Cita con los cracks
de Ñuls
De cómo se manejó la imagen presidencial desde Roma. Y de cómo
un viaje de placer devino pesadilla. Economía pasó a manejar la
política monetaria. Las peleas con Pou. Una bomba: el fallo sobre
armas.
El Presidente y su familia imaginaron que vivirían en triunfo
la semana que hoy epiloga. Viaje a Italia, clima de familia, reunión
con el Papa. Fernando de la Rúa, en rol de estadista, hombre
austero, padre ejemplar, de estirpe cristiana. Pero, como en una
pesadilla, todo empezó a desbaratarse.
Para fascinación de los estudiosos de la comunicación,
la Argentina posee rara, si no única, avis una
programación radial matutina que es conjuntamente popular
y politizada. Estimuladas por conductores que con algunos
matices siempre hablan una jerga coloquial infinitas Martas
de Parque Chas usan el teléfono como un arma y se comunican
con producciones activas y aguerridas. En tiempo real, la corporación
política se entera de algo de lo que piensa le gente del
común. A veces son mensajes cruzados, equívocos. Otras
son plebiscitos abrumadores. Esto último sucedió desde
el lunes. Todas las radios las políticamente correctas,
las más radicalizadas, las posmos, las derechosas recibieron
casi un único mensaje. Raúl de González Catán,
Yolanda de Llavallol, Gabriel de Liniers y todos sus pares estaba
furiosos con el relax que se permitía el clan De la Rúa
mientras su país no sale de la hiperdesocupación,
del estancamiento económico y de una tristeza palpable hasta
el menos sensible.
El pueblo no delibera sino a través de sus representantes
pero sí se expresa por carriles extra institucionales y no
está dispuesto a disfrutar de la buena vida, viajar y parar
en un hotel de chiquicientas estrellas por interpósita persona.
Al entorno presidencial le zumbaban los oídos, en plena Via
Veneto, a miles de kilómetros de distancia. Sus reacciones
a partir de ese pecadillo original fueron un rosario de metidas
de pata y maniobras desbaratadas.
u Culposamente, se pretendió tapar una liviandad con una
mentira: disfrazar las minivacaciones con el ropaje de un agitadísimo
viaje de trabajo. Luego la embarraron más, desdeñando
la lucidez de aquellos a quienes se quería seducir. Se les
ofreció el equivalente mediático de cuentas de colores,
juntando al Presidente con dos representantes de Newells Old
Boys en el exilio dorado. La reunión del Presidente en la
Via Veneto con Ariel Balbo y el Bati daría pena si no diera
bronca. Su -fallida sobreventa vergüenza ajena.
u Un Fernando de la Rúa a quien nadie votó, el hijo
presidencial apodado Aíto, salió con aire light a
definir, vaya a saberse en base a qué parámetros,
que el viejo está trabajando como loco. El Presidente
adujo luego que era de mal gusto negarse a recibirlos. Pero no dijo
que él los mandó buscar. Aíto fue gestor de
los rendez vous con la dupla ofensiva rosarina y con Valeria Mazza,
que pocos meses antes había sido descartada como embajadora
de la carne argentina, acusada de evadir impuestos.
u La desesperación de los viajeros llegó a su tope
cuando el día D también terminó en desastre.
La entrevista con el Papa, un cheque al portador, se transformó
en un gol en contra. El reclamo de Juan Pablo II sobre la pobreza
en la Argentina fue el dato más relevante que recogieron
todos y cada uno los titulares de los diarios nacionales.
u Ya de regreso al país, el Presidente, Nicolás Gallo
y Ricardo Ostuni hicieron involuntariamente llover sobre mojado
buscando desmontar las críticas que ya incluían la
propia estrategia de comunicación del Gobierno. La primera
decisión se tomó en el Tango 01: pasar por el control
aduanero de Ezeiza para evitar posibles reproches sobre eventuales
abusos de shopping cometidos por la Primera Dama. La segunda tiene
pretensiones de record mundial: el Presidente dio en cuestión
de horas dos conferencias de prensa calcadas, una en el Aeropuerto
y otra en Olivos, para describir, machete manuscrito por él
mismo en mano, la importancia de su periplo. La segunda obsesiva,
plena de adjetivos encomiosos duró cerca de una hora.
u Una persona usualmente tan preocupada por la investidura presidencial
como De la Rúa debería haberse preservado delegando
la inhóspita tarea de defender lo indefendible en algún
funcionario fiel y astuto. Pero no tiene un Carlos Corach con la
caparazón dura y la lengua afilada para enfrentar todas las
mañanas a los movileros, comerse unas cuantas manos pero
también hacer de pararrayos e imponer una agenda. En suma:
al Presidente lo defendieron Fernando de la Rúa padre y Fernando
de la Rúa hijo.
El padre deslizó un argumento con un tufillo discriminatorio,
si no algo más: Sé que en muchas críticas,
aunque no lo digan expresamente, en el trasfondo está haber
hecho una visita al Vaticano y al Papa. Estoy gozoso haberlo hecho
y seguro de que es beneficioso para todos los argentinos.
Nicolás Gallo se sumó tardíamente como espadachín
del oficialismo. Intentó identificar a la familia presidencial
con el espíritu cristiano de la mayoría del pueblo
argentino. Dos notas al pie de esta intervención. La primera
es destacar que en días anteriores Gallo hizo oír,
paredes adentro de la Rosada, sapos y culebras contra los hijos
del Presidente con quien arrastra una proverbial pésima
relación por haber viajado y por permanentes apariciones
públicas. La segunda es que tanto Gallo como el Presidente
podrían usar sintonía fina y registrar que buena parte
del pueblo argentino es católico pero ese cristianismo popular
es receloso y bichoco respecto de las jerarquías eclesiásticas.
El clericalismo es más bien patrimonio de las clases altas
o medias altas: los Pertiné por caso.
Cavallo en acción
Domingo Cavallo anunció el viernes que la Argentina tiene
tres bonos e impuesto a las transferencias en cuentas corrientes
mediante cubiertas sus necesidades financieras inmediatas.
De ese modo, consigue alejar por meses en estas pampas eso
equivale al largo plazo la amenaza del default.
Pero la economía real todavía no ha sido interpelada
por el hiperquinético Mingo. Las decisiones arancelarias
tienen, hasta ahora, más calidad de salvataje in extremis
que de promoción industrial. Las tasas de interés
siguen siendo prohibitivas. Y abrumadora falta de competitividad
argentina sigue en pie, en buena medida porque el peso está
sobrevaluado y por el fenomenal déficit fiscal. Dos problemas
que, bien mirados, son herencia de la anterior gestión de
Cavallo quien jamás logró (aunque fantaseó
y prometió) una deflación de precios internos, con
efectos similares a una devaluación. La deflación
ocurrió sólo después de su eyección,
consecuencia de la recesión, en la inexorable mecánica
de la convertibilidad.
El déficit fiscal, en tanto, tributa a la desaprensiva política
del menemismo mientras duraban las joyas de la abuela y tiene como
piedra basal al desfinanciamiento del sistema previsional. Esto
último, valga la repetición, Cavallo lo hizo cuando
implantó el régimen de las AFJP.
Hay tres cosas que no hará Cavallo: preocuparse por conservar
cierta coherencia, medir los riesgos ni detenerse. Y hay otra que,
ay, no podrá así quiera: inventar dinero. El impuesto
a los cheques no es el más regresivo pero sí es un
tributo al sector privado que mitiga su, de por sí, enjuta
rentabilidad. La emisión de bonos y la baja de los encajes
que promovió a tambor batiente, mejoran la liquidez en plaza
pero bajan las reservas bancarias, dejando el sistema más
expuesto a una corrida y ensuciando la convertibilidad.
La disminución de los encajes y los bonos fueron imposiciones
de Cavallo a Pedro Pou en días llenos de tiras y aflojas.
El resto del Gobierno observó esa despareja pulseada
sin ánimo de (ni aptitud para) intervenir. La excepción
fue Chrystian Colombo, el único integrante del Gabinete remanente
que tiene diálogo con (y acceso a las oficinas de) Pou. Colombo
intervino en el tira y afloja que derivó en la emisión
de losnuevos bonos públicos. Y en algún momento creyó
haber logrado algo parecido a una tregua. Ni él se enteró
de que Cavallo pensaba atacar en público a Pou hasta el preciso
momento en que Cavallo empezó a hablar.
El martes se reúne la comisión parlamentaria que evalúa
la gestión de Pou y todo indica que su dictamen será
adverso al Presidente del Central dándole una manito a Cavallo.
Más allá de la permanencia de Pou, Cavallo ha producido
de facto un cambio sideral en el manejo de la política monetaria.
En estos días, desafiando las leyes vigentes, ese manejo
ha pasado a Economía. Tal vez no sea eso lo que dicen la
Carta Magna y la ley de Convertibilidad. En fin, por qué
asombrarse, el derecho constitucional jamás ha sido la disciplina
favorita del Mediterráneo.
Convivencias
¿Sabe por qué (Carlos) Menem siempre
tenía in pectore un reemplazante para cada funcionario?,
pregunta un importante miembro del Gabinete. Página/12 reconoce
que no sabe. Porque cada funcionario tenía otros dos
que estaban serruchándole el piso, a la vista de todos. No
era una hazaña pensar en ellos, los tenía delante
de las narices, ríe la fuente. Amén de pintar
cierto buen humor que se conservó cerca de la Rosada mientras
la comitiva presidencial jugaba a emitir imágenes, el relato
es un autorretrato del resto del Gabinete. Se autodefine
sin internas brutales, trabajando, conservando el espacio para el
Presidente y encolumnado tras las políticas de Mingo.
En los próximos días, cuando se defina el diseño
del nuevo gabinete en el que Cavallo quiere a Armando Caro
Figueroa como ministro y a Marcos Makón a cargo de la Agencia
Social- se verá si la tranquilidad es tanta. De momento,
Patricia Bullrich ha dado señales de que no se interpondrá
para impedir que los planes Trabajar pasen a otra cartera. En cambio,
Héctor Lombardo parece más receloso para desprenderse
del manejo de las obras sociales. Las relaciones con sindicatos
y empresas médicas le vienen interesando que el gerenciamiento
de los planes de la salud y eso no parece haber cambiado en los
últimos días.
Connivencias
El Frepaso espera en la puerta y posiblemente en horas recibirá
una propuesta. El Gobierno trabaja codo a codo con el menemismo
y el cavallismo. En esa curiosa situación política,
las sucesivas decisiones judiciales referidas a la venta ilegal
de armas caen, si se permite una metáfora de cajón,
como una bomba.
Los procesamientos a varios ministros menemistas y el encuadramiento
de Emir Yoma como jefe de una asociación ilícita hacen
temblar el curioso andamiaje institucional parido en marzo.
Un escándalo contra el menemismo, una investigación
que se proyecta hasta Carlos Menem, hubiera sido, en 1997, 1998,
ni qué decir 1999 y aún 2000 maná para la Alianza.
Pero hoy, con Cavallo (otro ministro que firmó los susodichos
decretos plagados de falsedad ideológica) y Menem como apoyos
del gobierno el maná se transforma en un hueso en la garganta.
El Frepaso ha preferido cierto silencio porque no encuentra modo
de compatibilizar sus cruzadas depuradoras con su coexistencia con
Cavallo quien en ejercicio espontáneo de sus facultades
especiales ya otorgó un indulto verbal a los senadores
sospechados por coimeros.
En estos días se han restaurado contactos entre el menemismo,
Cavallo y el Gobierno. Cabe suponer que muchos teléfonos
oficiales sonarán en las próximas horas restaurando
esos contactos sugiriendo todo tipo de canjes entre apoyos políticos
y ciertos paraguas judiciales. Y es ostensible que la principal
obsesión de Cavallo no es renovar la cruzada ética
que la Alianza promovió desde el llano sino garantizarse
apoyos políticos. Horas atrás, un periodista de Página/12
dialogó con un importante dirigente menemista, que tiene
trato diario con el ex presidente y le preguntó cómo
estaba éste luego del fallo de la Cámara Federal.
El Turco está mal le respondieron muy preocupado
con lo que puede pasarle. La charla fue anterior a la detención
del cuñado ex presidencial. Cabe conjeturar que Menem debe
estar hoy aún más preocupado y que dada la enrevesada
madeja de la política nativa tanto como él muchos
que hasta hace poco eran sus acérrimos adversarios.
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