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IBARRA DIFERENCIA A LA COALICION DE LA CIUDAD DEL GOBIERNO DE DE LA RUA
“En el gobierno nacional hay otra alianza”

El jefe de Gobierno sostiene que a Cavallo se le entregó el Gobierno, hace una autocrítica del rol del Frepaso y dice que De la Rúa es el responsable político de los errores de la coalición. La gestión porteña.

Aníbal Ibarra no está de
acuerdo con los diputados rebeldes.
“Prefiero incidir antes que levantar el dedo admonitorio.”

Por Santiago Rodríguez

“El perfil que tiene De la Rúa no es el mismo que el mío”, remarca Aníbal Ibarra y se acomoda en uno de los sillones de nobuk bordó de su despacho, que contrasta con la camisa azul, los jeans y los borceguíes que lleva puestos. No se refiere a la ropa –aunque en eso también haya diferencias–, sino a la forma de hacer política y gobernar. “Si hay algo que quiero respetar es la coherencia y llevar a la práctica las cosas que sostengo en la teoría”, remata entonces el reportaje con Página/12. A esa altura ya ha marcado que “en la Ciudad gobierna la Alianza” y que “en el gobierno nacional hay otra coalición”; también ha dicho que a Domingo Cavallo se le “entregó” el Gobierno y señalado a Fernando De la Rúa como el mayor responsable de los errores compartidos de frepasistas y radicales que debilitaron a la Alianza y la llevaron a ese punto. Además de sostener que la renuncia de Carlos “Chacho” Alvarez contribuyó a esa debilidad y dejó al Frepaso “en una situación difícil”, la autocrítica del jefe de Gobierno porteño ha sido que su partido no ocupó los espacios institucionales para incidir en la política nacional porque “tuvo muchos pruritos” para discutir cargos.
–Usted advirtió que convocar a Cavallo como salvador era un grave error político y significaba entregarle el Gobierno. ¿Qué análisis hace hoy a tres semanas de su nombramiento?
–Sostengo lo mismo: cuando la política se retira, cuando hay debilidad política, los espacios los ocupa otro. Los ocupa Cavallo en este caso, los ocupan los mercados; los espacios que uno deja no quedan vacíos. La Alianza venía debilitada, con una crisis realmente profunda, pero aún en la opción Cavallo existía la posibilidad de una Alianza con anclaje político en el Frepaso y el radicalismo que condujera el proceso. No se hizo de esta manera.
–O sea, le parece que se le entregó el Gobierno a Cavallo.
–No en términos formales, desde ya, pero Cavallo llegó con un gran espacio político. En ese contexto también digo que en las diferencias no apuesto al fracaso de Cavallo; sería una irresponsabilidad política porque implicaría casi jugar con la suerte de los argentinos.
–¿Y por qué se le dio tanto espacio a Cavallo?
–Fruto de la debilidad. Y Cavallo cuando tiene un espacio lo usa, a las pruebas me remito. Nadie hubiera imaginado la posibilidad de dárselo en un contexto de fortaleza de la Alianza, del Gobierno y del Presidente.
–¿Por qué la Alianza llegó a ese punto de debilidad?
–Por sucesivos errores y por una situación institucional débil. La Alianza llega a un Gobierno con mayoría ajustada en la Cámara de Diputados, amplia minoría en Senadores, con los principales distritos, salvo Ciudad de Buenos Aires, gobernados por la oposición, una herencia menemista mucho peor a la que cualquiera podía imaginar. Todo eso, sumado a la debilidad que produjo al Gobierno la ida de Chacho, planteó una situación casi de crisis cíclica.
–Usted habla de cuestiones institucionales y sucesivos errores y menciona la renuncia de Carlos Alvarez...
–No, no, no, momento. Fue un error cómo se manejó la crisis del Senado, cómo después de la renuncia de Chacho se acentúa el debilitamiento de la Alianza, cómo después se plantea a (Ricardo) López Murphy ministro; fue un error haber hecho una política económica pensando que exclusivamente lo fiscalista resolvía la confianza internacional y entonces llovían las inversiones e iba a haber crecimiento.
–¿Errores compartidos del radicalismo y el Frepaso?
–Cuando uno está en una alianza política los errores siempre son compartidos. Obviamente, hay distintos grados de responsabilidad: hay quien conduce un gobierno y quien forma parte de ese gobierno. En la Ciudad de Buenos Aires gobierna la Alianza, hay equilibrio, pero yo tengo el marco de mayor decisión política y, por ende, la mayor responsabilidad.
–Es decir que De la Rúa tiene la mayor responsabilidad en los errores.
–Es el Presidente de la Nación, pero insisto: cuando hay una alianza todos somos partícipes de los aciertos y los errores. Por eso también necesitamos repensar como Frepaso muchas cosas. Una de las deficiencias que tuvimos fue no haber podido incidir más en la política nacional.
–¿Cómo debería haber hecho eso el Frepaso?
–Arrastramos la falta de una cultura de gobierno de coalición; el Frepaso también tuvo muchos pruritos para discutir espacios institucionales porque como fuerza nunca nos interesó discutir los cargos, como si se tratara de la disputa de un sillón. Sin embargo, los espacios institucionales permiten gobernar, incidir en política y tener resultados. La renuncia de Chacho debilitó al Gobierno, pero también dejó colocado al Frepaso en una situación difícil porque era el máximo dirigente de la fuerza que se iba del lugar institucional más importante.
–En el momento de la renuncia usted respaldó públicamente a Alvarez. ¿Cómo evalúa hoy aquella decisión?
–Chacho puso por delante un principio innegociable, que es la pelea contra la corrupción, incluso por delante de su proyecto político personal; tuvo una actitud y un gesto que no es frecuente en la política.
–¿Cómo se reconstruye la Alianza hacia delante? ¿Es posible?
–Sí, y con esto no quiero ser fantasioso: parto de la realidad de que en el Gobierno nacional hoy hay otra coalición que no es la Alianza, pero también parto de que la Alianza está hoy gobernando diferentes distritos y no me resigno a que a una fuerza política se la devore la coyuntura. Se reconstruye desde esos gobiernos, desde los resultados, desde traducir en la práctica los compromisos que hemos asumido. No estoy con la política facilista de conformarme con que mis ideas las transcriban en algún diario porque mi concepción progresista la quiero llevar a la práctica; quiero transformar la realidad desde los espacios de gobierno y ése es el desafío que tenemos hoy como Alianza y como Frepaso. Prefiero incidir antes que levantar el dedo admonitorio y decir “esto está bien, aquello está mal”, aún cuando eso signifique atravesar lugares que a uno no le gustan.
–Suena a crítica a los diputados rebeldes del bloque del Frepaso.
–Sí, no estoy de acuerdo con ellos. Una fuerza política debe tener solidez aún en las crisis y así ocurre en aquellas que uno ve como progresistas: el Frente Amplio, el PT tienen corrientes más críticas, más conservadores, pero hay una historia y una estructura política que las contiene. Una fuerza política puede permitirse profundas diferencias y comparto muchas de las visiones críticas, pero estoy convencido de que las posiciones de ruptura no le hacen bien a una fuerza política con vocación de gobierno y de llevar los principios progresistas a la práctica. Diría que estamos es una situación donde abundan las dudas y escasean las certezas, pero en ese contexto de dificultad tengo la profunda convicción, y en la Ciudad de Buenos Aires lo estamos haciendo, de ser consecuentes con el compromiso que asumimos frente a la sociedad de llevar adelante gobiernos progresistas y para gobernar se necesita una fuerza política sólida detrás y no deshilachada.
–Usted fue uno de los dirigentes del Frepaso que más contacto tuvo con el Gobierno el fin de semana que se decidió la incorporación de Cavallo, ¿por qué el Frepaso quedó afuera del gabinete?
–Porque frente a la emergencia, al riesgo de que todo se desbarrancara, ingresa Cavallo y en el marco de una convocatoria al Frepaso nosotros compartíamos otro esquema.
–¿No hubo una falta de vocación aliancista por parte de De la Rúa?
–No tiene sentido analizar hacia atrás, me manejo con las realidades: ocurrió otra cosa y en este momento hay que ver qué hacemos hacia delante
–Hay quien analiza que a Alvarez y al Frepaso les faltó decisión para pelear por los espacios. ¿Usted qué opina?
–Peleamos. No los obtuvimos y ahora podemos evaluar que fallamos o que hicimos las cosas bien y pese a todo no lo conseguimos; no lo sé.
–¿Por qué cree que en el entorno de Alvarez a usted lo critican y dicen que juega a diferenciarse?
–No hago política chiquita y Chacho tampoco. Hay quienes ven la política sólo como un lugar de disputa personal y de competencia. Afortunadamente tengo una visión de la política más grande y estoy convencido de que si nosotros tupacamarizamos a la fuerza política no sólo perdemos todo, sino que pierde la sociedad.
—¿Y de las diferencias con De la Rúa, qué dice?
–El perfil que tiene De la Rúa no es el mismo que el mío y el que tiene Cavallo tampoco. Afortunadamente todos tienen perfiles propios. Siempre he expuesto mis posiciones con absoluta sinceridad sin medir si gustaba o no, pero si hay algo que quiero respetar en mi gobierno es la coherencia.
–¿Por dónde pasa esa coherencia?
–Por llevar a los hechos las cosas que sostengo en la teoría; ni más, ni menos.

 

Cavallo y el cavallismo

–¿Qué opina de los primeros días de Cavallo como ministro de Economía?
–Cavallo dejó de ser un técnico. Las medidas fueron mucho más heterodoxas que las de López Murphy porque es más político que técnico.
–¿Las medidas que anunció van en la dirección correcta?
–La política se juzga por los resultados. Me parece bien que no se haya seguido un criterio estrictamente fiscalista. Tienen un costado positivo.
–¿Cavallo está en carrera para el 2003?
–El 2003 está tan lejos que sería una irresponsabilidad que se hiciera un análisis en ese sentido.
–¿Qué opina de la incorporación del cavallismo a la Alianza?
–En los distritos no hay una reproducción de lo que pasa a nivel nacional y creo que cada uno asumirá este año electoral con el eje de la alianza radicalismo-Frepaso.
–¿Cada distrito debe resolver qué hace con el cavallismo?
–Va a ser así, como cada distrito siempre resolvió si suma a un partido provincial o tiene vinculación con tal o cual fuerza política. Aspiro a tener buena relación y siempre mantuve el diálogo con el cavallismo.
–Como presidente del Frepaso de la Capital Federal, ¿usted no va a alentar entonces la integración a las listas de la Alianza?
–Hoy el escenario no es ése. En la ciudad no hubo una reproducción del esquema nacional.

 

El nuevo frente de los rebeldes

Los diputados nacionales Alicia Castro, Alfredo Villalba y Gustavo Cardesa reunieron ayer en la Facultad de Ingeniería a unos mil militantes para lanzar el Frente para el Cambio, una nueva agrupación política que los frepasistas quieren integrar al Polo Social de Luis Farinello. El cura fue el invitado de honor en el lanzamiento de los ex frepasistas.
A los tres diputados nacionales se sumaron los diputados provinciales Gabriela Vanzán, Susana Amaro, Fátima Nader, el senador provincial Julio Courtial, el concejal de La Matanza Luis D’Elía y otros 50 concejales. “El principal desafío político es replantear la injusta distribución del ingreso que margina a los sectores más desprotegidos”, sostuvo Castro durante la apertura de la Asamblea Constitutiva del nuevo partido. “Es hora de tener una política económica y social diferente para nuestro país”, agregó.
Con el lanzamiento del Frente por el Cambio, los dirigentes formalizaron su ruptura total con el Frepaso y apostaron a un nuevo proyecto político que se integrará al Polo Social. La decisión fue tomada luego del ingreso de Domingo Cavallo al gabinete y de la política de la conducción frepasista de no ruptura con el Gobierno. Una semana atrás, nueve diputados nacionales del Frepaso habían decidido formar un bloque aparte, separado de la bancada aliancista, pero no rompieron con el partido.

 

La gestión en la ciudad

–¿Cómo evalúa su gestión?
–Hemos alcanzado varios de los objetivos propuestos y estamos en plena ejecución de otros y no cambiamos nuestro discurso, ni sometimos nuestra gestión a los vaivenes políticos de la crisis nacional. Hicimos un eje central en la educación, incorporamos las escuelas bilingües, las de doble jornada, hemos refaccionado escuelas durante el verano y tenemos una inversión prevista de 40 millones de pesos para refacciones escolares. También enviamos a la Legislatura las trazas de tres nuevas líneas de subterráneos y afectamos ocho millones de pesos para el equipamiento de la policía. Pusimos en marcha el primer Plan de Mantenimiento Integral de la Vía Pública, ya hemos conformado el primer fondo fiduciario para la Corporación del Sur y está en marcha la eliminación de todos los cementerios de autos que va permitir la urbanización de zonas que hoy son nidos de ratas, habilitamos una línea de créditos del Banco Ciudad a tasa subsidiada para las pequeñas y medianas empresas.
–¿Qué es lo que más critica de su administración?
–Que, a veces, la burocracia logra frenar o retrasar los tiempos de una decisión o de un objetivo planteado y puesto en marcha.
–¿No faltan obras que hagan visible su gobierno?
–La ciudad invierte mucho en obras y uno no se las tiene que llevar por delante. Hay obras hechas bajo tierra. Se está pavimentando y se están reparando veredas y también se vio, por ejemplo, la ampliación del subte B, una obra que por meses mantuvo cortada la avenida Triunvirato.
–¿Analiza cambios de gabinete?
–No tengo cambios pensados. De todos modos, el cambio de gabinete es una herramienta que todo gobernante tiene.

 

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