos.
Los fondos del Bono Patriótico le permitirán a Cavallo ganar
oxígeno por tres meses, ya que contará con el dinero para
hacer frente a los vencimientos de deuda hasta finales de junio. La estrategia
del ministro es que el desahogo financiero tranquilice a los acreedores
y bajen las tasas de interés.
Ayer a la tarde, Cavallo acordó las condiciones del Bono Patriótico
con los bancos. Y la semana que viene pasará la gorra entre las
empresas más poderosas del país, buscando que éstas
también se sumen a la compra de los nuevos títulos de deuda.
Para seducir a los hombres de negocios, Economía planteará
la posibilidad de que las compañías puedan saldar deudas
impositivas.
El Bono Patriótico tuvo impacto en la city. La tasa interbancaria
se ancló en el 10 por ciento anual en pesos y dos puntos más
abajo para las operaciones en dólares, muy lejos del nivel exorbitante
de hace una semana, cuando estaba en el 60 por ciento. Por su parte, el
riesgo país cayó 19 puntos hasta los 897 y por
primera vez desde que Cavallo retornó a Economía terminó
por debajo de 900 puntos.
Para juntar los 3500 millones de dólares, Cavallo recurrió
a tres instrumentos:
Un bono por 2 mil millones
a un año de plazo con un rendimiento del 9 por ciento anual. Este
título ya fue adquirido por los principales bancos de plaza, y
éstos tendrán la posibilidad de utilizar su tenencia de
papeles para computar encajes. Esta fue la manera de Cavallo de endeudarse
a un costo muy inferior al que le cobrarían si fuera a buscar los
fondos a través de una licitación abierta. A su vez, los
bancos cerraron un negocio jugoso, ya que si inmovilizaran esos 2 mil
millones en el Banco Central, obtendrían un rendimiento del 4 por
ciento anual, cinco puntos menos que adquiriendo el bono. La diferencia
no es despreciable: 100 millones de dólares al año.
Un bono-pagaré por 1000
millones a tres años a una tasa variable. El primer cupón
será del 11,73 por ciento anual. Este título ya fue adquirido
por los bancos, pero Cavallo también se lo ofrecerá a los
empresarios.
Un bono especial para las AFJP
por un total de 500 millones. Como los fondos de pensión ya tienen
cubierta su capacidad para adquirir títulos públicos, el
aporte se realizará a través de un fideicomiso financiero.
Los activos de este instrumento serán bonos del Estado nacional.
El rendimiento recién se determinará dentro de diez días.
Pero surgirá de la tasa de interés promedio de los plazos
fijos de más de un millón de pesos a 30 días sumada
a un monto fijo (en la city mencionan 3 puntos adicionales). De ser así,
ayer esa tasa rondaba el 13,25 por ciento anual.
Por otra parte, en la city creen que, en los próximos días,
Cavallo seguirá flexibilizando las normas que rigen al sistema
financiero para continuar forzando una rebaja en el costo del dinero.
Concretamente, la especulación es que volverá a exigirle
a Pedro Pou un descenso adicional en el nivel de los encajes (actualmente
equivalen al 18 por ciento de los depósitos). Y que habilitará
un nuevo grifo para dotar de liquidez a los bancos, posibilitando que
éstos puedan tomar préstamos del Banco Central de corto
plazo dando en garantía Letras del Tesoro.
Ayer, la mejora de los títulos públicos resultó de
entre 0,5 y 1 por ciento. Este ascenso, lejos de cualquier boom bursátil,
demuestra la cautela que siguen mostrando los inversores a pesar del Bono
Patriótico. ¿Por qué? Básicamente, porque
los financistas no pierden de vista que, para salir del ahogo, el ministro
echó mano, por una vía indirecta, a las reservas del Banco
Central, puesto que las entidades financierasfinanciarán al Estado
con parte del dinero que hasta ahora congelaban en el BC. Además,
sostienen que de esa manera se ensucia la Convertibilidad.
La apuesta de Cavallo es mostrar que en los próximos tres meses
la economía arrancará. Que tendrá dinero extra con
el nuevo impuesto a las operaciones bancarias. Y volver a ganar la pulseada
con la city, igual que en el 91.
ROQUE
DEFIENDE SU GESTIÓN DE LOS ATAQUES DE CAVALLO
Cantidad de incoherencias
Por David Cufré
Roque Fernández devolvió
golpe por golpe. Tras compartir el panel con Domingo Cavallo, quien lo
trató poco menos que de inepto, el ex ministro de Economía
retrucó con su conocida receta ultraliberal. La mejor salida
que tenía el país era el plan de López Murphy,
enfatizó, y acusó a Cavallo de poner en riesgo la Convertibilidad
por sus aspiraciones políticas.
Cavallo los acusa a usted y a Pedro Pou de profundizar la recesión
con una política monetaria contractiva.
Lo que escuchamos es una gran cantidad de incoherencias. La función
de la política monetaria es respetar la Convertibilidad y mantener
el uno a uno. La liquidez se consigue con entrada de capitales. Si Cavallo
quiere generar liquidez, lo que debe hacer es un plan de rebaja del gasto
público que asegure la solvencia fiscal y disminuya el riesgo país.
Ese es el único mecanismo genuino que genera liquidez. Si insiste
en aumentarla con baja de encajes, lo que logrará es perder reservas
internacionales, debilitar la convertibilidad, forzar una corrida y una
devaluación. Es peligrosísimo que en aras de su campaña
política para ser presidente sacrifique la economía.
¿No fue la política del ajuste fiscal permanente la
que llevó a la recesión?
La recesión apareció después del default ruso
de 1998. Hasta entonces estábamos bien. La crisis rusa llevó
a una devaluación de Brasil y a una fuga de capitales de los países
emergentes. Ese fue el principal problema que trajo la recesión.
El planteo de Cavallo es totalmente equivocado. El cree que la recesión
es un problema psicosomático de los argentinos, que estamos deprimidos.
Y lo que tenemos que hacer es levantar el ánimo. Ese diagnóstico
es gravísimo. Lo mejor que podría hacer Cavallo es darse
vuelta completamente, pensar en la solvencia fiscal y no en que la magia
del psicoanálisis social solucionará esta crisis.
¿Qué opina de la propuesta de facilitar el uso del
euro u otras monedas?
De lo que no se dio cuenta Cavallo es de que el euro no existe.
¿Usted vio alguna vez un euro? Todavía no lo vio nadie.
No existe ni siquiera para los europeos. Es un asiento contable. Flaco
favor le hace Cavallo a la gente diciendo que tenga euros. De dónde
los va a sacar, si no existen.
¿Usted fracasó en buscar la salida de la recesión
con políticas ortodoxas?
No. Si uno analiza el segundo semestre del 99, se logró
controlar la fuga de capitales y la economía empezó a reactivarse.
Lo que pasó es que después entró la nueva administración
y cometió una serie de errores que volvieron a poner a la Argentina
en recesión.
Machinea y López Murphy fueron por la vía del ajuste
fiscal y la recesión se agudizó. ¿Por qué
la propuesta de Cavallo de flexibilizar la política monetaria sería
incorrecta?
López Murphy no tuvo ninguna oportunidad. Hizo una propuesta
muy modesta de recorte del gasto por 2000 millones, aunque se podría
haber distribuido de otro modo y no en los sectores que él propuso.
Pero ésa era la mejor salida para Argentina. Hoy lo que tenemos
es un nuevo impuesto a las transacciones financieras, que es el más
distorsivo que uno podría imaginar, y no hay ningún control
del gasto público. Es un grave error pensar que la liquidez se
puede controlar modificando los encajes. Eso demuestra que Cavallo no
entiende cómo funciona el sistema de tipo de cambio fijo, donde
la liquidez se regula por el movimiento internacional de capitales. Los
encajes no están para generar liquidez, sino para dar solvencia
al sistema financiero.
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