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La esperanza es lo último que se pierde

Una encuesta muestra que si bien una gran mayoría de la gente piensa que la situación es �mala o muy mala�, la esperanza de una mejora subió nada menos que veinte puntos en tres semanas.

Cavallo es el centro del cauto optimismo de la encuesta.
Se lo ve como ejecutivo y superó sus problemas de honestidad.

Por Raúl Kollmann

La esperanza no es sólo lo último que se pierde, sino que subió 20 puntos en apenas tres semanas. La gente sigue pensando que la situación es muy mala y, es más, seis de cada diez personas consideran que es peor que la que había durante el gobierno de Carlos Menem. Sin embargo, hay bastante acuerdo con las medidas económicas lanzadas por Domingo Cavallo, especialmente en lo que se refiere a la suba de aranceles para la importación de bienes de consumo y la mejora de las condiciones para traer maquinarias. A Cavallo lo ven capaz, eficiente, con poca sensibilidad social, pero superando los cuestionamientos que existieron en algún momento –cuando recorrió juzgados– a su honestidad. La gente considera que con la designación y las medidas de Cavallo ganaron los empresarios, los bancos, los organismos internacionales y perdieron, entre otros, el radicalismo, el Frepaso, Eduardo Duhalde, Fernando de la Rúa y Raúl Alfonsín.
Las conclusiones surgen de una amplísima encuesta realizada por la consultora Ibope OPSM que se denomina Monitor de Tendencias Económicas y Sociales y que fue dirigida por el consultor Enrique Zuleta Puceiro. Es el primer estudio comparativo de lo que sucedía en marzo, en plena crisis de José Luis Machinea y Ricardo López Murphy, y lo que sucede ahora, a dos semanas de la asunción de Domingo Cavallo. El trabajo de campo se hizo durante el fin de semana pasado, totalizando 400 personas encuestadas de Capital Federal y Gran Buenos Aires, respetándose las proporciones por edad, sexo y nivel económico-social.
“La sociedad argentina está ante una situación en la que hay puntos fuertes y débiles”, diagnostica Enrique Zuleta Puceiro. “Tiene una evaluación bastante positiva de Cavallo. Con el ministro de Economía la gente tiene, por un lado, una valoración de competencia técnica, imaginación y capacidad para manejar la economía. Durante mucho tiempo se tuvo en suspenso lo de la ética, pero salió bien parado después de sus controversias con Alfredo Yabrán. La valoración de la situación actual sigue siendo mala, igual de mala que en los últimos meses. También hay mala valoración de la Alianza. Pero lo que sí bajó un poco, según yo percibo, es la bronca. Todavía no hay juicios positivos, pero se percibe un fuerte vuelco hacia la expectativa de que van a mejorar las cosas. En marzo, un 29 por ciento de las personas decían que las cosas iban a mejorar y en abril ese porcentaje de gente con expectativas trepó casi al 53 por ciento. Es una expectativa cauta, pero muy centrada en el personaje de Cavallo y en las primeras reformas que se han anunciado. Es evidente que caen bien. Además, hay pocos no sabe, no contesta, es decir que la gente se está informando de los anuncios económicos.”
Efectivamente se percibe una apreciación positiva de Cavallo, salvo en lo que se refiere a la sensibilidad social, y también se califican bien sus primeras propuestas. Hay dos aspectos que despiertan controversias: el impuesto al cheque, que recoge 40 por ciento de opiniones a favor y 30 en contra, y el haberle otorgado poderes especiales al Gobierno, en el cual hay 48 por ciento de personas de acuerdo y 44 en desacuerdo.
En el aspecto político, Zuleta sostiene que “hay una percepción de riesgos muy grandes para la continuidad de la Alianza, pero tal vez no esté en el centro del escenario de la gente. Tal vez esas dudas sean un dato importante, pero todo el aspecto político no es central en este momento para los consultados”.
Al cabo de dos semanas, es evidente que la designación de Cavallo cambió el escenario argentino, aunque la gente dice que, por ahora, está igual que antes. La mayoría de los consultores sostiene que hay una expectativa y un crédito, pero todos coinciden en que el plazo de esas esperanzas no va más allá de los tres meses.

 

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