Por
F.C.
Desde
la semana pasada, cuando se encendieron las luces rojas, el delarruismo
está embarcado en una tarea ímproba: encontrar la forma
de recortar el papel protagónico que adquirió el ministro
Domingo Cavallo desde su llegada al Gobierno y reposicionar a la maltrecha
figura del presidente Fernando de la Rúa en el centro del escenario
político. Ayer, en un nuevo papel de vocero que adquirió
en el fin de semana, el secretario general de la Presidencia, Nicolás
Gallo, colocó a Cavallo en el mismo nivel que otros integrantes
del gabinete y adelantó que en breve habrá otros ministros
que también encararán tareas de importancia. Cavallo
es nuestro ministro de Economía, así como Mestre es nuestro
ministro del Interior y Colombo nuestro jefe de Gabinete, dijo Gallo
parafraseando a Perogrullo, pero con el marcado objetivo de socavar el
poder que viene acumulando Cavallo.
Hasta hace un par de semanas el discurso del entorno presidencial era
diferente. Suponían que todo lo que fuera a favor de Cavallo era
también, por transición, favorable a De la Rúa. Y
que recién más adelante, cuando los intereses de cada uno
entraran en conflicto, llegaría el momento en que se volvería
necesario marcar diferencias. Pero en el accidentado viaje del Presidente
a Italia esa percepción se modificó. En la comitiva comprendieron
que la figura de De la Rúa había perdido mucho de su atractivo
en detrimento de Cavallo, quien con su hiperactividad y sus medidas capturó
la atención de los medios.
A partir de ahí, cerca del Presidente coincidieron en la necesidad
de aunar tres objetivos: volver a colocar a De la Rúa en el papel
de quien detenta el poder, disminuir la preeminencia de Cavallo dentro
del Gobierno y, paralelamente, elevar el perfil de otros ministros que
hasta ahora actuaron en roles secundarios y con serias dificultades de
asomar la cabeza ante el tifón Cavallo.
Colombo y la ministra de Trabajo, Patricia Bullrich, pertenecen al círculo
cercano al Presidente, y en los últimos meses habían adquirido
un papel preponderante dentro de la gestión delarruista. Pero a
partir de los últimos cambios de gabinete quedaron un poco desdibujados.
Ellos también acompañan el ritmo de Cavallo,
remarcó ayer Gallo cuando se puso a analizar el dinamismo con el
que viene actuando el ministro de Economía.
Tiene una personalidad con dinamismo, indicó acerca
de Cavallo. A la dupla ColomboBullrich, en Gobierno esperan que
se sume Ramón Mestre, quien desde la gobernación de Córdoba
y la intervención en Corrientes supo ganarse fama de hombre de
acción y funcionario ejecutivo.
Gallo es uno de los mejores amigos del Presidente y ante la falta de otras
voces que salieran en defensa de la gestión, durante el fin de
semana decidió convertirse en el vocero oficial. Ante la disyuntiva,
por ejemplo, no dudó en colocarse del lado de los hijos del Presidente
con quienes mantiene una añeja enemistad por las críticas
que recibieron por haber formado parte de la comitiva que viajó
al Vaticano. Ayer, Gallo se mostró muy entusiasmado con el supuesto
nuevo rol que le tocará jugar a Mestre, un funcionario que mantiene
una relación difícil con los medios, por lo que habrá
que ver qué tanto acepta elevar su perfil.
Gallo dijo que así como Cavallo tenía mucho protagonismo
porque la economía era uno de los grandes temas del
momento, otro gran tema es la seguridad y tiene que aparecer ahora
bajo la coordinación de Mestre, en toda su magnitud de debate y
discusión. Ahora va a salir el Ministerio del Interior
con una actividad muy fuerte en el tema de seguridad, remarcó
el secretario general de la Presidencia.
Más allá de lo que quieran mostrar en público, rápidamente
el Presidente tendrá oportunidad de demostrar su poder de mando
ante Cavallo. Es sabido que el ministro de Economía tiene opinión
sobre cómo debe conformarse el nuevo gabinete que en breve anunciará
la Rosada, mientras que funcionarios como Colombo y Bullrich mantienen
una visión diferenciada. Según como laude, De la Rúa
demostrará dónde está el poder.
OPINION
Por
Alfredo Allende *
ALCA:
Mercado que ya existe
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Nos explican
que se formará un gigantesco mercado de 800 millones de personas,
lo que no deja de ser curioso: ese mercado ya existe desde el momento
que una cantidad aproximada de seres habitan el entero continente.
En realidad, los voceros del proyecto Alca quieren decir: Los
grandes monopolios que conducen las principales líneas de
la política concretada por Washington, necesitan que el mercado
ya existente, comprendido entre Alaska y Tierra del Fuego, quede
bajo su absoluta dependencia y que la presencia allí de Europa
y Japón tenga que ser negociada, precisamente, con ellos.
Añaden en la letra chica del contrato ya decidido: Estados
Unidos mantendrá las restricciones que imponen a las importaciones
del resto del continente; si se impulsa el proyecto no es para que
los países del sur pongan, a su vez, restricciones. Las empresas
son favorables a la inversión directa en los países
del sur continental; allí levantarán maquiladoras,
que no podrán ser sujetas a trabas de ningún tipo
y menos impositivas, para abaratar los productos que el país
(EE.UU.) exporta al resto del mundo. No se detienen en eso,
quizá con el noble afán de ser equidistantes: Los
países latinoamericanos no tendrán inconveniente en
invertir el dinero de sus grupos acaudalados en la banca norteamericana,
comprendidos los paraísos fiscales que ella maneja. ¡América
para los americanos, basta de interferencias extrañas. Luego
vendrá el resto -sostienen con justificado entusiasmo
que consistirá en determinar qué líneas de
producción primaria podrán hacer los países
del sur, actividad que no podrá contradecirse con la norteamericana.
Pregunta un criollo despistado: ¿Y los pueblos, las
constituciones, los gobiernos de esos países y sus propias
decisiones?. La respuesta está en una letra invisible,
sólo captable por los dirigentes de los monopolios y los
diplomáticos involucrados de las cancillerías del
sur: Los países latinoamericanos declinarán
sus existencias de Estados-naciones. No serán colonias ¡no
señor! Las colonias resultan un incordio; hay que ayudarlas
por el compromiso que implica el estatuto del coloniaje. Serán
meros territorios.
* Diputado
nacional Alianza/UCR.
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