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LA JUEZA RIVA ARAMAYO HABLA SOBRE SU VISITA A CARLOS CORACH
“Reconozco la estupidez que cometí”

La camarista federal, miembro de la Sala I, se reunió anteayer con Carlos Corach en la oficina del ex ministro de Carlos Menem. También acudieron a esa cita Cúneo Libarona y su socio, ambos abogados del reo Emir Yoma, preso por la venta ilegal de armas a Croacia y Ecuador. La magistrada dijo que fue a saludar a Corach por las Pascuas judías, que no se cruzó con los abogados y que no habló nada sobre la situación del ex cuñado de Menem.

Por Eduardo Tagliaferro

“¿Creen que soy estúpida? ¿Cómo suponen que si pasé a ver a (Carlos) Corach voy a pararme en la puerta del estudio jurídico y al lado de Página/12. Con lo que me quiere ese diario...”, fue la primera reacción de la camarista Luisa Riva Aramayo cuando fue consultada por su presencia en el estudio del ex ministro de Carlos Menem, en el mismo momento en que Mariano Cúneo Libarona y su socio le informaban sobre la situación de Emir Yoma, tal como adelantó este diario. “No pensé en la trascendencia que iba a tener la estupidez que cometí”, dijo la magistrada, rato después, en un reportaje exclusivo concedido a este diario.
El impacto político que produjo en el menemismo la detención de Emir Yoma estuvo de manifiesto en todas las actitudes nerviosas de quienes supieron acompañar al ex presidente durante su gobierno. Años en los que la Justicia fue moldeada a gusto de los intereses del Ejecutivo.
La Piru, como la conocen en los tribunales, suele decir que su principal lectura es la revista Caras. La imagen pretende instalar su falta de interés por los temas políticos. Pero la camarista bien podría asemejarse al personaje de Osvaldo Soriano que en la novela No habrá más penas ni olvido, solía decir, “yo nunca me metí en política; siempre fui peronista”. Suele repetir que no conoce ni a Antonio Cafiero, ni a Carlos Ruckauf, ni al presidente Fernando de la Rúa. La lista de los personajes políticos que no conoce es interminable, pero de ninguna importancia al lado de los únicos tres que sí conoce y en algunos casos se asume como amiga: Carlos Corach, Hugo Anzorreguy y Carlos Menem.
El “siempre fui peronista” es una definición que hoy esgrimen muchos jueces para alejarse del “ser menemista”. La jueza acepta hablar con este diario en su piso de Barrio Norte, sentada en un amplio living, dominado por el amarillo Versace.
Tensa, afirma que “el incidente violentó mi vida privada como nunca”. Durante la entrevista que concede a este diario el teléfono suena ininterrumpidamente. “Son periodistas”, dice con poca alegría mostrando su estilo frontal.
–¿Usted ayer fue a las oficinas de Carlos Corach para analizar la situación procesal de Emir Yoma?
–Efectivamente fui a su despacho, pero para saludarlo por las Pascuas judías. Sabía que el edificio de Página/12 estaba al lado del estudio de Corach, porque tanto a él como a su señora, mi marido y yo los conocemos hace 35 años. Todavía me reí de la situación y le comenté al chofer “mirá si nos ven los periodistas del diario”. Mi coche se estacionó en la puerta, fui a cara descubierta, no me oculté. Creo que hay un periodista de Página/12 que es testigo de lo que estoy contando.
–Sí, yo era uno de los que estaban en la puerta.
–Bueno, verá que no traté de pasar desapercibida. No me reuní con nadie en el estudio. Fui atendida por el doctor Corach en el despacho principal de su estudio que, entre paréntesis, tiene varios despachos. Le deseé las felices Pascuas judías porque no las iba a pasar en su casa sino en lo de un familiar. Entre nosotros, me contó dos chistes bastante tontos. Me fui con otra persona y juntos subimos al auto.
–¿No se le ocurrió llamarlo antes de ir?
–No lo llamé. No me reuní con nadie. No sabía que estaba Mariano Cúneo Libarona.
–Pero estaba.
–Si estuvo o no estuvo no lo sé, porque no es un tema que hablé con el doctor Corach. No tengo nada que ver con el tema de Emir Yoma que es de la Sala II (de la Cámara Federal). Entre las dos salas nos respetamos muchísimo. Ninguna interviene en los temas de la otra, ni opina como dicen los periodistas, ni hace nada (N. de la R.: la jueza integra, junto a Horacio Vigliani, la Sala I de la misma cámara).
–El primero en salir de las oficinas de Corach fue Cúneo Libarona. Luego salió su socio, Julio Ballestero. Cuando Ballestero salió del edificio usted todavía estaba adentro.
–No lo vi tampoco. No sé si estaba o no estaba. Usted es testigo de que bajé acompañada por otra persona, amigo de Corach y mío, que no pertenece al ambiente judicial. Reconozco la estupidez que cometí, porque no pensé que mi vida privada estaba limitada al punto que se me iba a controlar si paso a saludar a un amigo.
–Usted es una funcionaria pública y no se le escapan las implicancias que tiene la detención de Emir Yoma, no tuvo siquiera el tino de llamar por teléfono al senador Corach, para saber si estaba Cúneo Libarona o cualquier otro dirigente político.
–Ni pensé en Emir Yoma porque no es causa mía. No lo tengo en mi sala. Simplemente pasé a saludar al senador.
–El abogado Ballestero estaba dentro de las oficinas en el mismo momento en que usted estuvo y reconoció que analizó con Corach la situación de Emir.
–No me consta, yo tampoco lo vi a Coco Ballestero. Son todas personas que yo conozco desde hace muchos años, dado que llevo 42 años en la Justicia.
–¿Va frecuentemente a las oficinas de Corach?
–No, una o dos veces por año. No mucho más. Además, en los últimos años el estudio no funcionaba. El no lo ocupaba. Ahora sí recibe a todo el mundo ahí, pero durante los últimos diez años no. No pensé en la trascendencia que iba a tener y en la idiotez que cometí.
–Aparte de felices Pascuas, ¿le dijo la casa está en orden?
–No le dije la casa está en orden ni nada por el estilo. Solamente me contó dos chistes bastante tontos, le dije “Carlos basta, me voy”.
–¿Qué relación mantiene con la familia Yoma?
–Ninguna, absolutamente ninguna. Niego totalmente tener ningún trato. Una sola vez la vi a la señora Zulema Yoma en los tribunales, cuando luego de la muerte de su hijo visitó todos los despachos de Comodoro Py, mostrando un videocasete sobre la autopsia de su hijo y nada más.
–¿Me está diciendo que Corach no le hizo ningún comentario sobre la detención de Emir Yoma?
–No me hizo ningún comentario. Estuvimos diez o quince minutos hablando de temas de familia, nada más. Se trataba de decirle felices Pascuas –está por tener otra nieta– y chau Carlos. Nada más, hacía mucho tiempo que no lo veía.
–Por esta actitud fue denunciada por violación de los deberes de funcionario público (ver aparte).
–Tengo entendido que el doctor (Ricardo) Monner Sans presentó una denuncia en contra mía. Me enteraré mañana o cuando me notifique el juez. No sé a qué juez le recayó.
–¿No le parece que incumplió con sus deberes?
–Para nada. No fui a prestar asesoramiento legal a nadie, ni incumplí con mis deberes de funcionaria pública desde el momento en que sólo fui a visitar a un amigo, que estaba en ese lugar ahí. No iba a ir a las doce de la noche a la casa de su hijo o donde estuviera. Tenía ganas de saludarlo y eso está dentro de mis derechos personales de hacerlo y lo hice.
–¿Cómo no ser suspicaz cuando allí estaba el defensor de Emir Yoma y su socio reconoció que habló con Corach sobre la situación del ex cuñado del ex presidente Carlos Menem?
–Será una coincidencia, pero yo no tengo nada que ver. En el tema Emir Yoma yo no tengo nada que ver. Es un tema de la Sala II.

 

Una denuncia contra la camarista

“No hay que ser excesivamente inteligente para colegir hacia dónde apunta el sentido de la presencia de dicha camarista (Luisa Riva Aramayo)”, dice el escrito en el que el abogado penalista Ricardo Monner Sans acusa a la magistrada por “violación de los deberes de funcionario público”.
Luego de que este diario informara ayer, en exclusiva, de las reuniones que tuvieron lugar en las oficinas del actual senador Carlos Corach y de las que participaron Mariano Cúneo Libarona, defensor de Emir Yoma, su socio Julio Ballestero y Riva Aramayo, el malestar se instaló en los tribunales federales de Comodoro Py.
Monner Sans resalta en su presentación judicial que, si bien Riva Aramayo no integra el tribunal de apelación de la causa que instruye Jorge Urso, “puede integrarla en cualquier circunstancia: licencia, excusación, vacancia”. El penalista, autor de la denuncia que inició la causa por la venta ilegal de armas a Ecuador y Croacia, instruida por el juez Jorge Urso, también destacó las directrices del Código de Etica del Colegio Público de Abogados de la Capital Federal. Principios que a partir de la denuncia se ponen en duda en el caso de la camarista.
La probabilidad enunciada por Monner Sans es una agravante que sin duda tendrá en cuenta el juez que tome a su cargo la denuncia. Aunque la jueza afirmó a este diario que no cree haber “incumplido con sus deberes”, ya que no prestó –dijo– ningún tipo de asesoramiento legal (ver aparte), la última palabra está en manos de la Justicia. cisamente en los tribunales federales en los que la acusada tiene un rol destacado.

 

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