Principal RADAR NO Turismo Libros Futuro CASH Sátira
KIOSCO12


El fútbol romántico de Barbados

¿Cómo es el fútbol en una isla de menos de 500 kilómetros cuadrados de superficie con algo más de un cuarto de millón de habitantes. Compite con el exclusivo criquet y ni lugar para las canchas hay... Para Barbados ya el hecho de jugar las Eliminatorias es una epopeya.

Por Juan Pablo Bermúdez

Todavía, parece, hay lugar para el romanticismo en el fútbol. A pesar de los resultadistas, los mercaderes de la pelota y los miles de millones de dólares que se mueven a su alrededor, el “más popular de los deportes” parece aceptar, en su inmensa generosidad, a los soñadores, a los idealistas. Y a todos aquellos que todavía disfruten de una mínima victoria como si fuese el campeonato del mundo. Como Barbados, que es por demás feliz con la sola participación en las eliminatorias del Mundial Japón-Corea 2002. Claro, no es poco; es la primera vez en la historia que lo hacen. La clasificación para pelear una de las plazas de la Concacaf, lograda tras vencer a Cuba por penales luego de dos empates, aumentó además las diferencias existentes entre los amantes del fútbol y los seguidores del criquet, en definitiva el deporte más importante de la isla. Porque tal división no hace otra cosa que evidenciar, a su vez, las diferencias en las clases sociales.
Barbados es una isla de las Pequeñas Antillas. Situado al oeste de San Vicente, es uno de los países más densamente poblados del mundo (1800 habitantes por kilómetro cuadrado), aunque no hay que confundir esto con cantidad: el total de habitantes asciende a 260.000, pero en una superficie de 430 kilómetros cuadrados. Y tampoco se debe caer en el facilismo de suponerlo un país “bananero” con un sistema de gobierno ídem. Por el contrario, Barbados es considerada una de las democracias más antiguas del mundo y desde su independización de Inglaterra mantiene estable su sistema. Como todos los Estados que tienen en Gran Bretaña a la madre patria, el fútbol siempre tuvo mucha presencia desde que fue introducido en el siglo XIX. Se asoció a la FIFA recién en 1966, y su primera participación internacional fue en ocasión de las eliminatorias del Mundial de Argentina, en 1978. Perdió en un partido único contra Trinidad y Tobago, con lo cual ni siquiera llegó a estar en alguno de los grupos de la Confederación Centroamericana. Pero no se amedrentaron.
Claro que los obstáculos a superar eran muchos. Durante muchísimos años (y de alguna forma aún en el presente, aunque con menos intensidad) el fútbol fue relegado a un segundo puesto por detrás del criquet, el deporte promocionado por los colonizadores y por los propietarios de los plantaciones de azúcar, aunque estos últimos debían soportar ver cómo los obreros corrían atrás de la pelota durante los breves descansos. Por otra parte, esta priorización deportiva de quienes ostentaban el capital funcionaba a su vez como una traba directa para el fútbol, porque no cedían los terrenos para su práctica. “Era una situación extraña –explica el barbadense Lisle Austin, vicepresidente de la Concacaf–, porque aunque el criquet se juega en la temporada húmeda, lo cual es ventajoso para el fútbol, y el fútbol se juega en la temporada seca, lo cual es ventajoso para el criquet, el factor determinante era la propiedad de los terrenos.”
Eso explica, en parte, la ausencia de estadios. Sólo el Nacional, ubicado en la capital, Bridgetown, para los partidos de la reducida liga local: apenas nueve equipos en la primera categoría (existen además otras cuatro categorías regionales). Allí juega Barbados sus encuentros internacionales, y aunque su capacidad es de 7500 espectadores, son muchos más los que se entusiasman con la selección. El triunfo frente a Cuba funcionó como el resorte que activó ese entusiasmo, porque a pesar de que las chances de clasificar para el mundial eran francamente nulas, el sólo hecho de jugarlas representaba para los isleños una hazaña. De hecho, todas las apuestas en el partido definitorio eran a favor de los cubanos. Menos la de los jugadores. “Es obvio que será difícil derrotar a Cuba, ellos están mejor que nosotros, pero les podemos ganar. Ya nos daban por muertos cuando empatamos de locales frente a Ganada, pero aquí estamos”, dijo el técnico Horace Beckles, considerado el mejor defensor en la historia de Barbados.
Pero la sorpresa –y la alegría– no terminó allí. A pesar de que sufrieron una derrota tras otra (incluido un humillante 7 a 0 en contrafrente a Estados Unidos) lograron dar el batacazo al menos en un partido: le ganaron 2 a 1 a Costa Rica, el gran favorito del grupo (en el que también está Guatemala) para obtener la clasificación.
“Con esto, considero que estamos hechos –dijo, eufórico, el delantero Neil Bovell, del Brittons Hill F.C., luego del partido–, porque si estábamos conformes sólo con poder disputar las eliminatorias esto es un premio extra; el fútbol de Barbados ahora va a ser tenido en cuenta.” No fueron exageradas sus palabras, porque merced a ese triunfo y al obtenido frente a Cuba, Barbados escaló del 134º puesto en el ranking de selecciones de la FIFA al 106º actual en apenas un mes y medio. De todos modos, los números, al parecer, mucho no les importan. Porque después de la sorpresa volvieron a la normalidad y enseguida quedaron sin chances para clasificar. Aunque, claro, tampoco tenían expectativas serias al respecto.
Sin embargo, conscientes de que los pequeños logros eran los más importantes de la historia, los utilizaron para fomentar el fútbol. El gobierno puso a disposición de la Asociación Nacional de Barbados (BFA) los terrenos de su complejo deportivo en Wildey para las prácticas de la selección ante las protestas de la Asociación de Criquet, que ve cómo su deporte pierde terreno frente al “popular” fútbol. Paralelamente empezaron a desarrollar un programa de desarrollo futbolístico en las escuelas primarias y ahora también le apuntan al fútbol femenino. Como pueden, porque la plata no les sobra. Pero no les parece tampoco lo más importante. “Nuestra administración se ha reforzado y ha podido implantar nuevos programas de desarrollo juveniles”, dice Ronald Jones, presidente de la BFA. “Igualmente, nuestra principal meta es lograr el interés de la gente por el fútbol”, dice orgulloso, escondiendo bajo una sonrisa la idea de que el fútbol, al fin y al cabo, es un deporte mucho más accesible que el criquet.

 

PRINCIPAL