A
pesar del error cometido en la largada, cuando estuvo a punto de quedar
afuera de la carrera junto a Walter Hernández, su compañero
de equipo, el juninense Gabriel Ponce de León consiguió
hoy lo que todos esperaban que consiguiese en Río Cuarto: ganar
y demostrar que el Ford Escort es el auto a batir en el TC 2000.
Si bien el campeonato de TC 2000 recién se está poniendo
en marcha, es evidente que para competir con los Ford Escort del equipo
de Oreste Berta, la categoría deberá trabajar demasiado.
Y si en Río Cuarto la escudería del Mago de
Alta Gracia no se llevó el 1-2 fue pura y exclusivamente por culpa
de sus pilotos.
Ponce de León, nuevamente, no largó mal. Walter Hernández
vio la oportunidad y trató de superarlo en la primera curva, el
juninense no quiso perder la primera posición y le cerró
el paso, obligando a su coequiper a frenar. En ese momento Emiliano Spataro,
que venía detrás, golpeó sin intención la
parte trasera el Escort de Hernández.
A consecuencia de esta maniobra, Hernández tuvo que detenerse en
boxes después de algunos giros para cambiar el neumático
trasero derecho, y ahí, al equipo Berta Sport se le terminó
la posibilidad de hacer el 1-2 deseado.
Son cosas que pasan, nada más. Creo que en la próxima
no van a pasar. Esto le debe servir (a Ponce de León) como experiencia,
nada más, expresó Hernández, quien terminó
undécimo y se fue de Río Cuarto sin la punta del campeonato.
Lo que siguió fue algo totalmente esperable. Ponce de León
se disparó en la punta y durante los siguientes 49 minutos de carrera,
nadie (primero el cordobés Marcelo Bugliotti y luego Emiliano Spataro)
logró acercárcele, aunque sea un par de metros.
Por eso, porque en lo que hace a la punta Ponce de León hizo todo
aburrido, hubo que mirar hacia atrás para ver algo medianamente
interesante en esta nueva competencia del TC 2000, y en este rubro habrá
que destacar un par de trabajos.
Fue muy bueno lo hecho por Emiliano Spataro, quien gracias a su segundo
puesto llevó por primera vez al podio al Peugeot 306; también
quedó para rescatar el tercer puesto de Oscar Larrauri (Pensaba
que no iba a completar ni 30 vueltas, reconoció el Poppy);
y además habrá que mencionar a Esteban Tuero, quien le ganó
la pulseada a Juan Manuel Silva y Gabriel Furlán por la cuarta
posición.
En el debe de la carrera, además de lo aburrida y monótona
que fue, quedarán las inexplicables actitudes de Marcelo Bugliotti
y Juan María Traverso. El cordobés fue penalizado por una
falsa largada y como no ingresó a boxes para cumplir con la sanción
fue excluido cuando marchaba segundo, justo en la carrera en la que regresaba
al TC 2000 luego de cumplir dos fechas de suspensión.
En el box de Bugliotti (quien permaneció dentro del Honda Civic
llorando por algunos minutos) dijeron que no se pudieron comunicar con
el piloto por un problema en la radio, pero en la pista la señalización
de la sanción fue muy clara.
Por el lado del Flaco habrá que decir que su bronca
(se bajó repentinamente del auto y lo dejó mal estacionado
en boxes, y de paso pegó algunos gritos) tiene que ver más
con el rendimiento del auto, que con la poca profesionalidad de los mecánicos
de su equipos que dejaron enganchada una manguera, cuando Traverso ingresó
a boxes para cambiar neumáticos.
Mientras tanto Ponce de León y el Escort Zetec cumplieron con la
lógica: ganaron, o mejor dicho, demolieron.
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