Por
Cledis Candelaresi
Si
Domingo Cavallo consiguiese persuadir al frepasista Marcos Makón
de que se reincorpore al Gobierno como responsable de la reforma estatal,
se pondrá en marcha un menú de ideas con las que comulgan
tanto el ministro de Economía como el adlater de Carlos Alvarez.
Además de la multiplicación de ministerios, el plan cavallista
contempla una drástica reorganización de los entes de control
de servicios públicos privatizados y la eliminación íntegra
de directorios de organismos descentralizados.
El punto de partida para la anunciada reestructuración estatal
será, justamente, las pautas que trazó Makón como
secretario de la Reforma del Estado, primero, y vicejefe de Gabinete,
después. Quizá por esto el ministro de Economía no
objetó el decreto 103, que obliga a todas las dependencias públicas
a presentar antes de fin de mes un programa para mejorar sus estructuras
e instituye un régimen de premios y castigos. Las que consigan
economizar recursos con su plan podrán disponer de los fondos ahorrados
en el próximo ejercicio, mientras que las que no logren este cometido
sufrirán, por el contrario, un recorte.
Pero ese programa disciplinario es casi el preámbulo de cambios
más ambiciosos. Tanto el frepasista como el activo ministro de
Economía son proclives a una reorganización general del
organigrama público que aumente la cantidad de ministerios. Pero
más que para crear dependencias totalmente nuevas (hubo trascendidos
sobre un supuesto ministerio de la Transparencia, por ejemplo) la intención
es desmembrar la organización actual, confiriendo status de ministerio
a dependencias que no lo tienen.
Quienes son proclives a esta multiplicación argumentan que no se
trataría de crear más burocracia sino de agilizar la administración
de áreas clave pero difíciles de controlar cuando están
subsumidas en una estructura gigantesca. A su favor están los diagramas
de otros países, con una cantidad de ministerios que supera ampliamente
a la actual: Nueva Zelanda (19), España (15) y Estados Unidos (14
secretarías con rango equivalente), entre otros ejemplos.
Lo que aún no está claro en el diagrama cavallista es si
se mantendrá o no la idea de crear una Agencia Social, algo que
Makón se disponía a realizar hasta que sobrevino su renuncia
a Desarrollo Social. Pero difícilmente al ministro de Economía
le pase por alto la necesidad de reorganizar la ejecución del gasto
de los planes administrados por aquella cartera: 1000 millones de los
cuales 800 corresponden a pensiones graciables, mientras que los otros
200 están dispersos en 22 programas.
Menos dudas aún tiene Cavallo sobre la necesidad de reestructurar
los órganos reguladores, en particular los que fueron creados por
decreto. Una de las pautas será darles mayor autonomía,
lo que, en otros términos, significa que sean independientes de
los ministerios (hoy el grueso depende de Economía) y sus directorios,
en todos los casos, sean elegidos por concursos. El Orsna o la Comisión
Nacional de Comunicaciones estarían entre los involucrados en el
cambio.
Otra modificación en estudio para el funcionamiento de los órganos
de control es la que impediría a los concesionarios de servicios
públicos privatizados recurrir las multas, recurso administrativo
al que actualmente apelan para eludirla. En el futuro, las empresas que
aspiren a eludir una pena sólo tendrían la alternativa de
oponerse en la Justicia.
Cavallo también prevé usar las potestades especiales conferidas
por el Parlamento para fusionar entes por materia o para transferir alguna
de sus funciones a otra dependencia pública. En este sentido, la
Secretaría de Defensa de la Competencia es una potencial candidata
a centralizar todos los problemas referidos a esta materia, en la que
actualmente también tienen facultades algunos entes.
Obviamente, estos y otros cambios de la reforma administrativa pretenden
achicar la estructura pública en todos los estratos posibles. Pero
uno de los objetivos prioritarios serán los directorios de los
organismos descentralizados. Tanto Makón como Cavallo se sienten
molestos con muchosde esos nutridos órganos, integrados por funcionarios
políticos que cobran remuneraciones alrededor de 9 mil pesos por
mes.
Cavallo
les bajó línea
El
superministro Domingo Cavallo realizará el miércoles
un viaje relámpago, de menos de 24 horas, a Francia, donde
se entrevistará con su par Laurent Fabius, el titular del Banco
Central y empresarios franceses. Además de inversiones, lo
que buscará Cavallo es seguir asegurándose financiamiento
de corto plazo. El ministro comandó ayer la primera reunión
formal de su gabinete económico a pleno. Se enfatizó
en recibir en las próximas semanas iniciativas de los secretarios,
para mejorar el funcionamiento del Estado, desregulando donde haya
que desregular y siendo más expeditivo en la resolución
de cada caso, explicó el viceministro Daniel Marx, quien
ofició como vocero de la reunión. Curiosamente, como
si se tratara de dos secretarios más del ministro, también
participaron del encuentro el jefe de Gabinete, Chrystian Colombo,
y el ministro de Infraestructura y Vivienda, Carlos Bastos, mezclados
entre los secretarios y subsecretarios del Ministerio de Economía.
También estuvieron presentes Horacio Liendo y el ex Techint
y ex secretario de Industria Javier Tizado, en carácter de
asesores.
Marx comentó que Cavallo comenzó dando indicaciones
sobre el funcionamiento (que pretende) para cada área
y luego le cedió la palabra a Liendo, quien explicó
los alcances de la Ley de Competitividad, de la cual fue uno de sus
autores. El ministro también se reunión con legisladores
para explicarles la diferencia entre convertibilidad y dolarización,
y para buscar la manera de agilizar el sistema de facturas conformdas
para las pymes. |
Un
retorno condicionado
Poco
después que Fernando de la Rúa le encomendase al titular
del Palacio de Hacienda pilotear la economía, éste
ofreció la Secretaría de Hacienda a Makón,
quien acababa de renunciar al Ministerio de Desarrollo Social, completando
el éxodo del gobierno que encararon los frepasistas después
del cruento plan de ajuste anunciado por Ricardo López Murphy.
Cavallo no tiene dudas acerca de la solvencia técnica de
quien fuera subsecretario de Presupuesto durante su primera gestión
en Economía, y por eso quiso confiarle aquella estratégica
secretaría.
Pero Makón declinó de inmediato el ofrecimiento, más
desalentado por los avatares que supone manejar la caja del Estado
que por las diferencias políticas con el ministro. De inmediato,
sobrevino la otra propuesta: conducir la reforma del Estado, en
la que el frepasista trabajó desde comienzos de la gestión
de la Alianza, encaminando una reestructuración que Cavallo
se dispone a perfeccionar, respetando los trazos de su ex colaborador.
La incorporación de Makón al staff cavallista está
sujeta a una determinación orgánica del Frepaso. Esta
fuerza, a su vez, pretende condicionar su reingreso a la primera
línea del Gobierno a un virtual relanzamiento de la Alianza,
que incluya no sólo a frepasistas sino también a alfonsinistas.
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