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Cuando la publicidad aprieta el acelerador y estimula el riesgo

La asociación Luchemos por la Vida cuestiona tres spots televisivos donde predominan el exceso de velocidad y otras violaciones a normas de tránsito. Dice que fomentan conductas riesgosas.

El pibe del auto no afloja; a su lado, el gordito de la 4x4 transpira por pasarlo, mientras su novia lo increpa. El cristal del velocímetro del auto refleja el azul de un cielo casi de poesía: la aguja que baja desde los 160 kilómetros por hora es apenas un detalle en el contexto épico. En otra tanda, una pareja se pasea melosa entre las góndolas de un supermercado; poco después, ella lo perseguirá con su auto, recriminándole no haber elegido un departamento en lugar de la camioneta. Es probable que los dos spots pasen inadvertidos entre los comerciales que inundan la pantalla local. Pero para Luchemos por la Vida –una asociación civil dedicada a la prevención de accidentes de tránsito–, éstas y otras publicidades fomentan conductas riesgosas en la vía pública, por lo que decidieron pedir a los anunciantes que los comerciales sean modificados.
“Nosotros no pretendemos que las empresas no vendan. Lo que pedimos es que los mensajes no alienten el riesgo: si muestro a un conductor que va a más de 140 kilómetros por hora, y sugiero que cada vez aumenta más la velocidad para que el otro no lo pase, estoy haciendo apología para vender mi producto”, señaló a Página/12 Alberto Silveira, presidente de Luchemos por la Vida.
Rafael Barbeito, director creativo de la cuenta de Renault en la agencia Agulla y Baccetti, considera que la crítica se basa en una visión parcializada: “Se está tomando en cuenta un solo elemento de la película, sin prestar atención al mensaje global. Si hay algo que nosotros no queremos es fomentar conductas riesgosas. De hecho, el espíritu del spot es mostrar que el conductor del Clio no se presta a correr picadas; que tiene otra cabeza y desacelera, y lo deja contento al otro cuando lo pasa. Si hay películas hechas para fomentar la idea de no correr, ésta es la mejor de todas”.
La queja no se basa únicamente en la velocidad que acusa el velocímetro: también tiene que ver con el mensaje final del spot, donde se dice que la velocidad final del auto es de 220 kilómetros por hora. “En ninguna ruta de nuestro país está permitido circular a esa velocidad”, dice la carta enviada a Renault.
Barbeito considera que el dato es una mera especificación técnica: “Que digamos que el auto llega a 220 no quiere decir que uno vaya a llevarlo a esa velocidad”, señala. Y agrega: “Es como cuando uno cuenta que se compró una súper computadora y en realidad sólo la usa como máquina de escribir; a uno le gusta decir y pensar que tiene un auto que llega a 220, aunque ni piense en andar tan rápido”.
La publicidad de la cadena de supermercados Disco, que invita a los clientes a participar de un sorteo por un departamento o una camioneta y un auto, sorprendió a los miembros de la asociación. “Me parece un poco loco hacer un comercial así para tentar a los clientes”, dice Silveira. Lo “loco” es que la chica persigue a toda velocidad a su novio, ella a bordo de un Corsa y él de una Chevrolet 4x4; cruzan un paso a nivel y segundos después pasa el tren; siguen el raíd por una calle y ella gira en una plazoleta para cerrarle el paso. “Lo que les diría es que así es más fácil que se maten antes de que ganen el departamento”, agrega.
El comercial de Clio 2 Sport se lanzó a mediados de marzo, en todos los canales de aire, y se emite en horario central (de 20 a 24). También la de Cafiaspirina, por la que la asociación reclamó por la conducta riesgosa que fomentaba en los peatones, al mostrar al protagonista persiguiendo un colectivo por el medio de una avenida, entre los autos. El spot de Disco acaba de estrenarse, como parte de los festejos por los 40 años de la firma.
En Luchemos por la Vida sonó la alarma cuando empezaron a llegar mensajes de parte de algunos televidentes: “Un mensaje de estas características no colabora con las campañas de seguridad vial, además de violar la ley”, consideró uno de ellos, en relación con el spot de Clio.
No es la primera vez que Luchemos por la Vida pide a una empresa que modifique sus publicidades (ver aparte). “Generalmente se trata de firmasautomotrices, aunque también se han dado casos de compañías de seguros”, cuenta Silveira. Hasta ahora, ni Renault ni Bayer aceptaron modificar los comerciales. Tampoco aceptaron hablar con Página/12 sobre el tema.
Producción: Silvina Seijas

Los avisos y el vértigo

“El año pasado mandamos una carta a Toyota, porque el comercial del Corolla era una colección de maniobras riesgosas: el auto zigzagueaba por una autopista y sobrepasaba a otros vehículos por la derecha, todo con un evidente exceso de velocidad”, cuenta Alberto Silveira. La empresa respondió que su intención no era generar actitudes peligrosas en cuestión de seguridad vial. El comercial salió del aire al poco tiempo, aunque Silveira no sabe si fue por efecto del cuestionamiento o porque terminó la pauta de la empresa.
Las publicidades en medios gráficos tampoco escapan al ojo vigilante de la entidad. Luego de recibir una objeción de Luchemos por la Vida, la empresa Ericcson –de teléfonos– accedió a cambiar su publicidad de celulares “manos libres”, en la que un motociclista circulaba por una ruta, sin casco, con una chica sentada de frente a él, de espaldas al manubrio, también sin casco. El aviso remataba la cabriola con una frase más que elocuente: “Hacelo sin manos”.
“También la empresa Rover aceptó modificar un comercial en que se explicaba que la velocidad máxima del vehículo era de 220 kilómetros por hora”, señala Silveira.
Otra historia fue la de La Buenos Aires Seguros. En el aviso se veía un conductor a bordo de su auto y, junto a su ventanilla, una señorita de curvas generosas. La firma invitaba a responder a un multiple choice del tipo “miro mucho, poquito, nada”. “Pero en esa publicidad, que evaluaba el nivel de educación vial, el conductor no tenía el cinturón de seguridad puesto”, explica Silveira. La empresa nunca modificó la publicidad, ni respondió a la nota de la asociación.

 

 

 

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