Por
Laura Vales
Luis
Patti tiene los ojos de hielo aún mientras sonríe.
¿Se lo dice la gente, ahora que está en campaña?
le pregunta este diario camino a una reunión con vecinos.
Patti lo piensa un poco y asegura que nunca, que al contrario. Lo
que me dicen es que me creían más grande. Así me
ven por televisión.
Hace diez días una jueza lo denunció por amenazas. El niega
todo el episodio. Está metido a recorrer la provincia para hacer
una campaña cara a cara. Esta semana se lanza a caminar
el conurbano. Patti ya definió que será candidato a senador
nacional por la provincia de Buenos Aires, para competir con Eduardo Duhalde,
Raúl Alfonsín y Luis Farinello. Más que la banca,
lo que parece desvelarlo es la chance de convalidarse como cabeza de un
partido de peso nacional.
El ex subcomisario cerró a fin del año pasado un particular
negocio con los restos del Modín, por el que los carapintadas se
unieron a su Unidad Bonaerense para crear el PAUFE (Partido Unidad Federalista).
Con este sello político, Patti quedó automáticamente
habilitado para funcionar como partido nacional. En octubre va a presentar
candidatos propios en por lo menos cuatro provincias y en la Capital Federal.
Tiene aliados variados. En algunos casos, sorprendentes; en la Capital
Federal está trabajando por él la esposa de Saúl
Ubaldini, Margarita. En Misiones y Formosa hay viejos cuadros carapintadas
deseosos de volver a la vida. En la provincia de Buenos Aires, donde el
ex delantero de Boca Antonio Rattín irá de candidato a diputado
provincial, apuesta no muy secretamente a conseguir el apoyo del menemismo;
el ex presidente ya le financió parte de sus gastos en la campaña
anterior y es claro para todos que en octubre cada voto de más
para Patti será un voto menos para Eduardo Duhalde.
El intendente de Escobar recorre los barrios con un discurso algo distinto.
Ahora intenta hablar menos de seguridad y busca mostrarse como un político
que sabe cómo generar puestos de trabajo y mejorar la educación.
La idea es seguirlo en un día de campaña, que esta vez ocurre
en Pilar. Es una cuadra de casas de material, calles de tierra y lotes
protegidos por alambre tejido de dos metros, todo mal iluminado por un
solo foco. Patti llega en horario previsto, ni un minuto más tarde
ni más temprano, y obtiene un recibimiento despojado de toda emoción.
No hay aplausos, pocos lo tocan, no se viva su nombre. Hay poco calor
y mucho pedido de ayuda.
El lugar no es tremendamente pobre, pero se relatan situaciones extremas.
Una mujer cuenta que la semana pasada tuvo una hemorragia y en el hospital
quisieron internarla en una reposera por falta de camas. Al costado, otro
vecino (pattista de la primera hora) confirma que cuando nació
su hijo vio a las parturientas en reposeras y agrega que su nena más
grande va a quinto grado y todavía no sabe leer. Más allá
se quejan de que las calles están tapadas de basura y las ratas
son un foco infeccioso.
Todo tiene el tono del enojo y la impotencia. Más que escucharlo,
los vecinos quieren hablar; se molestan si les piden que sinteticen y
cualquier frase dispara comparaciones entre las promesas y el real cumplimiento,
entre quienes votaron y quienes están. En Pilar el actual intendente,
Sergio Bivort, fue candidato de Patti, pero ahora ambos están enfrentados.
La situación habilita comparaciones con el gobierno nacional. Un
pequeño episodio marca el clima de la reunión. Una mujer
joven con una beba en brazos describe así el escenario:
Usted vino a vernos, pero llega como todos cuando ya es de noche
y no se nota dónde estamos parados. Nosotros lo vemos porque está
sentadodebajo del foco, pero a ese foco lo pusieron hoy. Este barrio hace
años que estaba a oscuras, pusieron esa luz porque usted venía.
Mi casa está a una cuadra y sigue sin luz. Yo reclamo y no me escuchan,
usted viene y le ponen el foco.
Vamos a hacer la próxima reunión en la puerta de su
casa, entonces, así le ponen la luz contesta Patti con una
media sonrisa.
A algunos les parece gracioso.
En el camino de regreso, Patti sintetiza su estrategia de campaña:
repite que él, a diferencia de los demás, no promete nada,
recuerda su pertenencia al peronismo, no critica al gobierno nacional
y hace gala de ser buen administrador.
Defiende al actor Fernando Siro, a quien en el 99 impulsó
como candidato a intendente y en estos días ganó repercusiones
por el homenaje que ofreció a Videla en el 25 aniversario del golpe,
acompañado por su mujer Elena Cruz. Apela al plural para alegar
que la denuncia por amenazas de la jueza Marta Ricci, como otras anteriores
y la de los presos que lo acusaron de torturas en sus tiempos de policía,
son inventos. Se imagina que no vamos a amenazar a una jueza. Sería
demasiado infantil. Lo único que hice fue protestar porque embargó
a la Municipalidad para pagar un juicio, acota con una sonrisa que
no cambia un milímetro la expresión de sus ojos. Sólo
se incomoda notablemente cada vez que se menciona su trato con los carapintadas
del Modín. Somos moderados, deja caer varias veces.
¿Moderados con respecto a qué?, pregunta este
diario. No con respecto a algo. Sólo quiero decir que no
estamos a favor de la destrucción.
PATTI
EXPLICA SUS ALIANZAS Y ENEMISTADES
El
PJ es un aparato político
Por
L.V.
Usted
entró a la política por Eduardo Duhalde. ¿Cómo
lo ve ahora, que lo tiene de adversario?
El
doctor Duhalde va primero en las encuestas, pero creo en poco tiempo esta
elección se va a atomizar y va a haber una dispersión grandísima
de votos. El peronismo se va a fragmentar y una parte va a venir para
acá. Después tendremos, como siempre, el voto tradicional
nuestro, que es el de la gente que no tiene una ideología determinada,
que a lo mejor es peronista pero va buscando al candidato. Siguen más
al hombre que al partido político.
El PJ bonaerense parece estar dispuesto a cuidarle los votos al
padre Farinello el día de la elección. ¿Le molestó
saber que Duhalde, que es peronista...?
(Interrumpe) Duhalde es justicialista, no peronista.
¿Cuál es la diferencia?
El justicialismo es un aparato político, una herramienta
de voto. El peronismo es un movimiento y yo estoy dentro de ese movimiento.
Duhalde viene de otro partido.
¿Le molestó que le haya pedido a los suyos que cuiden
a Farinello?
No, no.
¿De verdad?
Bueno, ellos tienen un acuerdo, están trabajando juntos;
Farinello es un producto de Duhalde. No tengo pruebas, pero todos los
corrillos políticos lo dicen.
Usted en las últimas elecciones dijo justamente que en muchas
mesas habían escondido sus boletas por no tener fiscales.
Así me sacaron 600 mil votos. Por eso ya estamos dando clases
y preparando fiscales. Espero que el radicalismo se dé cuenta de
que le conviene cuidar nuestras boletas, como Duhalde va a hacer con las
de Farinello.
¿Cómo va su relación con la gente del Modín?
¿Sigue pensando que suman?
El Modín no existe. Desapareció. Nosotros no hicimos
una alianza con el Modín, sino que sumamos solamente su estructura
política y a la gente de buena voluntad que quiere trabajar.
¿Le regalaron el sello del Modín sin pedir nada a
cambio?
Yo no digo que no les di nada. Digo que dentro del Modín
también hay gente interesante. Hombres totalmente desconocidos,
muchos de buena voluntad y que hay empezar a descubrirlos.
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