Antonio Erman González, ex ministro de Defensa de Carlos Menem,
fue citado a prestar declaración indagatoria por el juez en lo
penal económico Julio Speroni bajo los cargos de contrabando
agravado. Como ese delito no es excarcelable, Erman podría
quedar detenido al igual que el ex cuñado de Menem, Emir Yoma.
El magistrado que investiga el contrabando de armas a Croacia y
Ecuador, un delito de carácter económico penado en el Código
Aduanero citó al ex ministro para dentro de dos semanas.
Según fuentes de la causa, además del ex funcionario podrían
ser llamados a declarar el actual ministro de Economía, Domingo
Cavallo, y el propio ex presidente. Puede pasar, no hay que descartarlo,
confirmaron allegados al juez.
Speroni investiga desde el fuero penal económico la exportación
ilegal de 4500 toneladas de material bélico a Croacia, que se realizó
entre 1991 y 1994 a través de los buques Opatija, Senj,
Grobnick, Ledenice y KRK, todos pertenecientes
a la empresa naviera Croatia Lines. Esa operación violó
el embargo de las Naciones Unidas y los reglamentos del Código
Aduanero, que en su artículo 867 castiga con una pena de 4 a 12
años de prisión el contrabando de elementos nucleares
explosivos, agresivos químicos o materiales afines, armas, municiones
o materiales que fueren considerados de guerra y pudieren afectar la seguridad
común.
La citación a Erman demuestra que el magistrado del fuero penal
económico ha decidido avanzar sobre la situación legal de
los ex funcionarios más cercanos a Menem. Estos podrían
quedar detenidos como ya lo está Emir (en otra causa del mismo
escándalo) si se comprueba su responsabilidad en el contrabando
calificado de armas y pólvora, un delito no excarcelable.
En el caso de Erman, amigo del ex presidente y funcionario múltiple
que pasó por las carteras de Economía, Defensa y Trabajo,
no será ésta la primera vez que declare en el juzgado de
Speroni. Su situación es complicada porque en 1991, cuando aún
estaba en funciones en la cartera de Defensa, firmó los decretos
1697 y 2283 que autorizaron una maniobra que bajo el paraguas de
una supuesta exportación de material bélico a Panamá
permitió que llegaran a los Balcanes toneladas de pertrechos militares.
Cuando aún era ministro, Erman fue citado bajo el artículo
73 del Código de Procedimientos Penales, que permite a todo imputado
hacer una aclaración por escrito. Luego, en junio de 1999, cuando
ya no estaba en el Gobierno, se presentó ante el mismo juez y descartó
haber participado en la maniobra.
En esta causa, Speroni primero centró la investigación en
el contrabando de 238 toneladas de pólvora de Buenos Aires a Zagreb,
concretado entre agosto y noviembre de 1993 sin que apareciera ninguna
constancia en los decretos secretos 1697/91, 2283/91, y 103/95. Por eso,
en octubre de 1998 convocó a Luis Sarlenga a dar explicaciones
sobre el destino del explosivo: el ex titular de Fabricaciones Militares
(FM) declaró que había sido incinerado en una instalación
militar de Pilar. Sin embargo, fuentes allegadas al juzgado descubrieron
que los croatas habían utilizado la pólvora en los cañones
argentinos Citter, procedentes de Río Tercero. En el mismo expediente
se ordenó la captura del general Angel Vicario, ex director de
Ventas de FM.
En marzo de 1999, Speroni agregó a la causa, además de las
pesquisas sobre la pólvora, la investigación sobre el armamento.
El juez puso la lupa sobre cinco embarques de municiones y armas que fueron
vendidos a Croacia y transportados en 273 containers. Por eso interrogó
a dos jefes de la planta cordobesa, Omar Gaviglio, de la División
Mecánica, y Luis Suzza, director de Producción. Más
de dos años después, parece haber llegado el turno de las
figuras importantes, como Erman, y el camino puede terminar en el ex presidente.
OPINION
Por José Pablo Feinmann
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Una foto del señor
Yoma
En 1999 el señor Yoma ya se vio implicado seriamente en
esta oscura, sórdida, multimillonaria cuestión del
tráfico de armas. Decidió, sin más, ir a la
Casa Rosada, entrar por la puerta principal y atravesar el imponente
hall con paso férreo, inapelable. Todos los diarios publicaron
esa fotografía. Muchos, en primera página. Recuerdo
haberla mirado largamente. Haber pensado (con el recuerdo de Cabezas
más fresco que ahora en la sociedad) cuánto revela,
cuánto expresa una foto. Recuerdo haber escrito un breve
texto sobre esa foto. Un texto que se limitaba a describirla, a
decir todo lo que esa foto decía con sólo mirarla,
con sólo ver cómo el señor Yoma entraba en
la residencia del Poder y preguntarse por qué entraba así,
qué lo hacía sentir tan seguro, tan, en suma, impune.
El texto es el que se extiende a continuación y acaso contribuya
a arrojar una luz (lateral o no) sobre ciertos acontecimientos del
presente en cuyo turbio centro late una vez más la presencia
del señor Yoma, un Cuñadísimo de hoy. Dice
así:
El hombre se llama Emir Yoma y entra en la Casa de Gobierno. La
foto lo sorprende cuando ya ha entrado. Ahí está:
atraviesa el Salón de los Bustos. Los próceres lo
miran. El no mira a los próceres. Está muy apurado.
Su pierna derecha está ostentosamente extendida. Los pasos
de Emir Yoma son largos. Alguien que da esos pasos sabe con claridad
adónde va y se siente con derecho a caminar por donde camina.
Hasta es posible oír el ruido que hacen sus negros, brillosos
zapatos sobre el mármol. Como si desfilara. El ruido de sus
zapatos es el de sus tambores de batalla.
Camina por sobre ese piso de mármol que reluce y exhibe rombos
negros y blancos, que se conectan por sus puntas. Si miramos con
atención podremos ver que un zapato del señor Yoma
pisa una de las juntas de los rombos. Eso que jamás hacía
Jack Nicholson en Mejor... imposible. El señor Yoma no es
un neurótico obsesivo. No le importa pisar las juntas de
las baldosas. Un tipo que te entra así a la Casa de Gobierno,
con furia y taconeando, no se va a preocupar por las juntas de las
baldosas; no va a pensar, sufriendo, que su suerte depende de esa
nadería. Pisa las juntas, extiende bien sus piernas, afirma
sus zapatos. Total, quién lo para. Su suerte no depende de
pisar o no pisar las juntas como cualquier neurótico obsesivo
suele creer de la suya. La suerte del señor Yoma depende
de cosas mucho más importantes. Lo espera el ministro del
Interior. Pero es probable que esto sea un simulacro. Es probable
que quien lo espere sea el mismísimo presidente de la República.
No en vano el señor Yoma entró en la Rosada por la
misma puerta de los ministros y el Presidente. La puerta de los
poderosos. De los grandes. De los impunes, ya que el poder y la
grandeza, en la Argentina de hoy, sirven para la impunidad.
Una antigua secretaria del señor Yoma, que tiene nombre de
peregrinación, Lourdes, lo ha involucrado en los negociados
de armas. Siempre que en la Argentina surge restallante un caso
de corrupción, algún pariente, amigo o ex pariente
del Presidente, está en el corazón de la trama. La
trama es una trama que se nutre de infinitas tramas y todas convergen
hacia la Casa Rosada, donde está el Presidente. No es difícil
conjeturar dónde late el corazón unificador de todas
las tramas.
Como sea, un tipo tiene que sentirse realmente poderoso para entrar
así taconeando, pisando las juntas en la Casa
Rosada. Porque no cualquiera. Sólo los que son como el hombre
de esa foto, como el señor Yoma, que entra en la Rosada como
si entrara en su casa o en su oficina. O en el bunker de sus socios.
Que habrán de recibirlo y protegerlo, porque, protegiéndolo,
se protegerán a sí mismos.
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FUBA
Y FRANJA REPUDIAN A OLIVEIRA
La mejor defensa
La Federación Universitaria
de Buenos Aires (FUBA) dio a conocer un duro comunicado de prensa sobre
el caso de los dirigentes de Franja Morada denunciados por cobrar planes
Nuevos Roles Laborales. Molestos con la defensora del Pueblo porteña,
Alicia Oliveira, quien formuló la denuncia, la FUBA negó
toda responsabilidad en el tema y repudió a la funcionaria por
haber vinculado el nombre de la Federación con las maniobras detectadas.
Remarcamos que, en relación a la responsabilidad con la que
debería actuar un funcionario público, repudiamos el accionar
de la defensora del Pueblo en mencionar a la FUBA como parte involucrada
en las irregularidades descubiertas, sin el debido cuidado en mancillar
el nombre de nuestra organización, obstaculizando así el
debido proceso que conlleva una investigación judicial de esta
índole, dice el texto firmado por el presidente de la FUBA,
Oscar Zoppi, y el vice Juan Manuel Vázquez Blanco.
El comunicado sostiene que la FUBA no tiene ninguna responsabilidad
en el otorgamiento, implementación o supervisión de los
planes Nuevos Roles Laborales y que sólo prestó sus
oficinas para los proyectos.
La regional Buenos Aires de Franja Morada se sumó al reproche,
aunque con un tono menos áspero. Este tipo de hechos en ningún
caso afecta al conjunto de nuestra de agrupación, expresó
en otro comunicado en el que considera que los denunciados deberán
dar las explicaciones correspondientes.
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